La banda norteamericana hizo parada en la madrileña sala La Riviera para presentar su disco “There´s a Riot Going On” (Matador Records, 2018), en un extenso concierto en el que además de su último trabajo, repasaron su amplia y excelsa discografía en una actuación para enmarcar del trío de New Jersey
Nadie pone en duda a día de hoy que Yo La Tengo es un grupo de culto. Después de casi tres décadas desde su primer lanzamiento, con un éxito comercial no comparable a muchos de sus coetáneos y con la crítica refrendando merecidamente su trabajo, el trío formado por Ira, Georgia y James se ha ganado el respeto y el derecho a hacer, básicamente, lo que les dé la gana. Sin embargo, y para nuestro regocijo en la noche del lunes –con lo que conlleva un primero de semana- su actuación se movió durante todo el show entre el sobresaliente y la matrícula de honor, como si de un joven estudiante intentando subir nota se tratara. Excelente.
En un primer acto que se movió entre las tinieblas que tan bien sabe tejer el trío, gracias a las capas sonoras generadas por la base hipnótica de la línea de bajo o el ritmo pausado de la batería, unidos a la afilada guitarra de Kaplan, se sucedieron temas como “You are here” o “Forever” de su último LP.
Al arranque sosegado de armonías totalmente abrumadoras se sumaba el fascinante –y agradecido- silencio de toda la sala, reforzando aún más si cabe el respeto del que hablábamos al inicio. El folkie suave de “One PM again” o “Gentle Hour” nos permitía transportarnos por primera vez a esos pasajes de new americana completamente deliciosos.
Y es que el modo de plantear su concierto se sale en muchos casos de los cánones establecidos, lo cual se agradece entre tanta maraña homogénea. Sin buscar línea o temporalidad entre los temas, o agitar a un público que sabe a lo que viene, Yo La Tengo siguió ejecutando a la perfección temas como “Ashes” o la aclamada y desnuda “Tom Courtenay” con Georgia Hubley a la voz, acompañada de acústica y bajo. Todavía quedaba por paladear en este primer set la belleza sangrante de “Big day coming” en su versión pianística, cuasi steel guitar aullando y distorsión final para cerrar con la chamánica “Here you are”, una espectacular primera parte de concierto.
Tras un significativo descanso –cuanto menos extraño en los tiempos que corren-, el trío de New Yersey reapareció para afrontar un nuevo pasaje de canciones que comenzó como acabó el anterior –“Polynesia #1”-, para ir in crescendo en cuanto a electricidad y distorsión, alcanzando momentos de climax y perturbación noise –»False alarm»-, reconduciéndolo hacia el indie rock y tintes psicodélicos –»Barnaby, hardly worky»- o refugiándose en introvertidas melodías atrapables –»For you too»-.
En una segunda parte algo más previsible, que parecía dejarse llevar hacia la mínima estandarización de un concierto común, y tras varios temas bien ejecutados, pero algo planos, encaramos una fase final fascinante que recuperó la atención de los oídos más distinguidos. Cortes magnánimos como «Autumn sweater», con ese clásico bombo inicial de Hubley, el irresistible bajo de McNew y la dulce y a la vez asfixiada voz de Kaplan, o el power pop más luminoso de “Double dare” tornándose en oscuridad a su conclusión dieron pie a una ambrosía final –que diría aquel- difícil de describir con palabras, donde “I Heard you looking” desgarró a más de uno/a con ese riff indie pop mágico que vuelca todo su amor en una hecatombe eléctrica que mantuvo su cima durante una maravillosa eternidad embriagadora.
El posterior e innecesario bis después de tal primor, no empañó un concierto para enmarcar, en el que Yo La Tengo demostró, una vez más, como ganarse el rédito acumulado desde la independencia y la profesionalidad.
Iñaki Molinos
Redacción
La honestidad no es una virtud, es una obligación.