Estados Naturales (2022)
- Moito!
- ⭐️ 8,5/10
- Autoeditado
La natural independencia de un grupo de rock
La ría de Arousa, además de ser un paraje incomparablemente bello, como la mayoría de los paisajes gallegos, es la de mayor extensión de la comunidad autónoma y, además, tiene la peculiaridad de encontrarse entre dos provincias: Pontevedra, donde se concentran los destinos turísticos más populares, y otro menos conocido, al norte, ya en A Coruña, con mucho (moito, en gallego) por descubrir.
Precisamente, en una de las poblaciones que presume de encontrarse entre las más bonitas de la región, A pobra do Caramiñal (A Coruña), se encuentra la génesis de una banda de relativo nuevo cuño: Moito! De allí son originarios tres de los cuatro miembros del cuarteto. El restante proviene de otra ciudad maravillosa sobre la que sobran los calificativos: Santiago de Compostela.
Algo se cuece en semejante entorno, musicalmente hablando y obviando el chiste fácil. Un número cada vez mayor de bandas de calidad notable surgidas en tierras gallegas está empezando a darse a conocer en el resto del territorio nacional y lo que proponen resulta más que interesante.
Moito! es una banda curtida a base de muchísimo trabajo y esfuerzo que lanza su primer disco de larga duración tras cinco años como grupo, en los que han publicado varios sencillos y hasta tres EPs, además de algunos años previos tocando versiones de otros. Toda esa experiencia y sabiduría musical acumulada les ha permitido alumbrar uno de los álbumes más estimulantes del panorama rockero patrio en los últimos tiempos. Asimismo, son una banda de indie rock en todos los sentidos posibles: en el puramente estilístico y en el de pertenencia a un movimiento que algunos quieren enterrar, ya que toda su actividad es autogestionada.
‘Estados Naturales’, como se titula su álbum de debut, es un disco que bebe directamente del britpop, con ecos de bandas como Oasis y Stereophonics, especialmente en el tratamiento de la voz y las guitarras, que nos permite percibir la oscuridad del post rock de bandas como Mogway o, mirando más atrás en el tiempo, del post punk de The Cure; mezclando sutilmente, en definitiva, todas las derivadas de ese rock nacido en las dos últimas décadas del siglo pasado.
Letras en castellano que hablan del amor, deseo, miedos, de las preocupaciones y problemas de su entorno, en un recorrido que comienza con ‘Stand by’, que resulta un compendio de todo lo que nos espera en los siguientes 38 minutos: atmosféricas guitarras y unas voces que salen de rincones oscuros y se sitúan delicadamente en primer plano, en un estilo que encontramos en otros temas como las hipnóticas ‘Temblor’, ‘Estéreo’, ‘Entimismado’ o ‘Hipnomanía’, que te mantienen con todos los sentidos en alerta, concentrados en la escucha.
Un trabajo caracterizado por medios tiempos intensos en el que todos los instrumentos se integran sin afán protagónico: guitarras y teclados centrados más en la ambientación que en la exhibición, y una batería de sonido natural.
Su capacidad para fusionar el indie rock patrio con el anglosajón se manifiesta de forma nítida en ‘Las bandas del mañana’ y la nostálgicamente alegre y optimista ‘Bootstrap Paradox’. Así hasta llegar a ese cierre emocional y penetrante llamado ‘Dragones’, con la que todo se calma.
Una banda y un disco que destilan energía, honestidad y humildad que envuelven un inmenso talento con texturas y atmósferas tan oscuras como radiantes que compactan un disco sólido y homogéneo, sin estribillos pensados para cantar a coro, pero con melodías que refulgen en nuestra cabeza. Una banda del mañana que nació ayer y llega hoy.
Yago Hernández
Redacción