¿Qué tienen en común Kylie Minogue, Vetusta Morla, Black Eyed Peas, Natos & Waor y Els Pets? Aparentemente nada, pero en el Festival Cruïlla, todo es posible

Una cruïlla es un cruce, un lugar donde se encuentran dos o más caminos. EL Cruïlla, en mayúsculas, ha sido donde se han cruzado infinidad de vías artísticas, ocupando el espacio del Parc del Fòrum de Barcelona este pasado fin de semana.

Cuatro días repletos de arte en todas sus variantes: el fuego y pirotecnia del Aquelarre de Cervera, performance teatral de La Fura dels Baus, retratos gigantes pintados en directo por grafiteros locales, música de fiesta mayor con las orquestras más marchosas en movimiento, Always Drinking Marching Band y Rolling Vibes Collective, espectáculos de humor de la mano de referentes nacionales de la comedia, y por supuesto, un cartelón tan dispar como alucinante, dirigido al público local y programado con mimo para evitar aglomeraciones y solapamientos de conciertos.

Todo ello inmerso en una gran variedad gastronómica, puestos de moda e imagen y hasta la tecnología más puntera, un 5G que permitía vivir virtualmente conciertos desde encima del escenario.

Hace diez años que el festival se celebra, siempre fiel a su esencia. El Cruïlla sigue demostrando su compromiso con el medioambiente, la responsabilidad social, promoviendo el amor y la libertad, pero apostando con fuerza por un festival libre de agresiones y abusos sexuales.

Siguiendo esta línea, este año han incluido una serie de charlas y debates sobre temas de actualidad, cuya aportación se ha destinado íntegramente a Proactiva Open Arms, y se ha discutido sobre las injusticias sociales, la discriminación, la pobreza mundial y la protección de derechos y libertades de las mujeres.

El pistoletazo de salida fue el miércoles 3 de julio, de la mano de la noruega Aurora y sus mezclas de folk y electrónica; pero los que coronaron la jornada sin duda alguna fueron los Black Eyed Peas, que llenaron el escenario principal con su desparpajo y vitalidad, después de más de diez años sin pisar la ciudad.

Como no podía ser de otra forma, empezaron con Let’s get it started continuando como trio con Imma be y Rock that body antes de presentar a Jessica Reynoso, la nueva vocalista femenina del grupo, que sustituye a la mítica Fergie, y bordó con su vozarrón temas como Boom boom pow o Just can’t get enough.

will.I.am, el chocolatino, como bromeó, habló un castellano más que correcto supervisado por el latino Taboo y observado de lejos por apl.de.ap, mientras introducía Be nice, al que sucedieron hitazos como Pump it, Hey mama o el momento DJ del vocalista, que pinchó las versiones más electrónicas de sus colaboraciones más sonadas como This is love, #thatPOWER o Scream & shout, pero sin Eva Simons, ni Justin Bieber o Britney (bitch) Spears, haciendo vibrar el suelo del recinto de manera literal.

Como era de esperar, el cierre no podía ser otro que el binomio compuesto por Where is the love?, con juego de luces incluido, y el aclamado I gotta feeling, que dejaron al público exhausto pero con ganas de más.

Con un guiño al público más joven, el jueves fue el día dedicado al trap, rap y hip-hop, con la presencia del catalán Lidami, los granadinos Ayax y Prok y el enérgico duo madrileño Natos & Waor, cuyas actuaciones fueron intercaladas por las divertidas “batallas de gallos” entre Arkano y Blon, que reflexionaban sobre temáticas trascendentales, como si es mejor la paella o el arroz al horno.

El viernes abría una de las sesiones más potentes del festival con el reggae de Tiken Jah Fakoly, sucedido por el rock de Berri Txarrak que se despedían en el Cruïlla o el cuarteto londinense Bastille, que saltarines y enérgicos celebraron el cumple del batería Chris Wood (Woody) con un repaso por I know you, We lost in the fire, Happier, Doom days o Joy, en la que Dan Smith cantó pegado a un televisor donde podíamos ver a Lewis Capaldi acompañándolo.

Laura Palmer, Good grief, The Descent, Pompeii o Million pieces, con plataforma giratoria y salto al público incluidos, precedieron al himno más festivalero de la banda, Of the night, que sirvió como cierre de un entrante discreto.

La cantautora Zaz, repitió en el festival compartiendo sus deliciosas canciones enamorando el público con esa fusión tan característica del gypsy jazz y la canción francesa, tan bailable y envolvente, mientras los locales Els Pets repasaban temas de sus casi 35 años de trayectoria.

Sin duda, el clímax se alcanzó con la actuación de Vetusta Morla, que descorcharon con la magia de Deséame suerte, los destellos de El discurso del rey, la ironía de Palmeras en La Mancha y la potente percusión de ese atraco perfecto digno de un Golpe maestro.

Con ésta, ya van tres veces que la banda de Tres Cantos pisa territorio Cruïlla, y lo hacen con intención de ayudarnos a combatir esa oscuridad que nos invade a todos, a través de la música que canaliza emociones como el amor, comentó el cantante Pucho, que rompió su silencio por los Cuarteles de invierno, habló de polvo y espina en Maldita Dulzura y se dejó llevar, arrastrándonos a todos a Copenhage.

Tampoco faltaron esas canciones tan suyas que nos hacen vibrar por dentro y explotar por fuera, como las recientes del disco Mismo sitio distinto lugar: Consejo de sabios, La vieja escuela, Te lo digo a ti o 23 de Junio que acaba de estrenar el videoclip del reencuentro de San Juan de Álvaro Morte y Verónika Moral, dirigido por la cineasta Paula Ortiz; o las anteriores Boca en la tierra, Mapas o Fiesta Mayor, donde sacaron a relucir el descontrol de la pandereta y El hombre del saco, que versionaron de manera eléctrica sin olvidarse de atizar toda la artillería a modo de percusión consiguiendo anestesiar el dolor más rabioso, pura analgesia de ciáticas.

El que sí fue Valiente fue Pucho, a quien perdonamos la osadía de tirarse de cabeza a la marea humana de fans que estaba completamente descontrolada, mientras otros solo pensábamos Sálvese quien pueda al ver la estampa.

Haciendo homenaje a compañeros de profesión presentes en esta edición del Festival Cruïlla, encadenaron partes de canciones de músicos del panorama nacional tipo Como me amo (Love of Lesbian), Que no que no (Deluxe-Xoel López), A cualquier otra parte (Dorian), Nada es tan simple, todo se transforma (Jorge Drexler), Me quieren echar de mi hogar (Ayax), Hola que tal estas (Elyella) o Isla desierta (Cala Vento), entre otras, hiladas a la perfección con un estribillo reivindicativo, antes de cerrar tal espectáculo para los sentidos con Los días raros, que nos ayudó a digerir todo lo vivido en poco más de una hora.

Xoel López, con una energía alucinante y un bailoteo insaciable, hizo un repaso de canciones de su trabajo en solitario, como Balas, Frutos, Yo solo quería que me llevaras a bailar, Lodo, De piedras y arena mojada o la mítica Tierra. También tocó Hombre de ninguna parte, canción del disco que le hizo venir al Cruïlla por primera vez, y siguiendo con la línea melancólica nos deleitó con canciones de la época Deluxe, como Reconstrucción, del último disco de la banda, El amor valiente o la aplaudida Que no.

La nostalgia de los 90 llegó de la mano de la mítica banda de rock alternativo Garbage. Shirley Manson se plantó en Barcelona con su look ecléctico de vestido platino y peinado atrevido contándonos anécdotas sobre el vínculo que tiene con la ciudad, que pisó por primera vez en el 95, y sus vivencias por aquí, así como el noviete autóctono, y un poco impresentable, que se echó antes de petarlo en la escena musical. Cuando volvió a la ciudad condal lo hizo hecha una superstar. Dedicó a los fans la canción de Special, y regaló a los presentes los hits más sonados del grupo: I think I’m paranoid, Push it, Why do you love me o When I grow up, con la que dio por finalizada su aportación al festival.

Antes del cierre de la mano del icónico DJ Amable, residente de Razzmatazz, llegó el momento de la esperada banda de Oxford Foals, que sirvió a los fans más devotos una selección de temas variados de todas las etapas, desde las más bailongas a las más íntimas, pasando por On the luna de su último álbum, Providence, Spanish Sahara o el himno My number.

Y por si no habíamos tenido suficiente, llegó el sábado con conciertos de pequeño formato de los locales Cala Vento o El Petit de Cal Eril, el soul-folk del británico Michael Kiwanuka, la combinación perfecta entre indie y electrónica de Elyella, la samba de Seu Jorge, la poesía más delicada interpretada por Jorge Drexler o el electro-swing que Parov Stelar, que triunfó en el festival hace un par de años y repitió en esta ocasión, arrasando brutalmente.

Years & Years, pese a la tormenta de verano, continuó poniendo banda sonora a su espectáculo con orgullo y un vestido enorme que le hizo a Olly elevarse con temas como DesireAll for you, Hallelujah o la guinda King.

Dorian fue uno de los protagonistas más potentes de la noche, empezando con La isla y activando el primero de muchos cañones de confeti blanco. Aquello prometía y mucho. Hicieron un absoluto “All in”, poniendo encima de la mesa todas las cartas. Nos invitaron a bailar con Vicios y defectos, esperamos Hasta que caiga el sol, y pasó de Noches blancas a Verte amanecer.

Contrariamente al título de la canción, Santi Balmes saltó al escenario como invitado especial para interpretar con el grupo Los amigos que perdí, favor que Marc le devolvió más tarde cuando tocó Love of Lesbian. Sin duda, forman un binomio sublime.

También dedicaron Justicia Universal a aquellas ONG’s que salvan vidas en el mediterráneo. Del mismo disco no faltaron Algunos amigos, Señales, Duele o Buenas intenciones, dirigida a aquellos que tenemos la manía de cagarla en el último momento. Paseamos por el Arrecife de los Paraísos artificiales, aunque con ellos nos podríamos ir a Cualquier otra parte y disfrutar (como ya hicimos) de La tormenta de arena, que fue el hilo musical de un apoteósico final de columnas de humo, un torrente de serpentinas y un mar de confeti.

Llegó el momento de la cabeza de cartel más mainstream del Cruïlla, la australiana Kylie Minogue pisó con fuerza, y unos cinco cambios de vestuario, como diva que es. Un espectáculo por todo lo alto donde no escatimó en detalles y efectos con mucho glamour, poco habituales en este tipo de festivales. Le acompañó un grupo amplio de bailarines que le acompañaron en coreografías minuciosamente estudiadas. Una artista con todas las letras, pero de lo más amable y emocional, como nos demostró en el momento que hizo subir a Laia desde la primera fila al escenario, una fan muy joven y temblorosa, con quién cantó, y que le susurró algo al oído a la cantante que le reblandeció el corazón y la dejó visiblemente emocionada.

En su primera vez en este festival, Kylie hizo un repaso de temas de toda su extensa trayectoria musical, desde I should be so lucky, una versión muy animada de The Loco-motion, Hand on your heart o Love at first side, hasta los himnos más disco del panorama: Can’t get you out of my head, Get outta my way, All the lovers, Spinning Around o In your eyes, que hicieron bailar frenéticamente a todos los presentes sin excepción. Dancing, canción de su último disco, fue la elegida para zanjar una actuación explosiva.

Love of Lesbian fueron los últimos cabeza de cartel de los 4 intensos días del festival. Con un arsenal de músicos acompañándolos, decidieron apostar por un repertorio poco usual para el formato, canciones tranquilotas como Nadie por las calles, Cuando no me ves, La noche eterna, Belice o Bajo el volcán, más acordes con un patio de butacas que de una explanada repleta de miles de personas.

Celebrando también el décimo aniversario del disco 1999, viajaron por la misma canción que da nombre al disco además de Incendios de nieve, Segundo Asalto, Club de fans de John Boy o Algunas Plantas, que por fin sació las expectativas de un público sediento de temas lesbianos bailables.

Santi, que con tono de broma agradeció a Kylie por teleonearlos, dedicó Manifiesto delirista a aquella gente que lo hace fácil y también a todos aquellos personajes “casposos” mientras vestía una bandera del orgullo como capa. En la oda a los vicios carnales, Incapacidad moral transitoria, donde dio rienda suelta a la letra, se despojó de la camiseta viviendo su IMT.

Un público muy heterogéneo y dispar que disfrutó sobretodo de la segunda mitad del concierto, donde tocaron su tema más fantástico Los toros en la Wii, seguido de Planeador que aunque nos hicieron creer que era la última, solo precedía al temazo desgarrador Allí donde solíamos gritar, clausura perfecta para una celebración del cumpleaños Cruïlla por todo lo alto.

 

Sònia Sáez

Sònia Sáez

Redacción

Xavi Torren (Cruilla Festival)

Xavi Torren (Cruilla Festival)

Fotografía