Un disco y una gira plagados de sonidos nostálgicos en una apuesta diferente de la banda madrileña
La primera escucha de ‘El largo mañana’ (2021) es suficiente para percibir que Rufus T. Firefly no iba a repetir el tono de ‘Magnolia’ (2017) ni ‘Loto’ (2018). Este nuevo trabajo ahonda más en la creación de un ambiente sosegado, con abundantes reminiscencias setenteras, alejado ahora de las texturas que recubrían sus discos anteriores.
La música es libre y Rufus T. Firefly es una banda que puede presumir también de serlo, sin necesidad de repetir fórmulas y con una sed por explorar mundos diferentes que es muy de agradecer como público. Así, el pasado viernes 4 de marzo se pudo comprobar en su directo en la sala Tribeca Live de Oviedo (ciudad donde años atrás también presentaron ‘Magnolia’ como contamos aquí) el giro de la banda en un concierto más tranquilo de lo que nos tenía acostumbrados.
No es para menos. En palabras de sus artífices, en ‘El largo mañana’ «se habla de pérdida, de soledad, de frustración, de sueños de juventud rotos, de expectativas fallidas…o más bien de la aceptación de todo eso, de tu momento y tu lugar en el mundo en este preciso momento para poder empezar a construir y caminar».
Pese a esto, lo afrontan con una postura optimista: «Sentimos que nuestro papel como artistas o lo que seamos, en este momento, era el de tratar de dar esperanza, de visualizar la posibilidad de un mañana que no sabemos si será mejor o peor, pero en el que al menos tendremos la oportunidad de seguir luchando para cambiar las cosas que nos están bloqueando y defender las valiosas que aún tenemos».
Con las intenciones claras, el grupo de Aranjuez ha engordado sus filas con dos nuevos miembros (Marta Brandariz a los teclados y coros y Juan Feo a la percusión) y siguió un setlist muy similar a conciertos previos dando casi todo el protagonismo al nuevo trabajo (que tocaron íntegro) y algún guiño a ‘Magnolia’ a través de ‘Última noche en la tierra’, ‘Nebulosa Jade’ y ‘Río Wolf’.
Como contó Víctor Cabezuelo al público, para preparar su octavo disco escucharon a artistas de la talla de Marvin Gaye y otros grandes de la década de los 70, estudiando su forma de tocar. «Todo era muy puro y los discos sonaban increíbles con muy pocos trucos». Ese sonido «suave y aterciopelado» que les atrapó fue el germen de su último disco y como bromeó el vocalista «sin duda es nuestro mejor disco de soul».
Como premio a sus fans más acérrimos en este concierto del ciclo #SanMiguelOnAir también tocaron una de las canciones extra que contiene el disco físico y que se titula ‘Esta persona no existe’. Larga vida a la música y artesanos como Rufus que nos regalan pequeños momentos de belleza cuando los tambores de guerra suenan no tan lejos de aquí.
Rocío García
Redacción