Entrevistamos a Cala Vento para hablar de su tercer álbum, «Balanceo», un disco con el que el dúo da un golpe en la mesa con una propuesta más compleja que en sus anteriores trabajos.
Cala Vento vuelven (si es que alguna vez se fueron) con «Balanceo» (Montgrí, 2019) su tercer trabajo de estudio. Un disco con el que han buscado provocar un cambio, y tanto han cambiado que Aleix y Joan se han convertido en sus propios jefes: han creado Montgrí, su sello con el que editan este álbum. Pero este «Balanceo», que acaba de ver la luz en formato digital después de su lanzamiento en físico semanas antes, también parece anunciar un fin de ciclo… Quién sabe hacia dónde evolucionará Cala Vento después de este trabajo, con temas mucho más complejos y trabajados que «Cala Vento» (BCore, 2016) y «Fruto Panorama» (BCore, 2017). Por todo esto hablamos con Aleix, la mitad guitarrista de la banda.
La última vez que hablamos con vosotros fue en el Festivalera, en 2017, en plena gira de festivales, tras una gira de presentación de Fruto Panorama y antes de empezar una nueva gira. Es pregunta casi obligada que hagáis un balance de todo este tiempo. Para empezar, este tercer álbum pasa a ser autoeditado. Dejáis BCore para crear Montgrí, vuestro propio sello. ¿Qué os lleva a dar este paso?
Con Joan siempre estamos buscando el cambio en todo. Ya llevábamos dos discos editados y entre el primero y el segundo ya pretendimos provocar el cambio, pero ahora en perspectiva vemos que no hubo tantos. Así que para este tercero lo quisimos provocar de una manera más drástica. Así que dentro de la fórmula matemática que es grabar un disco, y dentro de los componentes que la componen, nos dio por cambiar el sello y la editorial. Con el manager nos entendíamos y las personas con las que grabamos el disco tampoco las queríamos cambiar.
Primero hablamos con BCore para saber qué pensaban, porque estamos ligados a ello con los dos primeros discos, y les pareció genial. Lo recibieron de manera muy natural.
Nos llegaron propuestas de otros sellos, estuvimos valorándolo, pero pasaba el tiempo y no había ninguna que nos sirviera del todo. La opción de la autoedición estaba al final de la lista y a medida que pasaba el tiempo y descartábamos opciones, iba subiendo posiciones. Tomamos la decisión, nadie iba a hacerlo mejor que nosotros y ya sabíamos cómo funcionaba todo, no somos novatos. Nuestro manager tiene un sello, ha sacado discos, así que nos hizo de guía en este sentido. Y nos lanzamos a la piscina.
¿Sentís que es un salto al vacío?
Un poco cuando vas pagando y pagando y llega un momento en que te quedas sin. Miras el calendario para saber cuándo vas a recuperar lo invertido. Ahí te das cuenta del riesgo y de todo el dinero invertido, pero si todo va bien, como nos fue con «Fruto Panorama», y con los conciertos que ya tenemos cerrados, estamos bastante tranquilos. Pero no hay que darlo por hecho.
Así que no ha habido vértigo, más bien al contrario. Ha habido momentos de sentirnos demasiado empresarios: mucho trabajo de oficina y poco de ensayar. En este primer trimestre del año hemos estado en esa fase.
Vosotros habéis hecho el camino a la inversa: los grupos pequeños empezaban autoeditándose hasta que fichaban por alguna discográfica… ¿Está cambiando el panorama?
Sí, no sé si es por nuestra manera de ser o hacer o porque realmente los tiempos están cambiando. Es verdad que los músicos cada vez tenemos todo más a mano, internet ha facilitado mucho las cosas y ha democratizado el sector. Pero también hay que tener la voluntad de ser tu propio jefe. Nosotros somos bastante controladores así que nos encajaba mucho autoeditarnos, sin tener que pedir explicaciones a nadie.
¿Entonces “Balanceo” nace con esa necesidad de buscar el cambio también a nivel musical o en qué momento se crea este tercer disco?
El disco nace con la voluntad de hacer canciones nuevas. Nosotros más o menos siempre vamos haciendo. Las primeras canciones, de hecho, nacen a mitad de gira de “Fruto Panorama”, cuando hicimos un parón en los meses de invierno para volver a arrancar. Ahí hicimos un stage en una masía e hicimos algunos temas, pero no sabíamos ni cómo ni con quién sacaríamos el disco. Sí que teníamos claro que queríamos cambiar alguna cosa.
Es evidente la evolución a nivel sonoro de este disco. Sin duda sigue sonando 100% a Cala Vento pero con un sonido mucho más completo y complejo comparado con vuestros anteriores trabajos. ¿Cómo ha sido este proceso creativo?
Tanto Joan como yo teníamos claro que queríamos un disco mucho más producido que los dos anteriores que, al final, suenan igual desde la primera hasta la última canción. Además, están grabados en directo los dos, casi como si estuviéramos en un concierto.
En este nos apetecía huir de esto y trabajar canción por canción, instrumento por instrumento, que es algo que no habíamos hecho hasta ahora. Este es un disco de estudio. Nos apetecía muchísimo hacer este ejercicio de grabación con herramientas de estudio. Y ha molado mucho, ahora lo otro nos parece aburrido.
«El reto está en encontrar el equilibrio entre no sobreproducir el disco porque luego tenemos que defenderlo en directo. Teníamos claro que no queríamos añadir ningún otro músico, pero esta es una reflexión que tendremos que hacernos pronto»
A la hora de trabajar este sonido más complejo en directo, de traducir todo este trabajo de estudio, ¿cuál es la idea que tenéis para llevarlo a cabo?
«Balanceo» es un viaje de ida y vuelta. Las canciones las hemos compuesto en el local, como todas: Joan a la batería y yo a la guitarra. Estas canciones se transformaron en el estudio, ahora en el disco suenan de otra manera, pero vuelven a los orígenes habiendo pasado por los filtros del estudio. Allí pasan muchas cosas: hay temas que se transforman, efectos que aparecen que yo no usado. Santi Garcia es muy creativo: cada vez que hemos grabado un disco con él, una vez grabado, automáticamente se ha producido un cambio en mí y en mi manera de sonar en directo.
Voy probando e incorporando cosas nuevas de un disco a otro también para no aburrirme, que si no siempre sería lo mismo.
De entre todos los nuevos temas, destacan “Solo ante el peligro” y “Todo”, por la parte ruda e instrumental, Cala Vento total pero con mucha más crudeza. En contraposición, los últimos cuatro temas aportan un final redondo a Balanceo, con ritmos más suaves y con instrumentos de viento a los que no estamos acostumbrado en vuestros temas. ¿Os ha quedado algo por probar en este álbum?
Siempre puedes probar cosas nuevas si tienes más tiempo. El reto está en encontrar el equilibrio entre no sobreproducir el disco porque luego tenemos que defenderlo en directo. Teníamos claro que no queríamos añadir ningún otro músico. En este sentido está bien equilibrado.
Echo más de menos los vientos de “Un Buen Año” que los del final, por ejemplo. En “Fin de ciclo”, que siempre se llamó “Final”, no estaban previsto esos vientos: queríamos meter voces, coros… la melodía la teníamos clara. Pero al final salió esto en el estudio.
Nos comentas que ahora tenéis claro que no queréis más músicos, pero supongo que es un tema que hablaréis a menudo…
Sí, de vez en cuando. Y es complejo. No creemos en los grupos de música donde hay músicos mercenarios. Igual llega un día en que no nos importa, pero de entrada no creemos en ello. Si tuviera que entrar otro música en Cala Vento, debería ser uno que entrase a formar parte de la banda con el mismo porcentaje, por lo que nosotros también tendríamos un papel menor.
A estas alturas, con todo el background que tenemos, es muy difícil encontrar una persona que pueda asumir todo esto. Nos es muy difícil imaginarlo porque tampoco hemos conocido a nadie… Pero quién sabe, igual algún día conocemos a alguien con quien conectamos muchísimo y decimos: «este puede ser el tercer miembro». O al contrario, nos deshacemos de la idea esta de músicos mercenarios y decidimos: «Cala Vento somos tú y yo y además tenemos cuatro músicos de la hostia para que nos acompañen en los directos».
El siguiente paso de Cala Vento será reflexionar profundamente sobre esto porque si la última canción de este disco se llama “Fin de ciclo” es porque nosotros también vemos que se agota la fórmula donde solo Joan y yo hacemos canciones. Es una limitación a nivel creativo que, en cierta manera, hemos superado con este disco, añadiendo nuevos elementos, pero sigue siendo una limitación. Y a la vez una ventaja. Es complejo… ya veremos qué pasa.
Ya habéis tenido la ocasión de acercaros a vuestros seguidores con los conciertos en pequeño formato que habéis dado a los que compraron el disco en formato físico. ¿Qué tal el primer tanteo de “Balanceo” entre el público?
Ha superado nuestras previsiones. En Zaragoza y Bilbao lo veíamos complicado y en Bilbao se vendieron 100 discos y en Zaragoza 65, que para nosotros es una barbaridad. La última vez que tocamos en esta ciudad hubo menos gente. Estamos muy contentos. Flipando con que la gente se sepa las canciones cuando aún no estaban en ningún sitio.
Leía una crónica del concierto que hicimos en Barcelona y se refería a esto como un experimento social, y tiene razón porque, en cierta manera, nos hemos encontrado con gente que ha convertido el hecho de escuchar el disco en todo un evento: que han quedado para escucharlo o que le han dedicado una atención que ahora no es habitual, a no ser que no sea tu banda favorita del mundo.
Sufríamos mucho con el patrón del streaming porque hubo un impacto grande con la salida del disco en físico porque ha habido mucha diferencia entre la salida del disco físico y en streaming, que ha salido ahora y temíamos que se desdibujara. Pero nos da igual porque ha tenido una acogida tan bonita el disco que seguro que los fans se quedan con un buen recuerdo.
Este año volvéis a la carga con muchas fechas festivaleras de gran envergadura como Cruïlla, Vida, BBK, Tomavistas… ¿Qué opináis de este giro de estilos musicales que parece que están haciendo algunos grandes festivales?
Sí, ahora es el auge de la música urbana, ¿no? Es evidente el cambio en los cabezas de cartel de los grandes festivales. Muchos no los conocemos y si no los conocemos es porque son nuevos…
Cada vez hay menos viejas glorias de guitarras de los 90 y más música urbana actual. Está bien pero a mí me gustan las guitarras… Cardi B he escuchado algo por curiosidad y solo hubo una que dije: no está mal…
¿Creéis que os puede afectar dentro de vuestro estilo?
Sí, claro. Cada vez hay menos guitarras. Llega un punto en que también te da igual porque te siguen llamando y contratando. El rock and roll nunca morirá. Igual ahora está en segundo plano, pero volverá… Mira Greta Van Fleet, también los escucha público que escucha a Rosalía…
Lo que sí que vemos es que los carteles de los festivales siempre son los mismos. Al menos en los que predominan las bandas nacionales. Es aburrido y a veces no entendemos cómo la gente continúa yendo… al menos que hagan un año unos y al siguiente los otros.
Justo acabas de decir que el rock and roll nunca muere y recientemente Nick Cave dijo que la música rock se ha convertido en «previsible, nostálgica y corporativa» y que quizás no merecía la pena salvarla en su estado actual. ¿Qué opinión os merecen estas afirmaciones? ¿Creéis que se merece un pequeño descanso o simplemente falta creatividad?
¡Qué grande! Entiendo por qué lo dice, y más en este país que los cabezas de carteles son copias de copias de copias… hay poca originalidad desde mi punto de vista. Igual tampoco está muy al día de nuevos grupos porque sí que van apareciendo propuestas que sorprenden y que reinventan lo que ya existía, sobre todo aquí. Por ejemplo, la primera vez que escuché a Carolina Durante me sorprendió gratamente, y no están haciendo nada nuevo, pero están transformando lo que ya existe. También me pasó con La Plata, con Vulk o Vera Fauna.
Hay mucha gente joven que hace música sorprendente. Creo que hay esperanza.

Team Perrolín
Redacción
Somos Andrea y Xavi, periodista y diseñador gráfico. Dicen que un día sin sonreír es un día perdido. Pues nosotros somos más de pensar que un día sin música es un día perdido, por eso lo escribimos. También nos gusta Ryan Gosling.