Foto de portada: Pablo Zamora
La pista de la sala Tribeca de Oviedo se viste de bakalao al más puro estilo de los noventa
Fue en 2017 pero parece que ha pasado una vida por medio. El Gijón Sound Festival tuvo la feliz idea de programar a Joe Crepúsculo en una sesión vermú totalmente gratuita. Y se armó. Pocas veces se ha bailado tanto en la Plaza Mayor como aquel día donde se mezclaron sudor, cervezas y muchas ganas de pasarlo bien. Como siempre ocurre en estas ocasiones la sesión vermú se alargó hasta la tarde, pero eso sería ya otra historia.
En Oviedo no pudo ser y el público apenas respondió a la llamada del trovador tecno, pero quienes fueron disfrutaron de lo lindo convirtiéndose por una noche en fanáticos del bakalao con toda la pista para ellos mientras el influjo de Joe surtía efecto por espacio de un par de horas.
Crepúsculo y Aaron Rux trajeron todo el arsenal de ‘Trovador Tecno’ de la mano de San Miguel On Air y como siempre ocurre entre baile y baile van dejando su poso, como quien no quiere la cosa. Porque el que piense que lo de Crepus es puro divertimento se ha quedado únicamente en la superficie; arrancando con el dance intronspectivo ‘Paranoia’ que ya lo dice todo («me quedo en la cama / haciendo preguntas a nadie / al espejo / del techo / tan blanco y vacío como yo / otra vez sin respuesta») y así por cada uno de los temas que presentó en directo.
Reflexiones vestidas de trabalenguas como ‘Pensar el tiempo’, la trepidante base de ‘Velo de Maya’ con letra inspirada en Schopenhauer para hablar de «nuestra incapacidad de llegar a la verdadera realidad de las cosas» o la desintoxicación espiritual que predica ‘Vamos a limpiar’ van tejiendo una red donde el baile se convierte en algo catártico. Mención especial para ‘Así soy yo’ para hablar de los niños en cuerpo de señor que pululan por el mundo en versión mákina y su dedicatoria a través de ‘Happy birthday’ para la cumpleañera de la sala.
Joe Crepúsculo recordó otros grandes éxito como ‘Pisciburguer’, ‘Rosas en el mar’, ‘Ojos de conejo’ o ‘Música para adultos’ y dejó que el público se recreara con ‘Mi fábrica de baile’.
La nostalgia puede ser peligrosa y contaminarnos de una sensación de que todo tiempo pasado pudo ser mejor, pero también logra recrear una experiencia colectiva mucho mayor que una canción. Y Joe Crepúsculo sabe hacerlo como nadie. Si a eso le sumas unas ganas irremediables de bailar hasta en la ducha, qué mejor manera de enfrentarse a un nuevo día lleno de incertidumbres sí, pero también con una agarradera en forma de música.
Rocío García
Redacción