El Festival Ressons, organizado por Cruïlla, presentó un cartel de más de 30 artistas repartidos en 20 bodegas y espacios emblemáticos del Penedès
Este año Cruïlla, además del festival anual que tendrá lugar en julio en el Fòrum de Barcelona, ha apostado por la descentralización y ha conquistado la Terra Alta y el Penedès, zonas conocidas por su riqueza vinícola.
Un fin de semana en el que se juntó el vino y la música, con un cartel variado que iba desde artistas locales como Roger Mas, Joan Miquel Oliver o Ginestà a otros de alcance nacional como Amaia, Muchachito o Soleá Morente.
El viernes nos pasamos por las cavas Elyssia de Freixenet, donde el pueblo quedó colapsado y no pudo gestionar la avalancha de público que iba a los conciertos.
Joan Dausà abrió el evento justo el día que presentaba un muy esperado videoclip de ‘Judit’, la canción continuación del éxito ‘Jo mai mai’, dirigido por Lyona. Entre viñedos repasamos la cronología y los grandes éxitos de sus últimos 10 años de carrera, como ‘També sóc jo’, ‘Caure no feia mal’ o ‘Una altra manera de viure’, la canción del anuncio de Estrella Damm sobre la concienciación sobre el medio ambiente, en la que el grupo pensó que podría hacer alguna canción animada, pero los eligieron para componer un tema con el estilo triste por el que Dausà es conocido. De todos modos, no faltaron temas animados que nos hicieron bailar y que van en línea con la espontaneidad, cercanía y simpatía del cantante, como ‘La gran eufòria’, ‘Tot anirà bé’, ‘Ho tenim tot’ o ‘Queda’t així’, la canción que lanzaron el verano pasado.
Els Catarres implantaron el modo fiesta mayor, encadenando canciones en un espacio que no les resultaba nuevo. Un concierto familiar donde los más peques ocupaban las primeras filas y bailaban al son de trombón, guitarras y teclados temas como ‘En peu de guerra’, ‘Tintin’, ‘Cançons d’amor’, ‘Perfectes’, ‘Martina’ o ‘Diamants’, dedicada a los hijos, que “son los diamantes de su vida”, confesaba el cantante de la banda.
El sábado nos pasamos por los viñedos de Oriol Rossell, bajo un sol de justicia y en un jardín muy agradable, con barricas a modo de mesas altas, en el que Mishima dio un concierto íntimo, perfecto para degustar tanto las canciones como los vinos y cavas de la casa. Faltaron algunos de los miembros del grupo, pero además del pavo de la casa que aportaba algún cántico bastante bien entonado, los músicos se armaron con varios instrumentos, desde contrabajo a los platillos, el xilófono o el cajón, y defendieron con creces el repertorio.
Canciones tanto de su último trabajo, L’aigua clara, que contiene versiones como ‘El llibre de l’amor’ o ‘Ens crèiem únics’, y no faltaron temazos de la banda como ‘Un tros de fang’, ‘Cert, clar i breu’, ‘Qui n’ha begut’ o ‘Guspira, estel o carícia’, canción compuesta como encargo para un programa de televisión, que además es el nombre que Mishima puso al cava elaborado en colaboración con la bodega donde estábamos disfrutando del directo.
El público colaboró con palmas y algún cántico tímido, ante una propuesta especial preparada con cariño, que también incluyó temas que no están tocando últimamente, como ‘Jimi’, la canción del perro que adoptó David Carabén con su pareja, o ‘Mia Khalifa’, que anunciaron la salida de su videoclip en breves.
Por la noche nos subimos a los autobuses lanzadera que preparó el festival que nos llevaban al espacio de Vallformosa, donde esperábamos a Iván Ferreiro, sin duda uno de los cabeza de cartel más potente del festival, pero ni él ni el mítico grupo catalán Els Pets pudieron tocar dado que las instalaciones no estaban preparadas para la poco intensa pero insistente lluvia que nos acompañó. De todos modos, el agua no asustó a la Sidral Brass Band, que alegró el panorama y animó a un público entregado que permaneció a su alrededor iluminándolos hasta cuando se fue la luz.
El domingo fue un domingo trampa porque al día siguiente teníamos un domingo extra, como bromeó Delafé, que puso hilo musical a la hora de vermut en el espacio Cal Figarot de Vilafranca del Penedès, que es donde los castellers ensayan y preparan los monumentos humanos, patrimonio y actividad cultural icónica en la zona.
En un ambiente muy familiar, entre patatillas y copichuelas, Oscar d’Aniello y Andrea Mir, con un teclado, un cajón y algún que otro instrumento de percusión, nos trajeron un espectáculo Delafé íntimo y muy pausado, con menos movimiento del que estamos acostumbrados, unas letras muy masticadas y unas canicas cargadas de energía para combatir los momentos reguleros.
Empezó con ‘Días y días’ pero Oscar paró la canción para cambiar un día de mierda por un día de perlas, al darse cuenta del gran público infantil que correteaba por ahí. No faltó la oda a la nostalgia de ‘Mix tape’ y la historia ficticia detrás del tema que todos nos creímos, el homenaje su mujer ‘Patria mía’, la tríada marinera ‘Mar el poder del mar’, ‘Enero en la playa’ y ‘La gran ola’, ‘Lo más bonito de mundo’, ‘El indio’ seguido de ‘La primavera’ o un ‘Espíritu santo’, esta vez sí, con coreografía muy Delafé.
Sònia
Redacción