Los dos artistas emergentes pisaron fuerte el escenario madrileño
Aeronave Adolescente, originario de Culleredo (A Coruña) y Andrea Podadera, a.k.a. Animadora, malagueña pero afincada en Madrid unieron sus fuerzas el pasado jueves 27 de abril en la céntrica sala de conciertos Vesta de la capital. Presentaban ambos sus nuevos trabajos, ella su EP ‘Las Corrientes’ y él su LP ‘Sempre Está Chovendo Na Beira Do Mar’, sendos de este año 2023.
Los más de 30 grados que tenía Madrid fueron propicios para entrar en una sala con aire acondicionado que agradeces, saludar a conocidos que han coincidido en el mismo sitio y a la misma hora que tú y a los que hacía tiempo que no veías (gratas sorpresas que te deparan las noches madrileñas) y hacer tiempo mientras esperas a que de comienzo una noche que promete.
En apenas 30 minutos Animadora materializó uno a uno los cortes de ‘Las Corrientes‘. La producción y masterización a cargo de Álvaro Sierra en Grabaciones en la Montaña, llena de capas y distorsión se apoya (sobre todo) en una batería y guitarra contundentes que dan una nueva visión, más poética si cabe, a esa mezcla a menudo caótica que resulta en unas atmósferas residentes entre lo naif y lo visceral de la propuesta de la malagueña.
El EP, uno de los debut más evocadores de los últimos años en la escena indie, logra tener su versión directo alcanzando nuevos niveles para poder seguir disfrutando de los temas desde otra perspectiva.
La voz de Andrea brilló desde su lugar hierático sobre el escenario. Se sintió su dominio en el formato sala, donde llevó a su terreno a un público tímido y despistado al principio para terminar metiéndose en el revoltijo de ruido y pensamiento de ‘Las Corrientes’.
Estaremos atentos a que su nombre aparezca en el cartel de alguno de los múltiples festivales que nos dan cita cada año y a nuevas fechas de gira en salas (quién sabe, igual puede ser en las que tengan aforo menos limitado) para volver a sentir la experiencia inmersiva de su música.
Después de un impás en el que algunos aprovecharon a echar un piti, otros a realizar una llamada de última hora o incluso pedirse otra copa, las luces del escenario se volvieron a encender. Semejaban aquellas propias de una nave interespacial que planea unos segundos para poder aterrizar en el sitio correcto. Una voz en off nos daba la bienvenida a lo que estábamos a punto de ser cómplices: el espectáculo sobradísimo de la naturalidad y desparpajo que desprende Dani Valcárcel, la persona que está al mando de la nave.
Porque no es una propuesta que se suela ver, o al menos quien escribe no está acostumbrada. Vivir un concierto de Aeronave Adolescente es abrocharte el cinturón confiando siempre en el piloto porque sabes que el viaje está al servicio de destellos de sintetizadores, máquinas de ritmos y paisajes sonoros galácticos donde no te da tiempo a parpadear.
La puesta en escena fue sobria. Los instrumentos estaban encapsulados en un portátil y Valcárcel rodeado de una maraña de cables que le dejaban el suficiente espacio para explayar su contenida energía, o incluso desplomarse sobre el suelo (momento que fue inmortalizado en redes).
Seis de las nueve canciones que escogió para deleite del público pertenecen a su LP en formato cassette, que bien podría considerarse el convertirse dentro de unos años en álbum de culto patrio. Lo que ofrece en el disco lo da en directo multiplicado por mil: la aeronave despega con rumbo definido.
Primera parada: ‘Nuevas Versiones’, viaje en el tiempo a 2020, canción rescatada del EP ‘El Mirador de la Ría de Burgo y Otros Puntos de Inspiración’ con notas sosegadas que van in crescendo para que vayamos aclimatándonos y después romperlo con la rebeldía de ‘Héroes, Disco ,Perfil’, la soberbia ‘Carrera Hacia el Sol’, y el temazo que es ‘Servicio de Organización’ en el que explota todo haciendo que el público rompa a bailar.
Aeronave Adolescente ha conseguido su trabajo más elaborado hasta la fecha. Para atar toda la variedad sonora entran en acción letras abstractas y poéticas sobre la angustia juvenil, como nos relató en esta entrevista hablando de ‘Campus Muerte’, la siguiente en aparecer en escena, que fue protagonista del disfrute sobre el escenario del gallego, quien dejó a un lado sus gafas y enloqueció con movimientos y bailes espasmódicos y arrítmicos verdaderamente contagiosos,¡daban ganas de subir, compartir escenario y competir en movimientos con él!
Tiempo de interludio para afinar guitarra y continuar el viaje. ‘Pegadas No Pavimento’ y ‘Diálogo Uno’ relajaron el ambiente para llegar al eclipse de la velada, cuando nos preguntó si nos estaba gustando su directo, que arrancó con ‘La Ayuda está en Camino’ y ‘Ninguna Respuesta Concedida’ las cuales volvieron a crear un buen rollo palpable desde las primeras filas.
Hubo tiempo para una canción más, improvisadísima pero a veces lo improvisado es lo que mejor sabor de boca deja y fue un final de fiesta muy digno.
Con todo, el ejercicio sobrenatural que Valcárcel hace ahí arriba convirtiéndose en Aeronave Adolescente es notable. Hay que pasar por la experiencia de verlo en directo al menos una vez en la vida. Y después, repetir.
Lorena M.
Redacción