La cinematografía de Wes Anderson a través de su incuestionable selección musical
Me arriesgo a decir sin temor a equivocarme que todo el mundo en esta sala conoce a Wes Anderson. Cineasta contemporáneo con un universo muy particular, inventor de historias marcadas por la disfuncionalidad de sus personajes (alguna estrambótica), su cine es reconocible: travellings como recurso narrativo, voz en off, pocos pero escogidos planos cenitales, planos fijos con encuadres simétricos bellísimos, primeros planos con diálogos escasos y de tono intelectual, fotografía retro con una paleta de colores irritantemente perfecta… y una banda sonora que nunca defrauda a los que, como Wes, estamos anclados en otra época.
Anderson no oculta su gusto cinematográfico por la Nouvelle Vague o el cine de Kubrick, ni literario por J.D. Salinger, ni musical por The Kinks o Jarvis Cocker entre otros artistas que encajan como anillo al dedo en su visión del mundo.
Sus once largometrajes vivos hasta ahora pueden presumir de tener un repertorio de canciones que completan el trabajo puesto al servicio de la cámara y que crean una atmósfera imperecedera atrapada en esos minutos de metraje a los que podemos volver una y otra vez en la sala de cine o en el sofá de casa.
Wes Anderson es de aquellos cineastas tocados por la gracia, pues en nuestras retinas quedarán para siempre la imagen de Gwyneth Paltrow saliendo del Green Line bus mientras Nico canta ‘These Days’, o el baile en una playa desierta de dos adolescentes mientras suena ‘Le Temps de l’Amour’ de Françoise Hardy, por nombrar solamente dos ejemplos. Porque el cine de Wes Anderson está lleno de momentos icónicos y meta referenciales.
Tras el estreno de ‘Asteroid City’, la última de sus películas y apuro a decir que es la más autocomplaciente de este amante del metacine, es buen momento para decir por qué la música juega un papel esencial en (su) el cine.
Para su ópera prima ‘Bottle Rocket’, nuestro director indie no se lo pensó dos veces e incluyó la canción ‘2000 Man’ de The Rolling Stones. Un plato fuerte sin duda en esta historia sobre tres amigos algo torpes que no saben hacia dónde dirigir sus vidas. La secuencia: la persecución sin final feliz de un Owen Wilson superado por los acontecimientos.
En ‘Academia Rushmore’ Max Fisher, interpretado por uno de los actores recurrentes en el cine de Anderson de apellido impronunciable Jason Schwartzman, comparte varias cualidades con el joven Holden Caultfield. El protagonista de ‘El Guardián entre el Centeno’ y Max son jóvenes adolescentes blancos e inteligentes que obtienen malas calificaciones en el instituto, usan sombreros rojos y lidian con la muerte de un familiar muy allegado, presumen ser adultos en numerosos aspectos, incluido pedir (y obtener) licor en las tiendas de ultramarinos, y forjan amistades con personas que les doblan la edad o más, pero tienen dificultades para crear vínculos similares con sus compañeros.
Es la primera referencia hacia Salinger de su filmografía. Para mostrarnos la relación que Fisher tiene con su profesora Miss Cross, ‘Here Comes my Baby’ de Cat Stevens es la elegida. En esta banda sonora también hay sitio para The Kinks, John Lennon, The Who, o Faces. Casi nada para ser su segundo largo.
Si tuviese que hacer un ranking, ‘The Royal Tenenbaums’ estaría en el top tres, es mi segunda película favorita de él. ¿Por dónde empezar? Es uno de los mejores ejemplos para definir el cine del texano. Esta historia de una familia desestructurada de padres separados y tres hijos superdotados, cada uno con sus particularidades en plenas crisis existenciales, emociona tanto por la historia en sí como por el ejercicio estilístico tanto en la fotografía de filtro vintage saturado a dosis altas de Robert Yeoman como en el vestuario de Karen Patch que hoy muchos hipsters imitan en su armario.
El título del film, una vez más mr. Salinger es utilizado como recurso, es muy parecido fonéticamente al de Tannenbaum, apellido que adoptó al casarse la hija mayor de la familia Glass (personajes inventados por Salinger para sus novelas ‘Franny & Zooey’ y ‘Levantad, Carpinteros, la Viga del Tejado’ aunque algunos aparecen en más de un relato del escritor neoyorquino) inequívocamente interpretada en la película por el personaje de Angélica Houston.
En la parte musical hay bastante miga, Nico pone su voz en uno de los momentos para el recuerdo del film: cuando Margot Tenenbaum hace la icónica bajada del autobús de la Línea Verde; y Los Ramones aparecen con ‘Judy Is a Punk’ cuando conocemos el pasado rebelde de Margot, pero Anderson no se deja nada en la nevera, Elliot Smith, Nick Drake, The Clash, Bob Dylan o The Velvet Underground también han sido llamados a esta fiesta.
‘The Life Aquatic with Steve Zissou’ es una rocambolesca historia donde se mezclan personajes dispares con un mismo nexo en común: Zissou. Destaco la elección del tema de Sigur Ros pero David Bowie y su colega Iggy Pop también aparecen en un adecuado timing. Los temas de Bowie elegidos son interpretetados por su autor y reinterpretados por el artista brasileño Seu George.
¡Aviso spoiler! en el siguiente clip si no has visto la película. Desde luego esta escena en la que ‘Life on Mars?’ adquiere un significado nuevo, es irrepetible y sólo podía haber salido de la cabeza de Anderson.
Después de este momento emotivo, seguimos. Wes Anderson nunca deja de hablar en sus películas de la disfuncionalidad familiar, en ‘Viaje Darjeeling’, además, se adentra en la temática religiosa. Estos tres hermanos que tienen serios problemas por resolver recorren la India en busca de respuestas, alguna vez incluso abrazando la espiritualidad que ofrece el país. The Kinks son protagonistas en esta banda sonora con nada más que tres de sus temas incluidos en ‘Lola versus Powerman and the Moneygoround, Part One’.
Parece que ‘This Time Tomorrow’ estaba escrita para esta escena que abre la película. Wes siempre acierta. Repiten también sus Satánicas Majestades con ‘Play with Fire’.
Para ponernos en situación realizó el cortometraje ‘Hotel Chevalier’, de obligado visionado para entender el leitmotiv de uno de los personajes donde destaca la canción ‘Les Champs-Élyssés’ de Mike Wilsh.
La primera incursión en stop motion, la mejor película subjetivamente hablando que el señor Anderson tiene en su haber, es la historia de este zorro con alma de ladrón y con un sentido familiar férreo que no tiene miedo a enfrentarse a lo que haga falta con tal de proteger lo suyo. Roald Dahl inspira la historia de ‘Fantastic Mr Fox’ y la música reincide en temas de Jarvis Cocker, The Rolling Stones, The Beach Boys e incluye por vez primera a Art Tatum.
De 2012 a 2018, el cine de Wes Anderson denota una nueva calidad en la prducción del resultado final. ‘Moonrise Kingdom’ es la pequeña joya dentro de su universo donde la obsesión por los planos simétricos raya lo enfermizo. Quienes la hemos visto en cine la hemos gozado de lo lindo. Vivir el primer amor de verano y que te den tu primer beso mientras suena Françoise Hardy no tiene precio. Todo aquí es bonito y nostálgico, y la banda sonora no podía bajar de ese nivel.
Para ‘Gran Hotel Budapest’ e ‘Isla de Perros’, Anderson recurrió a temas instrumentales confiando ambas bandas sonoras a su socio Alexandre Desplat. El resultado fue un Oscar por la historia del conserje de aquel hotel situado en un lugar casi imposible que tiene que lidiar con los que le acusan de asesinato y una nominación a los Oscars para ‘Isla de Perros’, también facturada en stop motion donde tienen cabida algunas canciones pertenecientes a películas del cine clásico japonés del director Akira Kurosawa.
La penúltima de sus maravillas es un homenaje al periodismo. ‘La Crónica Francesa’ es un periódico que pone fin a su trayectoria cuando su editor muere repentinamente. Para su adiós se escogen tres noticias ya publicadas anteriormente con las que hacer un digno cierre. Estando situada la acción en un ficticio pueblo francés no es de extrañar que en la banda sonora aparezca una de las musas de la Nouvelle Vague, Chantal Goya con su canción ‘Tu M’as Trop Menti’ originalmente en la banda sonora de ‘Masculin Feminin’, el querido Charles Aznavour, o Jarvis Cocker (de nuevo) cantando en francés este temón como es ‘Aline’ con Timothée Chamalet en escena.
En ‘Asteroid City’ el cineasta vintage ha traído los entresijos del western a su realidad ficcionada. Ha querido darle tanto realismo que se fue hasta los campos de cultivo de Chinchón para montar la maqueta de esta ciudad ficticia del oeste americano. La banda sonora no puede ser otra que temas donde el country es el rey: Slim Whitman, Bing Crosby, Burl Ives, Tex Ritter, Tennessee Ernie Ford, Johnny Duncan o Eddy Arnold. Jarvis, el bueno de Jarvis Cocker mete mano aquí también con dos temas propios ‘You Can’t Wake Up If You Don’t Fall Asleep’ y `Dear Alien (Who Art In Heaven)’ junto a Wes Anderson, sí, sí, leíste bien, no se le da mal nada a este hombre.
Si es verdad que el cine de Wes Anderson es muy peculiar lleno de idiosincrasias pero llega un momento, una película en concreto, para cada uno la suya, en la que haces el clic y encajas en su cine como al juntar dos piezas de lego. Su forma de entender el cine va de la mano de la música, es un autor que dice a veces incluso más con una canción que con diálogos, sólo hay que estar atentos a lo que nos quiere decir y abrir bien los oídos.
Lorena M.
Redacción