Entrevista con Zahara

Felipe y el resto de la banda forman parte de la historia musical de los 90 de este país

Malditos fresones que engañan a la gente cantando bonitas canciones. Así se presentan en sus redes sociales y no les falta razón: cuando suena un tema del legendario grupo, también los nuevos, se enciende algo de la inocencia que llevamos dentro. Benditos fresones.

En EL PERFIL DE LA TOSTADA hablamos con Felipe Spada, uno de sus miembros originales.

Aunque nunca habíais desaparecido del todo (como con el concierto de Vive Latino en México en 2015) sí que es la primera grabación que hacéis en… ¡¡22 años!! ¿Cómo nació ‘Cada San Valentín’?
Entre 2001 y 2014 sí desaparecimos del todo. De hecho, nos reunimos solo para un día y eso motivo una demanda tan brutal que seguimos juntos durante casi dos años más girando por toda España. Además, sucedió lo de México, que fue una sorpresa increíble, no teníamos ni idea de que éramos tan populares allí. Luego lo volvimos a dejar, pues yo tenia que publicar y girar mi tercer LP con Cola Jet Set y al no hacer canciones nuevas, íbamos a caer en el aburrimiento. En 2019 volvimos otra vez, ahora sí con intención de grabar, y renovando el repertorio con canciones que no tocábamos en la reunión anterior y alguna nueva.

‘Cada San Valentín’ nació cuando ese año no tenía dinero para comprar ningún regalo y recordé que, originalmente, se trataba de hacer algo con tus propias manos. La canción ya lo explica. San Valentín provoca rechazo a algunos por percibirlo como un invento comercial y lo puedo entender, pero en mi caso pasé muchos años triste por no tener con quien celebrarlo.

‘Cada San Valentín’ pertenece a un EP que saldrá en junio, ‘Amor y tonterías’. ¿Qué nos podéis adelantar del resto de canciones?
Hay tres canciones más: ‘Amor que no tiene fin‘, que el titulo ya lo dice todo, es una oda al amor duradero; ‘Tú y yo, un barco y el mar’ es una fantasía náutica con música surf, la cuota de tontería garantizada en el disco; y cierra ‘Amor invisible’, otra fantasía de amor con un toque mágico.

¿’Amor y tonterías’ es el preludio de un esperadísimo nuevo LP o aún es pronto para decirlo?
Es pronto para decirlo. Estas canciones ya estaban casi listas para grabar cuando llegó la pandemia y durante casi dos años no hicimos nada aparte de un concierto en Madrid el 3 de enero de 2021, cuando parecía que todo mejoraba y volvió a empeorar. Nos reactivamos en noviembre del año pasado y hemos pasado todo este tiempo grabándolas, pasando el ómicron y ensayando con la nueva formación. Ahora es cuando podemos dedicarnos a hacer más canciones.

Dices que os pilló por sorpresa: ¿Cuál crees que es el origen de la historia de amor que hay entre Fresones y México donde se os quiere tanto? ¿El mercado es diferente allá?
Sin saberlo nosotros, una vez separados nos convertimos en grupo “de culto”, gracias a la labor de Carlos Andrade de la emisora Reactor, que ha sido nuestro otro Juan de Pablos. Así, cuando llegó la noticia de nuestra reunión, no tardó en llegar la oferta de un concierto, las entradas se vendieron en 6 horas y salió otro, y en 2015 el Vive Latino. No conocemos el mercado mexicano, sólo puedo decir que allí fuimos tratados de una manera muy profesional y los entrevistadores estaban muy bien informados.

El panorama musical que había en el indie cuando Los Fresones Rebeldes ‘Aquella chica’ en 1997 no tiene nada que ver con el de ahora… ¿Qué grupos actuales seguís?
Papa Topo, Tachenko, Eterna Joventut, Amor Propio, Malamute, Adios Amores, La Casa Azul, San Francisco, Axolotes Mexicanos, Llorar, Santi Delgado y los Runaway Lovers, Jabatos, Fleur, Los Soberanos, Los Summers, Urogallos, Cooper… Nos gusta mucho la música en directo y en el automóvil.

Nos gustaría saber si el término de tontipop os molestaba entonces o si por el contrario lo habéis llevado con orgullo. Desde luego se convirtió en un sonido propio dentro de todo el movimiento indie del momento y es fácilmente reconocible, un fenómeno nada desdeñable.
Curiosamente esa etiqueta funcionó cuando ya había pasado la época, no entonces. A mí me encanta, a los demás creo que no tanto. No olvidemos que cada grupo nace a su manera y luego es la prensa la que te empaqueta y etiqueta con otros que encuentra similares. Nuestro “secreto” es que no sabíamos tocar y estaba todo hecho a medida de nuestras escasas posibilidades. Ahora sabemos tocar, pero intentamos mantener esa sencillez.

Hoy en día hay grupos que parecen inspirados en esa manera de interpretar como ocurre con Axolotes Mexicanos a los que mencionaste antes. ¿Sentís que habéis dejado un legado?
Eso sería muy presuntuoso por nuestra parte. Si hemos contribuido a que cualquiera se atreva, ya nos vale.

El papel que jugó Juan de Pablos en la consolidación de Los Fresones Rebeldes resulta difícil de imaginar hoy en día, donde la radio ha dejado lugar al streaming, YouTube y los podcasts. Si Los Fresones Rebeldes empezara ahora ¿cuál sería vuestro influencer de referencia?
Gracias a Juan de Pablos, Julio Ruiz, Jesús Ordovás, Luis Calvo, Sami Rodríguez y otros, cualquier artista podía darse a conocer en toda España sin necesidad de apoyo discográfico. Ahora la cosa se mueve más por podcasts. Yo sigo intermitentemente los de Jaime Cristóbal y Miqui Puig, pero la influencia está más diluida.

Es curioso porque mientras algunas cosas han cambiado otras vuelven. Es el caso de los vinilos, que lejos de quedarse en un objeto del pasado ahora hay cola para grabarlos. ¿Vosotros sois muy nostálgicos?
Nunca he dejado de comprar discos. La paradoja es que ahora compro las novedades en vinilo y las reediciones en CD.

La formación original de Los Fresones Rebeldes experimentó numerosos cambios durante su trayectoria. El fallecimiento de Inés Bayo en 2019 (aunque ya no formara parte de la banda) también fue un varapalo anímico para vuestros fans. ¿Podemos decir en 2022 que habrá Fresones para rato?
El tiempo y el público lo dirán, pero nosotros estamos preparados para ser duraderos y productivos, tenemos tiempo y tenemos ganas. La muerte de Inés fue un golpe inesperado, aunque ya no podía seguir con nosotros había dado lo mejor en la segunda época y dejó buenos y divertidos recuerdos.

Quinito fue la última incorporación a vuestras filas, ¿no? ¿Un proyecto histórico como el vuestro tiene en su público gente de todas las edades o han crecido con vosotros?
Ha sido la gran sorpresa: conocíamos su talento como violista pero ha aprendido a tocar el bajo en poco tiempo y con gran solidez. Nuestro público ha crecido con nosotros, pero a menudo traen a sus hijos, igual que yo traje al mío.

El parón pandémico ha supuesto un varapalo para todo el sector. En vuestro caso, ¿cómo hicisteis para mantener vivo el proyecto?
Te seré sincero: yo me daba por muerto hace apenas medio año. En otoño me volvió la fiebre y la posibilidad de grabar y de volver a México hicieron el resto.

¿No tomar nada demasiado en serio es una buena herramienta para vivir feliz en estos tiempos?
En todos, nosotros surgimos al fin y al cabo en los felices 90, cuando parecía que todo iba a mejorar indefinidamente y ya ves.

¿Seguís siendo más una banda de directo que de estudio?
Hemos llegado al punto de que da igual, hemos superado la “estudiofobia” gracias a nuestro productor Gerard Civat y como por primera vez podemos ensayar a menudo, afrontamos el directo con tranquilidad y muchas ganas.

Rocío García

Rocío García

Redacción