El emblemático Camp Nou ha dejado aparcada su función deportiva para convertirse en uno de los escenarios más importantes del Festival Cruïlla XXS.

Después de la cancelación de la gira de Vamos a volvernos locos, León Benavente ha descorchado su Gira Extraordinaria en Barcelona con la intención de hacer una ruta veraniega por el país.

Llegaron pisando el césped con fuerza, vestidos de negro y con mascarillas, y se fundieron ante un público exageradamente ansioso y efusivo, ya antes de empezar. Las expectativas eran realmente altas y la banda española no tuvo más alternativa que sacar todos sus éxitos al campo para ganar el partido.

Empezaron con “Siempre adelante” y ya a mitad de la canción el público empezó a aplaudir desbocado cuando entonaron si somos cien será una celebración; era solo el principio de lo que tenían preparado.

El momento balada fue efímero “Como la piedra que flota” y Abraham Boba aguantó poco rato sentado, y es que León Benavente había venido para llevarnos al desenfreno “Volando alto”.

Dentro de la extrañeza, vivimos un momento muy emocionante, confesó la banda, mientras recordaban su último concierto en el Apolo de Barcelona y nos deleitaban con letras que parecían diseñadas para el momento que estamos viviendo.

Fuimos más que “Cuatro monos” en “La Ribera” que arde, y sin duda el bailoteo de “Se mueve“ fue “Mano de santo” para el “Estado provisional“ actual.

“Tu vida en directo”, “Ánimo valiente”, “No hay miedo “ o “Amo”, canción en la que ha colaborado Eva Amaral, tampoco podían faltar en el repertorio.

Salieron a borbotones la alegría de vivir de “Aún no ha salido el sol”, nos convencieron de que lo que estaba sonando era un hit con “Tipo D”, deseamos que pronto podamos decir “Ayer salí” y “Disparando a los caballos” discutimos de cómo cambian las formas de comunicarnos, de abrazarnos y de ver conciertos, si al final solo somos personas intentando ser personas haciendo nuestra fiesta.

Agradecieron al Cruïlla, a la ciudad y a nosotros por no meter a la cultura en el saco del peligro, alegación que el festival abandera bajo el lema Cultura Segura y muestra reforzando unas medidas todavía más restrictivas de lo que ya venía siendo habitual.

Se hicieron bastante de rogar, pero el derbi lo ganó el público que consiguió el tiempo añadido de “La canción del daño”, “Ser Brigada”, que se escuchaba desde Lisboa a Perpiñán; y cuando pensábamos que ya habíamos alcanzado el máximo clímax, cerraron con la extraña euforia de “Gloria” y la adaptación hoy bien podría haber cambiado mi destino, pero lo único que he hecho es tocar en el Camp Nou.

Parece imposible que en un lugar tan inmenso como un estadio de fútbol pudiéramos disfrutar de la proximidad e intensidad típica de los conciertos íntimos de salas minúsculas, pero el cuarteto consiguió que, aunque sentados en gradas espaciadas, pudiéramos palpar y vibrar el viaje de León a Benavente.

 

 

Sònia

Sònia

Redacción

Ana Agraz

Ana Agraz

Fotografía