Luis Alberto Almarza podría haber pasado por esta vida siendo un tipo más, camuflado entre el resto de paisanaje, yendo del trabajo a casa y de casa al trabajo. Pero un día escuchó un disco de Sonic Youth y su cabeza hizo “katacroker”, se colgó una guitarra de la yugular, se compró una camiseta de los Ramones y no ha parado de darnos la tabarra desde aquel día. Ahora rebautizado con el pseudónimo de Luis Brea consigue por fin que los focos de la prensa especializada se centren en él y la culpa de todo la tiene “Hipotenusa” su flamante primer LP editado por Marxophone (Nacho Vegas, Fernando Alfaro, Refree), un trabajo tan personal y tan contradictorio como él mismo.
¿Qué a que se parece? No sé… ¿Qué tipo de música es? Ainssss…pues…”modenna” ¿Influencias? Aquí me puedo explayar sin contar con él: Paco Martínez Soria, Los Pixies, Chemical Brothers, Blur, Pepe Da Rosa, Ian Brown, “Gente Joven”, Metallica….y así podríamos seguir hasta cansarnos y sorprendernos más y más, tal vez por eso yo bautizaría su música como “Post Mundial 82”, porque a partir de entonces este chico a sorbido con una pajita las 3 décadas siguientes, las ha centrifugado y las escupe tal cual le sale de sus negras gafas (importante este detalle, con él muere por fin el gafapastismo).
Y es que tras su puesta de largo el pasado 14 de febrero mucho se ha escrito sobre este músico nacido en Alcorcón, que si se mete con los Planetas, que si lo encasillamos en algo llamado “postindie”, que si le mola Julio Iglesias o María Jiménez…A mí todo eso me importa una higa, a mí lo que me gusta de Luis es su huida de las modas y su inmersión social, me explico, Brea se sumerge en el mundo que le rodea y exprime las conciencias de la gente de la manera más sencilla, poniendo un espejo delante de sus narices. No busca redimir, no al estilo de las pelis de Clint Eastwood, es más sutil, Luis lo que quiere es mostrarnos la bolita después de “guindarnos” la pasta, como haría un trilero. Y lo hace tan bien que ni siquiera te sientes humillado, se hace tan colega tuyo con sus juegos florales que después de pegártela de lo único que te entran ganas es de pasarle el brazo por los hombros. En esto es muy bueno.
Si a estas alturas no os habéis enterado de nada no os preocupéis, basta con oír 3 o 4 veces las letras de “Hipotenusa” para saber de qué estoy hablando. Pero aparte de esto, que es mucho ¿hay algo más? Mucho más, ritmos nueva oleros, arreglos ochenteros, melodías brillantes, samplers pegadizos, maquinitas….y si tenéis la suerte de acudir a uno de esos “selectos” conciertos os encontrareis de bruces algunos de sus trucos, de trilero, claro.
El disco entra fácil, con “Automáticamente” y “Escabeche” pero para mi gusto “La caída” e “Imágenes” se llevan la palma, son tan oscuras que la única manera de disfrutarlas en toda su extensión es escucharlas un domingo por la tarde en la soledad más absoluta. Pero no quiero desvelaros nada más, aunque a estas alturas ¿quién no ha escuchado todavía a Luis Brea? Para más información Facebook o pásate por el “Fotomatón Bar” y si no le encuentras, no te preocupes, algún parroquiano podrá contarte alguna historia sobre Luis…