Damien Jurado hizo parada en Madrid, dentro de su gira española, para presentar «The Horizon Just Laughed» en el Teatro Calderón
Fotos: Raquel Calaco
Hemos tenido que esperar dos años para que Damien Jurado, cantautor de culto indie rock, folk, volviera a nuestro país. Este lunes el de Seattle nos regaló un memorable concierto en el Teatro Calderón de Madrid y no ocultó su amor por el público español. Vino a presentar su reciente álbum “The Horizon Just Laughed”, un auténtico privilegio para todos los que pudimos disfrutar su directo.
Aunque el concierto se anunciaba con banda, el único respaldo instrumental y moral que tuvo Jurado fue la guitarra de Josh Gordon (ex de Trespassers William), quien ha colaborado en la elaboración de este último trabajo.
Sin más acompañamiento que sus guitarras y dos sillas de madera, empezó el concierto.
Damien es tímido y nada ostentoso, quizá por eso tuve la sensación de que la noche arrancó con una atmósfera un tanto fría, abriendo boca con «Ohio», uno de sus maravillosos clásicos, perteneciente a su segundo disco “Reahearsals for Departure”.
Tras este tema, empezó su recital del nuevo álbum y la noche comenzó a terciarse en un tono más intimista gracias a “Allocate” y “Dear Thomas Wolfe”, temas que nos iban introduciendo en el universo imaginario de Jurado.
Damien trasmite ese rollo de cantautor torturado que experimenta con pianos, ritmos, baterías, voces y distintos arreglos. Cada uno de sus trabajos supera al anterior y busca hacer partícipe a su público de la evolución que va experimentando su música.
A medida que iba avanzando el concierto, esa timidez se fue derritiendo hasta transformarse en empatia. El momento más emotivo de la noche, llegó con el homenaje a Richard Swift, su mejor amigo y socio, quien ha producido algunos de sus mejores discos y sin duda ha tenido un papel decisivo en su carrera.
Así habló de él, dedicándole un largo discurso que nos puso la carne de gallina: “Me viene a la mente constantemente, fue mi hermano, mi mejor amigo, un ser humano maravilloso”, aunque hizo esfuerzos para contener las lágrimas, fue después de interpretar “The Novelist” (obra del propio Richard Swift) cuando lloró.
Sí, señores, los grandísimos artistas también lloran, y es que Damien no lo ha pasado bien últimamente con la pérdida hace unos años de otro amigo, Jason Molina, a causa del alcoholismo, y el recientemente desaparecido Swift, cuya muerte ha conmovido al mundo de la música y a sus miles de seguidores.
Tras este momentazo, público y artista estaban totalmente conectados. Los sentimientos de Damien estaban desatados, a flor de piel, entregado a su audiencia totalmente. Desde el público pidieron “Working Titles”, tema que no dudó en interpretar: “Habéis tenido suerte, me acuerdo de la letra”, afirmó divertido.
Tras más de dos horas de concierto, en su cara se divisaba una sonrisa y nos ofrecía su mejor versión vocal y personal.
Nos dedicó dos bises, largos, con una entrega y una voz perfecta, íntima y firme. El primero de ellos lo finalizó silbando. El segundo se lo dedicó a Swift : “I will remember you the way you are right now”. Se me caía la baba y a juzgar por las caras que veía a mi alrededor, no era la única. Todo el teatro en pie.
Gracias, Damien, por alegrarnos la vida de esta manera.