Rufus T. Firefly

Fotografía: Iris Banegas

En medio de su gira ‘Rufus T. Firefly y el anochecer de plata’, nos paramos a hablar con Víctor Cabezuelo para hacer un repaso del momento que están viviendo

Todo el que conoce a Rufus T. Firefly sabe que su propuesta es de lo más especial. Desde su formación en 2006, y gracias a trabajos como ‘Lotus’ o ‘Magnolia’, los ribereños han acumulado una legión de fieles seguidores adictos a la personalidad de su sonido y sus directos. Con su último trabajo ‘El largo mañana’ (2021), nos enseñan la nueva faceta de una banda que está en constante desarrollo. ¿Qué se esconde detrás de uno de los grupos más valorados del momento?

Lo primero, ¿qué tal estáis? ¿Cómo va la gira? ¿En qué momento os encontráis? 

Bueno, estamos en un momento en el que vemos que hacer música de la manera que la hacemos, música un poco de banda que requiere unas necesidades técnicas y un equipo bastante grandes, se está complicando. En general a las bandas les está costando un montón girar y cada vez es más difícil. Cada vez se está complicando un poco más la cosa para la gente que no es super famosa. Pero dentro de eso pues nos sentimos bastante afortunados porque hacemos conciertos y la gente viene a vernos. Muy felices de, a pesar de la situación, poder seguir tocando y poder seguir haciendo lo que nos gusta. Así es un poco como estamos. Muy esperanzados con la gira que tenemos ahora hasta abril, que estamos un poco despidiéndonos de ‘El largo mañana’ y también con la ilusión de empezar a hacer canciones nuevas para un próximo disco.

Sí que se nota un cambio entre lo que veníais haciendo con ‘Lotus’ y ‘Magnolia’ a lo que habéis hecho en ‘El largo mañana’. Ese proceso de creación de algo nuevo, en el que las influencias han cambiado un poquito, ¿es un proceso más de búsqueda, de ir buscando esas referencias o el sonido que sabéis que queréis hacer? ¿O es más bien el sonido el que os encuentra a vosotros?

Yo creo que es un poco las dos cosas. Hay un proceso, por ejemplo en el que estamos ahora, de intentar encontrar un camino que seguir para hacer las siguientes canciones que nos emocione y nos motive, y sobre todo que sea un poco desconocido. Con «El largo mañana» pasó que de repente estábamos escuchando mucho soul de de los primeros años 70 y no sabíamos tocarlo, era una cosa muy difícil y muy ajena a nosotros. Nos dimos cuenta de que tocaban muy flojito y nosotros estábamos tocando muy fuerte, y que a lo mejor teníamos que empezar a buscar un poco esa manera de tocar, esa manera de afrontar las composiciones. Es un poco búsqueda, pero una vez que te pones a tocar, que encuentras un poco el camino, ya son las canciones las que te van diciendo “vale pues lo vas a llevar por aquí o lo vas a llevar por acá”. Porque si no habríamos hecho una especie de tributo a Marvin Gaye y ya está. Pero al final pues suena a Rufus. Es un disco muy inspirado en ese sonido y en esa manera de hacer canciones, pero que termina siendo muy reconocible por nuestra parte. Digamos que es un poco las dos cosas.

Refiriéndonos a esto de los cambios y del nuevo sonido, que suena a Rufus pero no es el Rufus al que estamos acostumbrados, habéis comentado en alguna ocasión que habéis pasado por ser muchos grupos diferentes. ¿Crees que es importante mantener unos valores de base, una continuidad a lo largo de ciertos trabajos, o es posible reinventarse completamente?

Yo creo que lo más importante es hacer lo que crees que tienes que hacer. Si tú crees a muerte en el rock clásico, lo que tienes que hacer es rock clásico. Si es lo que te gusta, lo que te emociona y el motivo por el que tocas, tienes que hacer eso. Y si lo que te emociona es ir creciendo de alguna manera como músico, o ir ampliando el espectro como músico, o probar cosas diferentes, o tener otras inquietudes, pues creo que también es lo que tienes que hacer. Para mí el error está un poco en dejar ea decisión en manos de lo que pueda decir el público. Imagínate que ACDC ahora saca un disco de música electrónica. Pus nadie entendería nada, les pondrían verdes. Pero ellos se han buscado eso, han querido hacer siempre el mismo sonido, el mismo tipo de disco, y al final son una entidad. El sonido de ACDC es suyo, es super reconocible y son ellos.

Yo defiendo que haya gente que haga ese camino, pero también defiendo otra gente como por ejemplo Radiohead, que en cada disco intenta hacer una cosa diferente, y también de alguna manera acostumbran a sus oyentes a que eso va a cambiar, a que no se van a poder sujetar a algo. Que si quieren escuchar canciones del ‘Pablo Honey’ o cosas así, pues ahí está ese disco, pero no van a volver a hacer discos así. Por eso creo que las dos vertientes son super válidas, y a mí me parece que lo importante es ser honesto con uno mismo y elegir el camino que quiere elegir.

¿Y en qué camino estáis ahora vosotros?

Nosotros tenemos el lado de la inquietud bastante desarrollado desde siempre (risas), es como que siempre nos ha apetecido mucho innovar. Digamos que más que apetecernos innovar, lo que nos pasa es que nos aburrimos mucho de nosotros mismos. Cuando hemos encontrado una manera de hacer las cosas y hemos estado mucho tiempo tocándola nos cansamos, y ya es como “joder otra vez lo mismo no, vamos intentar hacer otra cosa”. Necesitamos una motivación extra siempre a la hora de componer. Por ahí un poco nos viene. Más que por un afán de búsqueda, es un poco la cosa de que no nos queremos aburrir tocando.

«Creo que es una música que necesita escuchas y necesitas entenderlo y estar de un momento determinado»

Hablabas antes de que puede existir cierta preocupación en cuanto a lo que el público pueda decir según tomes un camino u otro. Has dicho también que lo importante es hacer lo que uno cree. En vuestra música, considero que hay muchas referencias de todo tipo: literarias, musicales, cinematográficas… Y también utilizáis unas estructuras musicales que no son de lo más “estándar”. No sé si alguna vez os habéis planteado que quizás vuestra música no es para todos los públicos, o incluso que se puede no llegar a entender. Y si, aparte de planteároslo, alguna vez os ha preocupado.

Sí, lo tenemos clarísimo. Ya partimos desde una música bastante minoritaria. Y dentro de lo minoritario, estamos un poco dentro de lo especial (risas). Entonces sí, sabemos que no es música que pueda gustar a todo el mundo y menos a la primera, creo que es una música que necesita escuchas y necesitas entenderlo y estar de un momento determinado para escucharla. No somos un grupo que por ejemplo vayas a ver en un festival por primera vez y ya vayas a decir “este es el grupo de mi vida”. Para nada. Puede que te llame la atención, porque es verdad que tocamos de una manera un poco peculiar y a lo mejor por ahí puedes decir: “ah, pues me lo voy a escuchar más”.

Lo que sí que notamos es que la gente que entra se queda. Eso es algo que tenemos bastante claro. La gente que ha conectado un poco con nuestro mensaje y con nuestra manera de decirlo, pues digamos que nos tiene mucho cariño. Siempre habla muy bien de nosotros y nos sigue y nos apoya, y como te decía antes pues vamos a tocar a una ciudad y vienen a vernos. Es muy bonito y no sé, solo podemos agradecer las cosas porque estamos haciendo lo que queremos. Siempre hemos hecho lo que hemos querido y la gente responde, el mensaje llega. Estamos muy felices.

En esta gira en la que estáis inmersos el público ya ha podido escuchar ese disco y no es un primer acercamiento, no es como cuando presentasteis el disco sin haberlo publicado antes. La gente ya ha tenido tiempo de pararse a desgranar ese nuevo sonido. ¿Ha cambiado la forma de interactuar con el público de cuando tocabais las canciones de nuevo disco sin haberlo presentado a ahora?

Claro, es muy diferente. Las dos cosas son muy bonitas. En la primera estaban un poco por nuestra parte los nervios y la emoción de enseñar algo nuevo. Por parte del público notábamos la expectación de “a ver qué van a hacer”, de no haber escuchado a nada y de repente que empezáramos a tocar y dijeran “wow, qué movida es esta”. Al principio siempre había un poco de “no sé lo que acaba de pasar” (risas) en la gente que venía a vernos, pero luego todo el mundo que vino a vernos a los conciertos primeros como que de alguna manera al escuchar el disco lo entendió todo. Y ahora están repitiendo también, quieren volver a ver el directo después de haber vivido esa experiencia.

Me parece algo muy bonito, porque ahora ya te sabes las canciones, sabes lo que va a pasar, sabes un poco por dónde van a ir los tiros y ya estás preparado. Pero, de alguna manera, creo que también se acuerdan de ese momento en el que no lo sabían y estaban ahí pendientes por primera vez. Para nosotros ya te digo que es algo super bonito lo de enseñar las canciones en directo, de verdad. Es como de repente hacer una canción e invitar unos colegas al local y en plan “a ver si os gusta”, “mira, mira lo que va a pasar aquí”. Pues esa es un poco la sensación que teníamos cuando tocábamos las canciones por primera vez.

Pasando un poco de lo que siente el público a lo que sentís vosotros: Habéis tenido un gran crecimiento en los últimos años. Fuisteis un boom. Imagino que eso conlleva algunas preocupaciones derivadas de esa “fama”, como pueden ser económicas o personales. Nos preguntamos si al tener esa proyección más amplia, hay ciertas cosas que hay que evaluar desde un punto de vista más práctico y se deja un poco más de lado la emoción o la ilusión. ¿O quizás ese no es vuestro caso?

Yo lo que he notado es que hay que hacer las cosas con un poco más de cuidado. Y hay algunas veces que tienes que aprender a decir que no. Eso también es algo que me he dado cuenta, y poco a poco lo vamos haciendo. Lo que pasa que nos cuesta porque en nuestro caso la emoción lo es todo, hacemos esto por la emoción y porque nos hace muy felices. Entonces es muy complicado compaginarlo con la labor empresarial. Yo por ejemplo, dentro del grupo, no me encargo de eso ni me quiero encargar. Es como que cada uno tenemos un papel, y yo ya les dije desde el primer día que yo no podía encargarme del lado empresarial, que todo lo que sea estricatamente musicales guay pero que ese lado no (risas). Pero también es lo guay, porque hay gente dentro del grupo que eso le parece bien y no le importa.

Hay como ciertas cosas que tienes que aprender a hacer de otra manera e intentar a veces ser un poco frío en algunas decisiones. Por ejemplo, pongo el ejemplo de que, bueno ya lo puse por Twitter y la lié un poco. En el festival este que hubo que tocaron Arctic Monkeys nos llamaron para ir, pero nos pagaban muy poco. Entonces teníamos el dilema, porque nos encantaría tocar con los Arctic y conocerlos, porque es uno de nuestros grupos favoritos. Iríamo gratis, pero dijimos que no, no podíamos ir por ese dinero. Porque al final hay gente que tiene que cobrar su sueldo y no llegábamos, entonces la broma igual nos salía por mil euros. Si queremos ver a los Arctic y compramos la entrada nos sale más barato que ir a tocar con ellos. Ese tipo de decisiones que hace 10 años hubiéramos ido de cabeza a tocar, pues ahora tenemos que tener más cuidado y tenemos que pensar un poco más como empresa que como persona que se emociona con la música.

Vuestro proyecto se desarrolla a un tempo un poco más lento del que estamos acostumbrados en estos días. El tema redes, la inmediatez… Imagino que va un poco en la línea de esa emoción por la música, pero ¿qué es lo que os hace manteneros ahí y no sucumbir a las prisas o al formato digital? ¿Es la emoción, la ilusión, o hay algo más profundo?

Yo creo que es la mezcla de muchas cosas. Lo primero es que crecimos un poco musicalmente de esa manera. Llevamos ya 17 años tocando, es un montón. Entonces pues hace 17 años la inmediatez que hay ahora tampoco estaba, era un poco diferente. Y 10 años antes de esos 17, que es cuando nos impregnamos musicalmente de todo, era todo muy muy diferente. Y crecimos un poco de esa manera y la música nos emocionó de esa manera. Digamos que nuestra manera de ver la música tiene mucho que ver con eso. Es verdad que tenemos muchas influencias actuales también, y hay mucha música actual que nos emociona. Pero claro, tenemos ese lado de hacer las cosas como un poco más artesanal y colectiva que choca un poco con cómo se hacen las cosas hoy en día.

También hemos tenido suerte porque por ejemplo, cuando sacamos ‘Magnolia‘, pensábamos que el grupo se iba a acabar ahí. Creíamos que era un disco muy bonito, pero también creíamos que los anteriores eran muy bonitos y no habían funcionado. Entonces pensábamos que iba a pasar un poco lo mismo. Que a lo mejor podríamos hacer 3 o 4 conciertos al año, pero ya teníamos 30 años y necesitábamos ganarnos la vida de algo. Entonces no podíamos estar todo el rato persiguiendo el sueño de la música. Y bueno, de repente con ‘Magnolia’ empezó a funcionar lo justo para no estar forrado pero para que quieras seguir con la inquietud de todavía seguir tocando, y decir “venga, venga, que a la gente le está gustando”. Es una putada porque no es ni una cosa ni otra.

Pero bueno, de alguna manera seguimos aquí y con este disco ha pasado un poco lo mismo. Nos hemos mantenido un poco en un sitio en el que la relación con el publico sigue, la gente quiere seguir viniendo a vernos y parece que vamos a a poder hacer otro disco. También somos super conscientes de que a lo mejor el siguiente disco que hacemos o bien no le gusta a nadie, o bien no funciona, o bien lo que sea y tenemos que dejarlo. Puede pasar perfectamente, pero bueno, imagino que si hay que dejarlo será porque no hay otro remedio, porque tampoco es lo nuestro estar demasiado relacionado con el éxito. Si nos lo podemos permitir, y podemos pagar el alquiler y seguimos con la energía, pues haremos más discos. Y si no, pues no.

¿Son malos tiempos para los románticos dentro de la industria de la música?

Sí, claramente. Pero nunca fueron buenos en realidad (risas). Si han sido buenos alguna vez yo no los he conocido. Yo creo que tampoco las cosas son tan diferentes. Es verdad que parece que ahora el foco está muy puesto en el lado comercial, y parece que ahora hay una cosa que a mí me parece super errónea que es la de relacionar el éxito con la calidad. Parece que si algo tiene mucho éxito automáticamente es buenísimo, y si no es un poco mediocre. Eso es para mí es un poco lo que diferencia otras épocas, que siempre había como un criterio más o menos de calidad, y la gente sabía que había cosas que podían vender muchísimo pero que bueno, que no tenían por qué ser buenísimas y no pasaba nada. Y ahora parece que no, parece que lo único que importa es vender y estar forrado, y el éxito, y vender el éxito, y decir que eres la ostia y que vas a cambiar la música y ese tipo de cosas. En realidad es un discurso un poco vacío.

Para mí es un poco el lado negativo de esta época que estamos viviendo. Pero luego te pones a pensar, y musicalmente es uno de los momentos más ricos de la historia. Yo por ejemplo este año he visto conciertos que han sido de los mejores de mi vida. He visto a Kiwanuka, que me pareció increíble, y no creo que muchos grupos de los 70 sonaran tan bien como suenan ellos. Es verdad que tendemos siempre a idealizar lo que ya pasó, y sobre todo lo que no vivimos, pero hay que darse cuenta de que están pasando cosas increíbles todo el rato. El problema es que pasan tantas cosas que es muy difícil estar atento a todo, pero creo que es un momento muy bueno para la música, y creo que también es muy diverso y se están rompiendo muchas barreras, y todo se está mezclando más que nunca. Se juntan muchas cosas.

También noto que hay una especie de estandarización de ciertos sonidos. Me choca que dentro de que tienes toda la diversidad del mundo, hay muchísimos artistas que suenan igual. Creo que tiene que ver con que, al final, estamos haciendo música con ordenadores de una manera un poco más casera, pero utilizando todos las mismas herramientas, y eso al final nos hace sonar a todos un poco parecido. Hay como ciertas contradicciones en esta época, pero en general creo que es una época increíble. Por ejemplo, lo que noto es que la gente joven toca muchísimo mejor de lo que tocábamos nosotros hace 15 años, muchísimo mejor. Y eso es muy guay. Creo que la gente joven ahora con internet, con las redes, con toda la información que hay, con los tutoriales y todas estas cosas han aprendido a tener una técnica increíble con el instrumento, los que quieren desarrollarla, y son flipantes. Es alucinante ver a chavales de 18 o 19 años que han querido como meterse a fondo con la guitarra, con la batería, con lo que sea y flipas cómo tocan.

Es un momento en el que hay muchos estímulos y a veces es difícil procesarlos todos, pero si te paras a mirar el panorama no es tan desolador.

Para nada, para nada. Lo que pasa es que para los músicos es complicado, pero siempre ha sido complicado. Si te pones a pensar qué gente triunfo en los 90 en España tampoco te salen tantos nombres. Seguramente haya ahora más gente triunfando o viviendo de la música de los que había en los 90. Es duro porque la música parece que nunca se termina de tomar en serio a nivel cultural, y todavía no sabemos muy bien a qué grupo laboral pertenecemos, y un poco cómo tenemos que cotizar. Es una cosa muy extraña y muy complicada lo que pasa siempre con los músicos, y estamos siempre super desprotegidos a nivel laboral. Pero bueno, ahora está mejor que nunca (risas).

Poco a poco.

Es un poco relativo. A mí lo que me gusta es que dentro de toda la historia que está pasando ahora hay muchísima gente como que está diciendo “oye, ¿esto por qué es así?”. Han sido muchos años de que los artistas tragaran con contratos de mierda en discográficas y un montón de cosas. Parece que todo tiene que ser siempre un camino de rosas y que no puedes contar tu miseria, y ahora de repente es como “no mira, me dedico a la música pero me pagan muy poco. Laboralmente estoy mal, no quiero firmar contratos de mierda, no quiero que las plataformas por 3.000.000 escuchas de mi disco me den 300 euros”. Creo que hay gente que está un poco reaccionando y diciendo “esta broma ya se acabó”. Y eso siempre es guay.

Te pregunto también con relación al último disco, y hablando un poco del tema plataformas, porque según el formato en el que se ha distribuido el álbum el orden de las canciones era diferente. ¿Qué impacto tiene que en vez de comprar vuestro disco la gente os escuche en una plataforma?  ¿Cómo os afecta de manera directa esta digitalización, el hecho que la gente diga “no voy a pagar los 15 euros del concierto porque les tengo en Spotify”, o “puedo ver el videoclip en YouTube y ya les estoy viendo tocar”.

Un ejemplo muy claro. Hay una canción de nuestro último disco que se llama ‘Selene’ que en los directos siempre es de las que más gusta a la gente, y hay mucha gente esperando a que la toquemos y siempre hay alguien que comenta “Selene ha sido increíble”. Es una canción que se ha convertido en obligatoria y es un momento mágico dentro del bolo. Pues esa es la canción menos escuchada de las plataformas. Es el ejemplo de que lo que pasa en las plataformas es un poco humo. Entras en algoritmos, entras en listas, en cosas que no se corresponden mucho con la realidad. A lo mejor hay una canción que ha entrado en una lista que tiene millones de seguidores y que la han escuchado mucho, pero a lo mejor la han escuchado de fondo. A lo mejor la han puesto en un gimnasio mientras la gente está haciendo sus movidas y nadie está escuchando.

Tú puedes tener muchas escuchas, como pasa con muchos artistas que igual tienen doscientos mil oyentes al mes en las plataformas, pero luego van a tocar a Cuenca y van diez personas a verles. Este tipo de cosas es un poco delicado. Es lo que te comentaba de vender éxito. Vender un éxito que realmente no es real. Tienes muchos números, muchos seguidores, pero ¿puedes vivir de esto? ¿Puedes dedicarte a sacar discos y hacer música? Pues no lo sé. Es un poco extraño y también creo que depende mucho de cada grupo. Hay grupos que directamente todo lo que hacen lo piensan para las plataformas. Ni se les pasa por la cabeza el orden de un vinilo, ni cómo tenga que sonar el vinilo, ni cosas así. Ellos tienen claro que su manera de enfocar la música pasa por las plataformas y ya está. Y nosotros quizás lo hacemos un poco al revés. Queremos que suene super guay en vinilo y luego en las plataformas pues bueno. De hecho el vinilo de Rufus tiene más canciones de las que hay en plataformas. Son cosas que nos apetece hacer y ya está, no es ni mejor ni peor. Es que simplemente nos apetece así.

«Tienes muchos números, muchos seguidores, pero ¿puedes vivir de esto? ¿Puedes dedicarte a sacar discos y hacer música?»

¿Son los directos el formato en el que más se os disfruta? Más allá del vinilo, el CD… ¿La manera de vivir al 100% a Rufus es ir a un concierto?

Yo creo que sí. Para nosotros la música de verdad está en el directo. Los discos al final son un pequeño momento en el que grabaste esa canción y la tocaste y ya está, y ahí quedó registrado. Pero es que cada vez que tocas la canción es diferente. La magia de lo que pasa en directo nunca se va a poder equiparar a escucharte las cosas con cascos o en tu habitación. Por una cuestión física y también de potencia, de estar en un entorno con más gente. Al final ahí se crea una energía que no se puede crear en una habitación, es otra cosa.

Nuestro fuerte yo creo que es cómo tocamos. Es nuestra manera de tocar, nuestros pasajes instrumentales y cómo tocamos cuando tocamos juntos. Yo creo que esa es la baza de Rufus. Entonces yo creo que sí, que ganamos mucho en directo y que es la manera de vernos. Que los discos están guay, pero que lo que mola de esta banda es que hacemos directos que bueno, que son muy tocados y que se puede conectar de esa manera con nosotros.

Dices que en los directos se crea una atmósfera especial, y en concreto con vuestro grupo. Imagino que es importante que se cree cierta comunidad dentro de la banda. Quizás no es lo mismo que un solista haga un concierto y le acompañen músicos que no han vivido el proceso creativo con esa persona, a cuando es toda la banda la que está inmersa en ese proyecto o en los ensayos. Imagino que en vuestro caso existe ese sentimiento colectivo. 

En nuestro caso en concreto, sí. Todos los que estamos en la banda estamos muy involucrados porque hemos participado todos en el proceso. Desde el primer momento fuimos a por un objetivo común. Queríamos buscar un sonido y lo buscamos juntos, y las canciones pues crecieron un poco juntos, y ahora las estamos defendiendo juntos en directo. Es algo muy bonito. Pero también te puedo poner el ejemplo de Julia y yo, que tocamos con Anni B Sweet. No hemos grabado el disco, ni hemos participado en él, pero ahora lo estamos tocando directo y también nos sentimos como en una banda.

También me ha pasado con otros artistas, tocar con ellos y no sentirme dentro de una banda, sino sentirme un músico pagado y ya está. Yo creo que depende de cómo lo lleves y tu actitud con la gente con la que estás tocando. Lo de grabar el disco yo es que no le doy tanta importancia. Yo te digo que me parece un momento en el que grabaste ciertas cosas y ya está, pero el día a día para mí es lo que hace que una banda esté viva.

Más que la grabación quizás el proceso de composición o…

Un poco ver cómo crecen las canciones juntos, sí. Por ejemplo con Anni no estuvimos ahí pero ahora tocamos las canciones con ella y de alguna manera las sentimos nuestras. No necesitas haber compuesto un arreglo para que te emocione tocarlo.

¿Qué estáis viendo, oyendo o leyendo últimamente? ¿Qué os está inspirando?

Hay un poco de todo. Yo ahora mismo estoy muy metido en temas de producción musical. Mi investigación y todo lo que estoy leyendo y todo lo que estoy viendo va por ese camino. Entonces imagino que el siguiente disco va a tener una producción bastante currada, y tengo muchas ganas de desarrollar un poco más ese lado, que siempre ha estado muy desarrollado dentro de esta banda, pero ahora me apetece más todavía. A ver hasta dónde podemos exprimir esto. Luego de música estamos escuchando un poco de todo, el otro día Julia nos mandó una lista de referencias que tiene ahí en mente. Y es que había de todo, super mezclado, pero es lo guay. Que se mezclan cosas que se han hecho ayer con otras que se hicieron hace 50 años. Ella decía “pero date cuenta que tienen cosas en común”. Y es verdad, que si lo escuchas con esa perspectiva, es lo mismo pero esto tiene un sonido y esto tiene otro.

Estamos investigando por muchos sitios. Yo, por un proyecto nuevo que empecé a finales del año pasado, he estado escuchando muchísimo flamenco y un poco intentando aprender un poco de ese mundillo. Evidentemente lo de Rufus no va a ir por ahí, pero todo de alguna manera se te va quedando. Y claro, a mí hay muchísimas cosas, sobre todo de ritmos, que me han flipado en ese camino, y me encanta. Y el tema de la pasión y de cómo afrontar una canción… No tengo la capacidad para hacerlo pero me ha emocionado mucho cómo lo hace Ángeles, que es la chica que canta en este proyecto, y lo que me ha hecho sentir cuando la veía cantar. Creo que todo eso va sumando, te va formando como músico y de alguna manera estará en lo siguiente que hagamos.

Publicasteis el disco bajo el nombre de ‘El largo mañana’. Ese mañana ya ha llegado, y te pregunto: ¿es realmente largo?

‘El largo mañana’ hace un poco referencia a la aceptación de lo que uno es. Muchas veces estamos esperando cosas del futuro o del mañana y no nos damos cuenta de que a lo mejor lo que tenemos que hacer es aceptar lo que ya tenemos, y no esperar todo el rato lo que no tenemos. El título viene un poco por ahí. Es un disco en el que intentamos aceptarnos más a nosotros mismos, y en el que intentamos conocernos un poco más. En el que rompíamos con unos sueños de juventud, y de no tan juventud, pero de una manera muy positiva. “Vale, ya sabemos lo que somos y a partir de ahora empezamos a caminar”, y todo lo que queda a partir de este momento es ‘El largo mañana’.

 

Así que ya sabéis, si habéis sido buenos este año podéis pedirles a los Reyes Magos una entrada para ir a ver a los Rufus. Os aseguro que no hay mejor manera de empezar 2023.

Noticias relacionadas:

‘El largo mañana’ de Rufus T. Firefly mira hacia delante

Ver a Rufus T. Firefy sin moverse de la silla: el reto

Rufus T. Firefly publica «Loto», la segunda parte de «Magnolia»

El abordaje de Rufus T. Firefly, o el día en el que empezó todo

Rufus T. Firefly y Viva Suecia crean «Hoy empieza todo» – La Residencia de Radio3 (2018)

Dentro del corazón de Rufus T. Firefly ( 2017)

Carta de amor a Rufus T. Firefly (2017)

Rufus T. Firefly – “Magnolia” (Lago Naranja Records, 2017)

Rufus T. Firefly – «Nueve» (Lago Naranga Records 2014)

Entrevista a Rufus T. Firefly en Rockolafm (2013)

Celia Súnico

Celia Súnico