Acudimos al cierre de gira de “Lights”, último de disco de Nat Simons, en la sala But de Madrid. La artista madrileña desplegó su habitual y mágico estilo en un solvente concierto que contó con la participación de varios artistas invitados

En los tiempos que corren puede sonar reaccionario, pero resulta más bien paradójico encontrar una artista como Nat Simons en el panorama musical actual. Y es que, aunque afortunadamente contemos con una buena camada de nuevos/as músicos/as y compositores en la escena pop-rock actual, pocos alcanzan la autenticidad de la artista madrileña y su compacta banda.

Resulta obvio pensar que se trata de un género de lo más manido en la historia de la música popular contemporánea, sin embargo, y por este mismo motivo, resulta tan satisfactorio acudir y disfrutar de un concierto tan bien ejecutado, tanto a nivel sonoro –y musical- como artístico –y escénico-. Nat Simons y su banda consiguieron en la noche del jueves emocionar, conquistar y deleitar a partes iguales.


En un inicio calmado y delicado, basado en las melodías guitarreras y embaucadoras de temas como “You can´t imagine” de su aclamado disco “Lights”, arrancó un bolo que se convertiría en una sucesión de cortes perfectamente estructurado, que prosiguió con ritmos sureños y bailables como “You treat me cruel” y baladas oscuras y dulcificantes, gracias a la voz de su protagonista y los punteos delicados de la guitarra principal –“Trouble man”-.
Tras la correspondiente bienvenida, el folk suave de su primigenia pieza “Another coffee and cigarette day”, el medio tempo acústico de “Happiness”, y la maravillosa propuesta escénica y desnuda de “Indian trees”, con la banda al completo ocupando el frente del escenario, dotando a la actuación de una emotividad diferencial y necesaria en nuestros días.


Seguía la noche navegando por aquellas carreteras secundarias de la América profunda que tantos matices nos concede a su paso, y en las que Simons se defiende a la perfección. Deslizándose hacia el country arrebatador de “Endless summer road”, su pegadizo y devastador éxito “People” o los ecos blues de “Desire”, ambas de su último álbum. Y es que por muchos motivos “Lights” se ha convertido en uno de los discos del pasado año 2018, a la producción exquisita por parte de Gary Louris, se suma la inspiración de su creadora a la hora de gestar melodías y letras conmovedoras a la par que apabullantes.
Y para rematar oficiosamente el concierto, y sin que apenas nos diéramos cuenta, una extraordinaria escalera de color compuesta por el sonido y nostalgia del “Learning to fly” de Petty, el “Ain´t no blues”, armónica en mano y el espíritu de Dylan vagando por la sala y la traca definitiva “Cruzando el paraíso” junto a Loquillo y Josu García como primeros invitados de la noche.


Tras el correspondiente bis, y mano a mano con Ricky Falkner –segunda sorpresa de la noche- sonó “Segunda Piel”, primer tema en castellano de Simons y producido por el primero, y lo que quizá sea un punto de inflexión en su futura carrera.

El cierre definitivo llegó con “No one compares”, que posiblemente no sirvió para culminar por todo lo alto, pero si como una muestra más para reiterar su sello de identidad: una colección de canciones que en el caso de Nat Simons –con tan sólo dos discos a sus espaldas- simbolizan un todo. Un universo del que es difícil salir, afortunadamente.

Iñaki Molinos

Iñaki Molinos

Redacción

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Emi Picazo

Emi Picazo

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