El dueto formado por María y Carlos se trasladó a Madrid para regalar una noche mágica en la céntrica sala Cadavra, haciéndonos testigos de su bolo más especial hasta la fecha
Para aquel que aún no lo conozca, Lofácil es el fruto de la unión del talento de María y de Carlos, dos estudiantes de arquitectura que decidieron jugar con sus raíces y reformular la copla asturiana. Una experiencia sonora única, como si referentes como Enya y Russian Red hubiesen decidido poner lo mejor de sí en un nuevo proyecto, solo apto para personas dispuestas a explorar su sensibilidad.
Como aperitivo en esta noche tan especial el pasado jueves 20 de octubre, su compañero y amigo Javi Santoja tomó guitarra y micro para presentar su segundo EP ‘Inevitabl2s’, formado por seis canciones en las que lo musical y lo cotidiano se entremezclan, logrando una combinación única y que, sin duda, abrió el apetito a su público.
Tras ello, las primeras notas de ‘SIR’, tema elegido para abrir el recital, llenaron el escenario y bastó con ellas para que todos los presentes supiésemos que esa noche iba a sobrepasar lo mundano. A este tema le siguieron otros como ‘Horses’, en los que su mensaje principal resonaba cada vez con más fuerza, un canto al dolor y a la esperanza (sobre todo a la esperanza), junto a la reivindicación del autocuidado y de la importancia de no juzgar las circunstancias ajenas. Así es como Lofácil consigue lo difícil, crear un espacio en el que sentirse seguro en medio de la jauría de la capital.
Los minutos pasaban en otra dimensión en la que los presentes nos transportábamos gracias a la voz de María y al prodigio de Carlos, y sin percatarnos, llegó ‘Tiempo’, canción que versa lo siguiente: «Odio el tiempo y no ser nada». En esto sentimos discrepar, pues cuanto más tiempo discurría, más inmensos se mostraban los artistas sobre el escenario, llenando toda la sala Cadavra de belleza.
A través de ‘Tiempo’, fuimos conducidos hacia ‘Summer’ que nos devolvió la brisa de los días cálidos, con un ritmo pegadizo al que resultaba imposible resististe, tal y como apuntó la vocalista entre risas: «Si no bailáis con esto, no bailáis con nada». Tras esta fiesta, María nos regaló uno de los momentos más íntimos y especiales de la noche al bajarse del escenario, guitarra al hombro, e interpretar, en colaboración con su amigo Javi Santoja, una versión de su tema ‘I Fall’ como nunca lo habíamos degustado. De nuevo sobre el escenario, el dúo tocó ‘Espejos’ y una gran reinterpretación del concepto del carpe diem en forma de ‘Canción a las estrellas’, recordatorio de la importancia que tiene ser conscientes de que nada es eterno y de que hay que disfrutar cada segundo que pasa. Nosotros fuimos unos excelentes alumnos y seguimos al pie de la letra sus consejos a lo largo del recital.
María y Carlos, incapaces de contener la emoción, no perdieron la oportunidad de agradecer el apoyo a todas las personas que siguen y hacen posible su trabajo, desde los técnicos y trabajadores de la sala Cadavra, hasta a la comunidad de Sofar Sounds, que ha apostado por ellos grabando una bellísima sesión en la que recogen cuatro de sus temas (‘Sir’, ‘Tiempo’, ‘Summer’ y ‘Horses’), y de la que ya podéis disfrutar en su canal de Youtube. Sin olvidar en ningún momento a uno de los pilares de la banda, y sobre todo de María, su padre, con el que se fundió en un enternecedor abrazo que despertó la ovación de toda la sala.
No obstante, el agradecimiento del dúo fue una constante durante toda la noche y eso no hizo más que demostrarnos la belleza de la humildad dentro de la genialidad. María señaló que los presentes habíamos hecho un acto de fe acudiendo a su cita, pero lo que ella no sabe es que gracias a su voz tenemos la certeza de que hay algo más, y ellos lo alcanzarán.