Asistimos a la última jornada de las dobles sesiones que La Maravillosa Orquesta del Alcohol ofreció en la sala La Riviera de Madrid con motivo de la presentación de su último álbum Ninguna Ola
En cada concierto, en cada álbum, incluso en cada canción, los chicos de La M.O.D.A. dejan siempre claro que son pura energía, pero esta vez se han superado al tocar 8 conciertos (todos llenos) en 4 días en la Riviera. Esta cita, además de para presentar su último álbum Ninguna Ola, ha coincidido con el décimo aniversario del primer concierto del grupo, así que los siete integrantes tenían mucho que celebrar.
Los burgaleses salieron al escenario, como ya es tradición, al ritmo de la versión de “I Won’t Back Down” de Johnny Cash y, como también es ya tradición, rompieron el hielo con “Nubes Negras”. El público llevaba echándoles de menos desde su fin de gira de 2019 en el WiZink Center (con 15.000 asistentes), así que desde el primer acorde fue una entrega completa. Continuaron con “La vuelta”, el tema más aclamado de su último álbum y con el que lo presentaron en directo. Quizás habría quien pensara que iba a ser un concierto-presentación de este disco, pero este fue un concierto de reencuentro con su público. El grupo echaba de menos el calor de la gente tanto como nosotros habíamos echado de menos la fuerza de sus directos, y esta reciprocidad solo podía llevar a una revisita a todos sus álbumes anteriores.
¿Quién Nos Va A Salvar?, La Primavera Del Invierno, Salvavida (De Las Balas Perdidas), sonaron todos. Algunos nos preguntábamos cómo iba a sonar Ninguna Ola en directo, ya que es menos melódico que a lo que nos tienen acostumbrados, pero cuando llegó la sexta canción, “Conduciendo y llorando”, fue una grata sorpresa ver que lo bien que la perfecta complicidad de las voces de David y Alvar resolvió el directo. Aunque esta complicidad no se daba solo entre ellos dos, se compartía con todos los miembros del grupo. Me parecía increíble pensar que estaba asistiendo al séptimo pase del concierto y que estuvieran tan frescos, con tanta fuerza sobre el escenario y, sobre todo, que no hubieran perdido ni un poquito de ilusión, porque en las miradas cómplices entre ellos había pura felicidad por estar tocando de nuevo.
Nadie puede negar que las letras de las canciones de La M.O.D.A. son verdaderos poemas acompañados de música. Escuchar sus canciones con unos auriculares hace que conectes con los versos y los comprendas, pero cantarlas junto a las voces de cientos de personas hace que esos versos cobren no solo sentido, sino vida. Es conmovedor ver a tanta gente sentir la profundidad de sus letras y cantar como una sola garganta versos que siempre nos emocionaron, pero que ahora han cobrado un nuevo sentido, como el de “Nómadas” que en ese momento se volvió tan real: “La distancia nos acerca”.
Cerraron con “Héroes Del Sábado”, aunque ellos ya se habían ganado el título de héroes del domingo (y de todo un fin de semana). Algunos castellanos presentes entre el público echamos en falta escuchar “Campo Amarillo”, una canción que, estemos donde estemos, siempre nos hace sentir cerca de esa seca tierra que tanto extrañamos, pero aun sin cantarla, La M.O.D.A. consiguió trasladarnos a los campos de Antonio Machado y sentir una sana nostalgia castellana.
Como esos buscadores de sí mismos que necesitan descansar, los chicos de La M.O.D.A. se ganaron un merecido descanso después de un intenso fin de semana en el que se disfrutó igual tanto sobre el escenario como en las butacas.
Elena Monge
Redacción
Oh vaya
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