Varonas

El último Sótano del ícono del underground punk juvenil

Madrid es muy grande. No me refiero al tamaño. No me refiero a su historia. No me refiero a su virtud. Madrid es muy grande porque hay mucha gente, porque es diversa, es plural. Madrid ha terminado acogiendo a todo tipo de personas; es para todo el mundo, aunque no todo el mundo sea para Madrid.

En el corazón de Malasaña hace un par de años nació un grupo que proclamaba ser la banda que necesitaba España. Una propuesta ajena al que se estaba — y, hasta cierto punto se, sigue— consolidando como el «habitual» bedroom pop y el hip hop urbano.

Antes de aquel 2020 parecíamos estar entrando en un estadio nuevo del ciclo de modas musicales. El punk, el postpunk, el rock o pop-rock parecían ser ya materia de una asignatura de historia antigua. No lo digo con pena, la música es un reflejo vivo de nuestra cultura, de nuestros intereses, el reflejo del vacío del hombre moderno. Lo que sí diré, y con entusiasmo, es que tras la vuelta a la vida moderna hubo uno confluencia de grupos y propuestas energéticas y con personalidad. Malasaña se prendía de vida.

Ha pasado ya un tiempo desde entonces. Este viernes 3 de febrero María Jesús y su Hijo lo ha vuelto a demostrar: un buen s-h-o-w es una explosión de carisma, unión con el público, buenos músicos y hostias. Sí, pero no de esas, de las de misa.

Su liturgia, cómo no, fue una mezcla frenética y continuada de temas propios y covers. Desde su “Lo que una vez te dije” (2022) hasta “Fiebre” (2021), la cover que aspira a ser el «himno de España» . Un recorrido que pasa por el 1 rock, post-punk y el pasodoble cubriendo las temáticas del amor, la fiesta, la confusión de la noche y “Madrid” (2021).

Espero que consoliden su propuesta en la memoria del underground madrileño. Por el momento nos queda esperar e ir a hacer pogos a sus conciertos.

Cara B en Santiago

Una semana después de este concierto, tuvimos la oportunidad de asistir a otro bolo de María Jesús y su Hijo en la sala Moon Music Club de Santiago de Compostela. Haciendo honor de su concepto de concierto espectáculo no faltaron la provocación ni el casticismo con bandera española y crucifijo incluidos.

Extravagancias aparte como versionar a Los Suaves con ‘Dolores se llamaba Lola’ para pocos temas después marcarse un padrenuestro (!). Performance al servicio de la transgresión que recuerda a la movida madrileña y que el tiempo dirá si se queda únicamente en la pose o es algo más.

Como ocurrió en Madrid, no faltaron los pogos ni los bailes entre un público joven. Se les ve tan cómodos sobre el escenario que no se diría que se trate de una formación tan reciente y cuya versión de ‘Fiebre’ de Bad Gyal superó las 20.000 visualizaciones en YouTube en los primeros quince días desde su publicación. Estad atentos a esta banda y abrochaos el mantón de Manila porque se vienen curvas.

Aztor Ramiro

Aztor Ramiro

Redacción

Rocío García

Rocío García

Redacción