El músico y compositor responsable de las bandas sonoras de Kusturica fue protagonista de una de las Noches del Botánico

Las Noches del Botánico, ese ciclo anual de conciertos en el que es difícil encontrar una propuesta que no encaje con tus gustos personales, se disfrutan también en las últimas horas de la tarde dada la comodidad del recinto y el idílico paraje en el que se celebra.

Eso estábamos haciendo muchos de los que anoche asistíamos con la intención de ver al renombrado músico y compositor Goran Bregović (sí, el de las bandas sonoras de Kusturica). Mientras amenizábamos la espera con una cervecita y charlando en las áreas de recreo, en los altavoces que se distribuyen por todo el espacio (una idea brillante, por cierto) empezaron a sonar las notas del grupo que abría la velada: los italianos Nu Genea.

El dúo, que mezcla funk, jazz, electrónica e, incluso rock clásico progresivo, regala melodías adictivas que nos atrajeron hasta el escenario en una feliz decisión que nos permitió disfrutar y bailar por un largo rato de un grupo que, aunque alguno como quien esto escribe descubriera ayer, llevan ya 3 discos y unos años de trayectoria. Es uno de esos grupos capaces de animar un funeral.

Tras un descanso de apenas media hora, salía a escena el músico de Sarajevo y teórico protagonista de la noche, que también fusiona diversos estilos musicales, si bien centrado en otros más tradicionales.

La relación de Goran Bregović con la música se forjó desde temprana edad, siendo capaz muy pronto de tocar bajo, guitarra y violín. Antes de adentrarse en el mundo de las bandas sonoras y alcanzar la fama mundial, fue el principal compositor de Bijelo Dugme, una banda de hard rock influida por Led Zeppelin y Black Sabbath, que se convirtió en una de las más populares de la antigua Yugoslavia.

En cuanto a su carrera musical en solitario, su enfoque principal ha sido la difusión y el desarrollo de las raíces musicales de su tierra de origen a través de su propia banda. Bregović fusiona la música clásica europea, la música folklórica del este de Europa y las armonías polifónicas de las bandas de vientos balcánicas, tal y como se puede escuchar en la actual gira.

Con Goran en el escenario, uno tiene la sensación de asistir a una boda en la que el banquete pasa a un segundo plano. La viveza de sus ritmos y la alegría que transmiten contagian al público, que baila y salta sin cesar. Apenas algún descanso para dirigirse amablemente al auditorio en inglés con acento del este.

Tras unos 75 minutos de actuación agradece los esfuerzos de los asistentes por tararear las canciones pese a que el idioma original lo dificulta (y eso que alguna suena en castellano fruto de su colaboración con Gipsy King, como él mismo nos advierte) y se lleva la mano al corazón antes de anunciar los bises: el primero, una bella versión del “Bella Ciao”, ahora tan popular gracias a “La Casa de Papel”, que el público intenta corear aunque pronto se demuestra que el conocimiento de la letra, más allá de su título, no está tan extendido…

Se despide con “Kalashnikov”, advirtiendo de la intención irónica del título, pero a la audiencia no le importa, bailándolo y celebrándolo, sabiendo es el último de la noche.

Con más de tres décadas de trayectoria musical, Goran Bregović ha dejado una huella imborrable en la escena musical global. Su habilidad para fusionar estilos musicales y su dedicación a las raíces balcánicas trasciende las fronteras. La gira actual demuestra la singular importancia de Bregović dentro del panorama musical, deleitando a los asistentes con talento y pasión.

 

 

Noticias relacionadas:

Iván Ferreiro en las Noches del Botánico 2023

 

Yago Hernández

Yago Hernández

Redacción