El festival celebrado en Benicassim se llevó a cabo con total normalidad, dejando atrás la crisis sanitaria sufrida por el COVID y con un amplio cartel centrado en el indie nacional.

El SanSan puso la primera piedra de un camino que terminará de retomarse en el próximo 2022 con la celebración del resto de grandes festivales, en un fin de semana protagonizado por la vuelta de la música en directo sin distancia de seguridad y con más de 20.000 asistentes por jornada –según datos del propio festival-.

Si alguien dudaba de que había ganas de volver a saltar, cantar, reír o llorar, disfrutando de un concierto tras otro, estas quedaron disipadas con el primer gran festival celebrado en nuestro país después de superar la fase más crítica de la pandemia, y recuperar el 100% del aforo en espacios abiertos (tras el fallido resultado de los celebrados el pasado mes de julio en tierras catalanas).

Después de dos años sin celebrarse, el SanSan Festival acabó con su particular gafe de la mejor manera, a pesar de un nuevo impedimento en forma de lluvia, que empañó ligeramente las dos primeras jornadas del evento, pero sin impedir en ningún momento el normal desarrollo de todos y cada uno de los conciertos.

Tras los habituales “problemillas” logísticos del primer día de festival -aglomeraciones y llegadas simultáneas de la gran mayoría del público-, pudimos alcanzar a disfrutar de uno de los grandes cabezas de cartel del fin de semana, que no era otro que Vetusta Morla. El grupo madrileño se ha convertido desde hace más de una década en uno de los mayores atractivos, y su directo en una maquina arrolladora imposible de parar.

En esta mini-gira, a caballo entre su anterior disco –Mismo sitio, distinto lugar (2017)- y el próximo que verá la luz a finales de este mes –Cable a tierra-, Vetusta entrelaza el pasado con el futuro, en un concierto capicúa que inician con los primeros versos de ‘Los días raros’ -mismo tema con el que finalizan-, y en el que sonaron cortes de todos sus trabajos. Desde la sempiterna ‘Copenhague’, la exaltación de ‘Valiente’ o el karaoke ‘Saharabbey Road’, pasando por la balada de ‘Maldita dulzura’, la potencia de ‘Golpe Maestro’, el crescendo de ‘Consejo de sabios’, el baile de la ‘La vieja escuela’ o sus dos nuevas canciones: ‘Finisterre’ y ‘La virgen de la humanidad’.

De ahí saltamos al Escenario Calaverita, donde durante todo el fin de semana pudimos disfrutar de manera más íntima de los artistas más “alternativos” dentro de un cartel con grandes nombres nacionales. A pesar de su mejorable acústica, el viernes pudimos saltar y gritar a pleno pulmón de las canciones del trio barcelonés Mujeres.

Garaje rock, pogos y letras de amor/desamor para una de las bandas más queridas y presentes en el circuito de salas y festivales. Grandes temas de su último disco como ‘Un gesto brillante’, ‘Tu y yo’, la colaboración sobre el escenario con las Cariño en ‘Al final abrazos’, el maravilloso ‘Romance romántico’ o ‘Un sentimiento importante’ fueron algunas de las canciones más coreadas.

Buscamos cobijo de la tormenta en el poco recomendable pero abarrotado SanSan Club antes de picotear el sonido pop-rock revival de Cora Yako y cerrar la noche con el tontipop de Cariño bajo la lluvia que no dejó de caer en toda la velada. Programaciones, sintes y melodías pegadizas que hicieron “chapotear al respetable” con temas como ‘Bisexual’, ‘Modo avión’ o ‘Canción de pop de amor’.

Arrancamos la segunda jornada del SanSan Festival con la actuación de Calavento. Uno de esas bandas con madera y aroma diferencial, totalmente asentados en la escena alternativa, y con un crecimiento exponencial en cada uno de sus álbumes, y en cuanto a masa social en sus conciertos.

Un nuevo hito para Joan y Aleix.

Pudimos disfrutar, de esta manera, del cierre de gira de su última LP, Balanceo (2019), con grandes temas en directo como ‘La comunidad’, ‘Muerte por ambición’, ‘Un buen año’ o ‘Gente como tú’, alternando con cortes superlativos de sus anteriores discos, como ‘Historias de bufanda’, ‘Isla desierta’ o ‘Abril’.

Saltamos al escenario principal para catar en directo el nuevo disco de Love of Lesbian. Otro clásico indie para encabezar el cartel del sábado, en un concierto algo más plano del que nos tienen acostumbrados los barceloneses, pero no exento de su magia habitual gracias a temas como ‘Allí donde solíamos gritar’, ‘Club de fans de John Boy’ o ‘1999’ del homónimo y magnánimo disco, coreados hasta el infinito por el respetable, ‘Belice’, ‘Cuando no me ves’, ‘Bajo el volcán’ de sus siguientes trabajos y una amplia lista de su reciente lanzamiento, entre las que destacaron ‘El sur’, ‘Cosmos’ o ‘Los irrompibles’. ‘El planeador’ puso punto final al plato fuerte de la noche.

Aunque visto lo acontecido con Ginebras en el pequeño escenario del festival, es fácil distinguir cual fue el pelotazo de la noche. El cuarteto valenciano empezó a explotar su munición a la par que el dichoso COVD esparcía sus cepas, y en su primer concierto en un gran festival –que me corrijan si me equivoco-, demostró que esto no ha hecho más empezar para ellas. Con mucha gente fuera de una carpa a rebosar, se podían escuchar el pop bailable de temas como ‘Todas mis ex tienen novio’, ‘Chico Pum’, ‘La ciudad huele a sudor’ o ‘Cosas moradas’, antes de rematar la función con ‘La típica canción’, convertida ya en gran éxito de la banda.

La noche se cerró con más mujeres protagonistas, en este caso el dúo Delaporte. Beats, atmosferas y épica bajo la lluvia torrencial que terminó al fin de caer a las tres de la mañana, todo ello acompañado de la envolvente voz de Sandra con temas como ‘Ni un beso’, ‘Un jardín’ o ‘Si estás tú’.

Pero la guinda del pastel, sin duda, fue el tercer y último día de festival.

La delicadeza de Sen Senra hacía aparición en el escenario Benicassim, en un concierto que fue de menor a mayor intensidad, y donde el artista gallego deleitó a un público entregado en las primeras filas, con temas de sus últimos dos trabajos. ‘Sublime’, ‘Perfecto’, ‘Euforia’, el intimismo de ‘Como el fuego’, el soul sensual de ‘No me sueltes más’ o la emocionantísima ‘Ya no te hago falta’ fue el coctel de ingredientes perfecto para una presentación perfecta de otro que parece será fijo en los próximos festivales.

De un ‘recién’ aterrizado a estos lares a un veterano de guerra como es Leiva.

El artista madrileño ofreció el que seguramente fuera el mejor concierto de todo el fin de semana. Puede sonar populista, pero en la combinación de ejecución, repertorio, respeto, cariño y cultura popular –añádase lo que se te ocurra-, Leiva y su banda consiguieron la mejor media ponderada.

Rock and roll a raudales y una banda que sonó a la perfección de inicio a fin repartió amor y emoción con temas como ‘La lluvia en los zapatos’, ‘Como si fueras a morir mañana’, ‘No te preocupes por mí’, ‘Terriblemente cruel’, para caminar hacia la nostalgia de su etapa en Pereza con ‘Animales’ o ‘Como lo tienes tú’, agradecer una y otra vez al festival y a los promotores por arriesgar, al público por pagar y estar ahí, y alcanzar la cima con ‘La llamada’, la coreadísima ‘Estrella polar’ y la memorable y conmovedora ‘Lady Madrid’ para cerrar el concierto y la gira de su último disco, Nuclear (2019).

El listón estaba alto, pero el cartel del domingo nos brindaba un manjar detrás de otro.

La Maravillosa Orquesta del Alcohol volvía a uno de sus festivales fetiche, donde empezó apareciendo en su tercera o cuarta línea para acabar actuando en este 2021 como cabeza de cartel. Y ejerciendo galones, la banda burgalesa se dejó todo en el escenario, con un repertorio que tocó todos y cada uno de sus discos, arrancando con ‘Miles Davis’, ‘Vasos vacíos’, ‘Los hijos de Johnny Cash’ alternando con cortes de sus último e interesante trabajo Ninguna ola (2020) como ‘La vuelta’ o ‘Colectivo Nostalgia’, reservando un carrusel final a la altura de pocos, gracias a canciones como ‘Hay un fuego’, ‘Himno nacional’, ‘Nómadas’ o la ya mítica ‘Héroes del sábado’.

Para el postre, La pegatina se descubrió como el artista sorpresa del festival, cuyo éxito parece difícil de explicar a priori, pero que llevó a cabo a la perfección su función de cierre de fiesta gracias a cortes como ‘Lloverá y yo veré’ o ‘Mari Carmen’.

Y, por si fuera poco, para el café, llegó el turno de Elyella. Con una sesión para todos los públicos y más que notable, el dúo mantuvo en la pista de baile al personal hasta el cierre, en una noche primaveral que terminó de engalanar una jornada sobresaliente.

Si algo pudimos añorar a lo largo del fin de semana fue, sin duda, la presencia de más bandas emergentes y/o alternativas a la corriente que ya era principal antes de la pandemia. Y aunque todos sabemos de la dificultad de arriesgar en estos tiempos, aquí dejo mi carta de los Reyes Magos para los festivales de 2022.

Pero, a fin de cuentas, el SanSan Festival llegó, vio y venció, siendo el primer festival en lanzarse al aforo libre en espacios abiertos. Con una logística más que aceptable, a excepción de la escasez de personal en barra en algunos momentos –todo hay que decirlo-, poca espera en baños, buenas bandas en directo y un público entregado al formato de antaño.

La combinación parece sencilla, pero alguien tenía que volver a hacerlo. Y fue el SanSan.

 

Iñaki Molinos

Iñaki Molinos

Dirección y redacción

Fotos @adrianyrphoto para Tomavistas

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