El festival granadino vuelve a aprobar con nota y se afianza como la referencia que cierra una temporada y abre otra en el circuito alternativo nacional. El sacrificio de nombres internacionales fue suplido a la perfección con un extenso arsenal de nombres nacionales capitaneado por Vetusta Morla o el arranque de gira del nuevo disco de León Benavente
Fotos: Granada Sound
El sur de España a mediados de septiembre es un lugar más que recomendable para visitar. Y si además tienes la posibilidad de ver algunas de las mejores bandas del panorama nacional, no hay muchas excusas para rechazar el plan.
La organización del festival solventó satisfactoriamente todos los servicios que debe ofrecer un festival emplazado en las afueras de una ciudad como la granadina –en cuanto a transporte se refiere-, al igual que dentro del recinto, donde a pesar de las dificultades en momentos puntuales, resultó relativamente fácil el acceso a las barras, a los servicios -aunque no hubiera sobrado otra hilera en el otro lateral del recinto-, la movilidad entre escenarios y un aforo adecuado a las condiciones del recinto (a excepción, como ya es habitual, del concierto de Vetusta Morla).
Con un cartel más que reconocible por los presentes desde hace ya algunos meses, sólo era cuestión de que las bandas y artistas que lo componían tuvieran un buen día para asegurar el éxito rotundo del Granada Sound, y así fue. Y todo ello a pesar de que el sonido en cada uno de los escenarios no fue el más óptimo durante todo el fin de semana.
Vetusta Morla, la gran apuesta del año para innumerables festivales en la península siempre es un valor seguro, y así lo demostraron en la noche inaugural. Si bien no fue su mejor concierto veraniego, la diferencia de nota respecto a otras de sus actuaciones es ínfima y depende en muchos casos de los gustos de cada uno y del repertorio que elijan para la ocasión.
Las canciones de su último disco Mismo sitio, distinto lugar llevan el peso inicial del concierto –‘Deseame suerte’, ‘Palmeras en la mancha’ o ‘El discurso del rey’-, que deviene en clásicos melancólicos cuando se acerca a su parte media –‘Maldita dulzura’, ‘Cuarteles de invierno’ o ‘Copenhage’ y arrasa en una parte final que no te permite dejar de bailar rock and roll –‘Mapas’, ‘Fiesta mayor-, desgañitarte con grandes himnos coreables –‘Valiente’, ‘Sálvese quien pueda’- o dejar caer una lagrimilla abrazado a tu novia o colega con el magnánimo y eterno cierre que supone ‘Los días raros’.
El aperitivo ya lo había servido anteriormente Depedro, con su habitual y llevadero show que recorre las canciones más destacadas de su discografía, recogidas en su último disco ‘Todo va a salir bien. ‘Como el viento’, ‘Nubes de papel’ o el mestizaje de ‘Flores y tamales’ sirvió para agitar a un personal cada vez más numeroso en los conciertos de Zavala y su banda, que se entregó con especial dedicación en cortes notables como ‘Diciembre’ o la adoptada y desgarradora ‘Llorona’ para cerrar la actuación.
Novedades Carminha es otra de esas bandas que siempre te alegra ver en el cartel de un festival, y no sólo por el ambiente festivo que transmiten, si no por el buen hacer de Carlangas y los suyos. Con su último trabajo Ultraligero se han acercado con sutileza a sonidos más urbanos desde su vertiente más pop –al fin y al cabo, en eso consiste- y temas como ‘Ya no te veo’, ‘Hay un sitio pa ti’ u ‘Obsesionada’ se entremezclan a la perfección con ritmos garajeros como ‘Que Dios reparta fuerte’ o el folclore de ‘Cariñito’ o ‘Santiago voy’ terminando con el máximo esplendor de su ‘Verbena’ particular. Un grupo al que no nos cansamos de seguir muy de cerca por merecimiento propio.
Otra de las sensaciones del año también estuvo presente en el Granada Sound. Si has ido a algún festival y no has visto a Carolina Durante, algo has hecho mal, aunque sea para alabarlos o criticarlos. La propuesta de la banda madrileña es directa y feroz desde sus primeros acordes, ‘Las canciones de Juanita’, ‘El año’ o ‘Nuevas formas de hacer el ridículo –de su primer largo homónimo- se alternaban con mágicos temas pop con aroma a clásico como ‘Ñiña de hielo’, ‘Necromántico’ o ‘El Himno titular’ que provocó los primeros pogos de la noche entre el público. Y es que, aunque duren un suspiro –o eso parezca-, los conciertos de Carolina Durante son como una bomba que siempre está a punto de estallar, y así lo certifican con el jolgorio de ‘Cayetano’, la inmadurez perpetua de ‘Joder, no sé’ o el costumbrismo requebrajador de ‘La noche de los muertos vivientes’ –uno de sus primeros y mejores temas- para cerrar, quizás no con su mejor concierto, la noche del viernes.
Los grandes triunfadores del sábado fueron León Benavente, que presentaban por primera vez en directo su nuevo disco Vamos a volvernos locos. Con un setlist que seguramente vaya variando a lo largo de la gira y aun con cierta falta de rodaje, el cuarteto ofreció un concierto sobresaliente de principio a fin, con cortes arrolladores desde el inicio pertenecientes a su nuevo disco –‘Cuatro monos’, ‘Amo’ o ‘La piedra que flota’–, temas de sus trabajos anteriores que parecieron ofrecer un matiz más sutil que en giras anteriores – ‘La ribera’, ‘Ánimo, valiente’ o ‘Tipo D’- para afrontar una parte final plagada de nuevas e intensas creaciones –‘La canción del daño’, ‘Volando alto’- y dos bombas finales para reventar Granada: ‘Ser brigada’ y ‘Gloria’ no dejaron títere con cabeza, ya bien entrada la noche.
Antes, Cupido había satisfecho con creces al público más millenial, con su concierto express de apenas ocho canciones entre las que destacaron ‘U know’, ‘Autoestima’ o el cierre a cargo de ‘No sabes mentir’, que les sirvió para darse un baño de masas coreando al unísono el tema en el tercer escenario del festival.
Mientras tanto, en el escenario principal, Iván Ferreiro cantaba a los más conocidos del lugar sus archiconocidos temas. Clásicos contemporáneos de la talla de ‘El viaje de Chihiro’ o ‘El pensamiento circular’ de su trabajo Casa, con el que lleva girando más de dos años, dieron paso a un cierre apoteósico con ‘Años 80’ y ‘Equilibrio es imposible de Los Piratas y el sempiterno ‘Turnedo’ a modo de cierre apoteósico, tras una extensa introducción que fue desde la habitual ‘Diecinueve’ de Maga hasta los mismísimos Rolling Stones.
Sin tiempo para asimilar emociones arrancó el concierto de Zahara, otra de las grandes triunfadoras de la noche. Si bien es cierto que sus directos se disfrutan infinitamente más en salas o entornos más íntimos, la artista jienense amoldó a la perfección su repertorio llevando a su terreno a una multitud que bailó entregada temas como ‘David Duchovny’, ‘Bandera blanca’ o ‘El fango’ o cantó a pleno pulmón ‘Gerra y paz’ –todas pertenecientes a su fabuloso último disco Astronauta-, ‘El frío’ o el éxtasis total que supone ‘Hoy la bestia cena en casa’. Elegancia, profesionalidad y pop de quilates al servicio de una voz a la altura de muy pocos.
El cierre de fiesta corrió a cuenta de La M.O.D.A. Otra de esas bandas difíciles de esquivar en cualquier festival y que lejos de hacer daño a nadie, dignifican la profesión del músico ambulante, además de emocionar y hacerte bailar con sus canciones. El cierre de su interminable gira que comenzó hace casi dos inviernos nos dejó un último regalo en Granada, que arrancó con temas como ‘Mil demonios’, ‘La vieja banda’ o ‘El camino’ –perteneciente a uno de sus últimos EP´s- sin olvidarse de algunos de los temas que les trajeron hasta aquí, como ‘Miles Davis’, ‘1932’, ‘Hay un fuego’ o ‘Nómadas, antes de acabar con la apoteosis instantánea que generan los ‘Héroes del sábado’.
Granada nunca defrauda. Y su festival, siempre bien vestido, sin ostentación, pero con la mesura justa congregó a 50.000 personas para hacer del Granada Sound la última gran fiesta de la música en directo de nuestro verano.
Iñaki Molinos M
Redacción
La honestidad no es una virtud, es una obligación.