Nacho Vegas, exmiembro de Manta Ray, actuó en su ciudad natal en una cita que supuso la vuelta al escenario del conjunto gijonés.
La noche prometía. Mientras en otra sala de la ciudad actuaba Kiko Veneno, en el Casino de Asturias hacía días que se había colgado el ‘no hay entradas‘ para una velada muy especial con motivo del 20 aniversario de un bar mítico de Gijón, La Plaza. Para tamaña celebración, y ante un aforo repleto, un cartel de excepción: Nacho Vegas por un lado y Manta Ray, de regreso a los escenarios cuatro años después de su disolución. Ambos exponentes de ese movimiento que dio en llamarse ‘Xixón sound‘ y que no se sabe a ciencia cierta si existió, pero del que todos hablan alguna vez.
Nacho Vegas subió al escenario apoyado por unos músicos de altura y que elevaron la música al éxtasis. Entre las más coreadas, sonaron ‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’, ‘La Plaza de La Soledá’, una bonita versión de ‘El día que me dijiste’ de Chavela Vargas, ‘La gran broma final’ o ‘Déjame vivir con alegría’, otro momento para versionar y en el que colaboraron a los coros las Pauline en la Playa y exUndershakers, Mar y Alicia Álvarez.
Uno de los momentos más emotivos de la noche tuvo lugar cuando, al final del concierto de Vegas, éste solicitó la ayuda de Manta Ray para un emotivo ‘Santa Bárbara bendita‘, un popular tema que homenajea a la minería asturiana.
Manta Ray, a escena
Tras un pequeño parón, Manta Ray tomó el relevo y cambió las letras incisivas de Vegas por el ritmo y los toques electrónicos. Los autores de ‘Qué niño soy’, ‘Sandun’, ‘Take a look’ o ‘Sol‘ movieron los pies del respetable y también contaron con la colaboración de Nacho Vegas al final del concierto. Lo importante no fue tanto el repertorio sino la atmósfera de una noche que pecaba a priori de nostalgia pero que no fue tal; la música demostró su vigencia y los Manta Ray pusieron de relieve que el tono experimental y libre de sus trabajos sigue vivo, sin caducarse con la llegada de otros estilos u otros gustos.
Al final no quedó demostrado si el ‘Xixón sound’ fue una etiqueta inventada por algún gurú de la época, pero tampoco importó mucho. La música estaba de celebración, y la celebración estuvo a la altura. Ahora, a por otros veinte años de La Plaza.