Camisas floreadas, de piñas y palmeras. Conciertos que se solapan. Correr de un escenario a otro, policlins y bailoteo desenfrenado ilimitado. Parecía imposible, pero ¡Los festivales han vuelto!

Ver de nuevo el Fórum de Barcelona vestido con escenarios, focos y música para hacer realidad el Festival Cruïlla, tal y como lo recordábamos, ha sido una de las cosas más emocionantes que se han podido vivir en los últimos meses.

Tres días de comedia, pintura y una selección de actuaciones musicales de lo más variadas, desde el rap de Natos y Waor, el funk-pop de Novedades Carminha, los míticos Sopa de Cabra, la delicada voz de Skye Edwards capitaneando Morcheeba, el folklore de Fuel Fandango, la representación más pura del indie de la mano de Two Door Cinema Club o la fantasía de la tabla de mezclas de DJ Amable.

Delafé nos certificó que por fin estamos bailando y a grito de Esto No se Para del “Mar el poder del mar” pusimos “Menos cabeza más corazón” mientras hacíamos “El indio”. Oscar d’Aniello nos paseó por “La gran ola”, “Adrenalina” o “Mixtape” de su último trabajo Hay un lugar, pero le dio gas a temazos como “La primavera”, “Río por no llorar”, “Espíritu santo”, “Lo más bonito del mundo” o “Enero en la playa”, que también hicieron mover a los más nostálgicos de la época con Facto y Las flores azules.

Uno de los cabezas de cartel más esperados fueron los nacionales Amaral que usaron la estrategia de intercalar canciones míticas con las más actuales, como “Bien Alta la Mirada”, “Nuestro Tiempo” o “Soledad” del reciente disco Salto Al Color. Los maños Eva y Juan consiguieron que todos los presentes se mantuvieran enganchados al espectáculo y cantaran de cabo a rabo los grandes éxitos de la banda y de la adolescencia de muchos, como “Marta, Sebas, Guille y los Demás”, “Como hablar”, “Hoy es el principio del final”, “El Universo sobre mí” o “Revolución”.

La apuesta más bailonga del festival la trajo La Casa Azul, que desplegó algunos temas recientes como “Podría ser peor” o “Nunca Nadie Pudo Volar”, pero también sacó su artillería pesada sembrando el buen rollo entre los asistentes. La canción “Colisión inminente”, que ya cuenta con una década, apareció como una premonición, trasladándonos sorprendentemente a la actualidad con frases como caída libre sin mascarillas. Sin duda las joyas de la corona fueron “Superguay”, “Esta noche solo cantan para mi” o una “Revolución Sexual” que hiló con un “Rumore” homenajeando a la gran Raffaella Carrá y convirtiendo el Cruïlla en un karaoke multitudinario.

Los irlandeses Two Door Cinema Club fueron la apuesta internacional más potente, después de la cancelación de Editors. Jugaron sobre seguro saciando al sector más fan del indie clásico con temas como “I Can Talk”, “Undercover Martyn”, “What you know”, “Something Good Can Work”, “Do you want it all” o “Eat that up, it’s good for you”.

Manel se centró en sus dos últimos álbumes Per la bona gent y Jo competeixo, con “Formigues”, “Boy band” o «Per la bona gent” del primero, y “La serotonina”, “Jo competeixo” y “Sabotatge” del segundo, sin olvidarse de grandes hits como “Boomerang”, “Benvolgut” o “Teresa Rampell”. Para sorpresa de muchos, también tocaron “La Jungla”, uno de los temas que acaba de salir del horno y está incluido en su último EP L’amant malalta.

Para los más nostálgicos, que recuerdan con cariño los inicios más folk del grupo, tuvieron su amago de los Manel de antes y disfrutaron de una versión con toques electrónicos del “Ai, Dolors” y un “Al mar!” fusionado con la canción “Mi gente” de J. Balbin, Willy William.

El gran gazapo del festival estuvo relacionado con una de las actuaciones de primera hora de la tarde del sábado. Tom Walker no pudo acudir y fue inicialmente sustituido por Xoel López, concierto que fue cancelado a última hora, sin informar al público, que se quedó esperando la aparición del gallego hasta que se difundió un tuit de la organización a través del boca-oreja.

Un visiblemente emocionado Leiva agradeció el gesto valioso de contribuir para que la música en directo vuelva y confesó que este concierto de vuelta a los escenarios, después de un año y medio, quedaría por siempre en su memoria, ¡y en la nuestra! Sin duda, esa contención de tantos meses se tradujo en una explosión que hizo vibrar a todas las almas roqueras que entonamos a pleno pulmón las letras de canciones como “Terriblemente cruel” o “La llamada”, “La Lluvia en los Zapatos” o “Sincericidio” de Monstruos, “No te preocupes por mí” o un “Como si fueras a morir mañana” de su último trabajo Nuclear, que caló entre los presentes que lo dieron todo, a sabiendas de la incertidumbre que puede cargar el futuro. A grito de por los viejos tiempos, se calzó las botas de Pereza y repasó “Estrella Polar”, “Animales”, un “Como lo tienes tu” con acordes del “Hey Jude” de los Beatles, y apuró los últimos minutos rascando el aclamado “Lady Madrid”.

Izal se instaló cómodamente en el escenario principal, siendo uno de los conciertos más multitudinarios. Repitiendo el patrón de los conciertos pre-pandemia, despegó el soporte audiovisual intergaláctico con colaboración de actores famosos, y acompañados de la presencia virtual de cantantes como Miguel Ríos, Sidonie, Mäbu, Bunbury, Rozalén o Zahara, se marcaron más de dos horas de espectáculo y un sinfín de canciones, incluyendo “Copacabana”, “La mujer de verde”, “Pequeña gran revolución”, “Qué bien” o “Bill Murray”.

Como no podía ser de otra manera, el porte, la elegancia y el supremo saber estar lo aportó León Benavente y fue “Mano de Santo”. “Amo”, “Cuatro Monos”, “La canción del daño”, el hitazo “Tipo D” o la canción que tarareamos los domingos de resaca “Ayer Salí”, precedieron al colofón de “Ser brigada”.

Antes del fin de fiesta, de la mano de DJ Amable, los catalanes Dorian abrieron el cotillón lanzando serpentinas, confeti y humo mientras nos llevaban a “Paraísos artificiales”, “La isla” con “Arrecife” y “El Temblor”, sin olvidarse de los clásicos “Verte Amanecer”, “Hasta que caiga el sol”, “Los amigos que perdí” o “Cualquier otra parte”, pasando por un avance de su nuevo trabajo Dual.

Sin duda, la experiencia del pasado fin de semana ha demostrado que la cultura ha ganado esta batalla, y todo gracias al equipo del Festival Cruïlla que, con un esfuerzo titánico consiguieron devolvernos la ilusión.

 

 

 

Sònia Sáez

Sònia Sáez

Redacción

Festival Cruïlla

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Fotografía