El evento ha tenido lugar el 5, 6, 7 y 8 de julio en el Parc del Fòrum de Barcelona, contando con un cartel de más de 50 artistas
El verano no empieza hasta que llega el Cruïlla, y así lo pudieron comprobar las 76.000 personas que según los organizadores disfrutaron de buena música, comedia y artes.
Cada año el espectáculo es más diverso e inclusivo, apostando tanto por bandas emergentes locales como por grandes internacionales. Desde la explosiva Nicki Nicole, pasando por el fuego de Bomba Estéreo o los míticos The Offspring, el festival volvió a tocar todos los palos musicales posibles.
Por su parte, Iseo & Dodosound y Rodrigo Cuevas pusieron el toque de folklore del jueves, Sigur Rós el momento emotivo del viernes y Stay Homas el buen rollo de sábado.
No faltaron repetidores del año pasado como el latino por excelencia Rubén Blades o nuestro querido Leiva, que aún coincidiendo con Amaia, una de las artistas del momento, de nuevo reventó el espacio y lo impregnó de su humildad y empatía adorable, repasando temas como ‘Terriblemente cruel’, ‘La lluvia en los zapatos’ o ‘La llamada’, además de los clásicos de la época de Pereza, ‘Como lo tienes tu’, ‘Princesas’ o ‘Lady Madrid’.
Viva Suecia fue una de las bandas más esperadas del festival, que con un repertorio de lo más surtido demostraron que estos diez años que llevan tocando para el público de Barcelona, no tienen ninguna credibilidad cuando cantan eso de No hemos aprendido nada.
Nos paseamos por sus temas más bailongos además de los grandes éxitos de toda su discografía, acompañado de confeti, serpentinas y un saxo espectacular que le puso el toque carismático a canciones como ‘La voz del presidente’, ‘El rey desnudo’ o el cierre del espectáculo con versiones tecno y electrónicas de temas noventeros.
Visiblemente emocionado, el vocalista Rafa Val anunció un concierto especial en el Sant Jordi Club el próximo 9 de febrero, donde avanzó que lo veríamos llorar como un crío, pero mientras aprovechó para lanzarse al foso y acabar metido en el meollo del público mientras cantaba ‘Hemos ganado tiempo’.
Los catalanes Sidonie nos dejaron fa-fa-fascinados con un directo ubicado en un espacio que les quedaba pequeño. Aunque el viernes de Cruïlla fuera el día que contaba con mayor multitud, el escenario más apartado y estrecho no era el lugar que la banda (y su público) se merecía.
Como no podía ser de otro modo, no faltaron los imprescindibles de los más de 25 años de la banda, como ‘El incendio’, ‘Nuestro baile del viernes’ o ‘Carreteras infinitas’, así como el salto colofón de Marc Ros para alegrar ‘Un día de mierda’, en el que iba paseándose entre el público a hombros y se abrazaba con otros fans que también circulaban como él por la multitud.
No faltó un brindis alegando a la libertad y el disfrute en ‘Por ti’, así como la oda a su querido rincón del Empordà ‘Portlligat’ y el estreno de su último single ‘Cedé’, que formará parte del próximo disco del peor grupo del mundo, y está planificado que vea la luz en octubre. También aprovecharon para anunciar el bolo de sala que tienen programado para el 27 de enero en la Razzmatazz.
Franz Ferdinand fue uno de los platos principales de todo el festival pero también uno de los espectáculos más asfixiantes por el gentío que se acumuló porque no quería perderse el concierto de los míticos escoceses, y saltamos todos al unísono como si nos fuera la vida en grandes temas como ‘Do you want to’ o ‘Take me out’.
No pudieron elegir mejores anfitriones para cerrar la jornada más multitudinaria que los Ladilla Rusa. Víctor y Tania, después de agradecer a The Offspring por hacerles de teloneros, pusieron el broche de oro con ‘Todos los días lo mismo’, su rumba oda a la clase obrera, la apología a beber gazpacho de Belén Esteban ‘Bebo (de bar en peor)’, el tema pandémico sobre la distancia social ‘A un metro y medio de ti’ o la casi eurovisiva ‘After Party’.
Sacaron toda la artillería y millones de cambios de vestuario, hábito incluido para repasar la memoria de Lina Morgan y Whitney Houston en ‘Criando Malvas’, o los indispensables ‘Macaulay Culkin’ y la transformación de Jose Mari a Mariví en ‘Kitt y los coches del pasado’.
El sábado empezaba con Mourn y Suu, como muestra de las voces más jóvenes pero consolidadas del panorama nacional.
Uno de los conciertos más esperados del festival fue la reaparición de los mallorquines Antònia Font. Acompañados del atardecer, o como ellos dirían «s’horabaixa», aprovecharon para presentar temas de su último álbum Un minut estroboscòpica y demostrar que, tras una década de silencio, todavía ‘Me sobren paraules’ y energía para seguir cantando a pleno pulmón ‘Alegría’, ‘Wa yeah’ o ‘Calgary 88’.
Las versiones electrónicas de Parov Stelar anunciaban un épico fin de fiesta en mayúsculas, que estaría acompañado por otros grandes como Moderat o Carlangas, para dar fin a otro julio de purpurina, sudor, brilli-brilli y camisas coloridas.
Seguimos de resaca emocional, pero el festival nos ha traído algo mejor que ibuprofeno y macarrones con tomate para combatir el duelo: saber que del 11 al 13 de julio de 2024 la saga continúa.
Sònia
Redacción