Resumen de las actuaciones de Papaya y Amatria en la Holi Party Festival de Avilés
La Holi Party, festival hindú que se ha puesto de moda en Occidente y que cuenta ya con varias ediciones en Avilés, fue la excusa perfecta para traer a un buen puñado de artistas por estos lares. El recinto es un lugar único (al que no lo conozca aún, le invitamos a ir en su próxima visita a Asturias) ya que los conciertos tuvieron lugar en el escenario de la plaza del Centro Niemeyer de Avilés. Un lugar mágico, con buena acústica y cómodo por su amplitud. La entrada eran 5 modestos euros asequibles tanto para quienes quisieran disfrutar del baño de polvo como acudir directamente a los conciertos. Sin embargo, fue una noche de color y diversión donde las actuaciones para el público joven asistente fueron menos importantes de lo que debiera, aunque era una buena oportunidad de bailar y sobre todo de escuchar.
No fue una cita exenta de polémica (musical). Fue la actuación de Papaya lo más impactante por varios motivos: uno, el tono cañero con el que la cantante del grupo, Yanara Espinoza, se dirigió a los asistentes entre bromas, reivindicaciones, recuerdos a sus amantes a lo largo de sus viajes y algún que otro ‘zasca’. También por lo breve del concierto (apenas media hora de los 60 minutos que estaban programados) finalizado de forma abrupta y que parecía confirmar que no fue una cita al gusto de todos. Muy lejano del buen ambiente vivido en su visita reciente a A Illa con motivo del Atlantic Fest. Quedándonos en lo estrictamente musical, al menos la cita exprés permitió escuchar algunos de sus grandes temas de su trabajo más reciente como ‘Amor o sexo’, ‘Corazón abierto’, ‘Zapatitos de cristal’, ‘Fango en el amor’ o ‘¡Ay, mujer’!’, y algunos guiños a trabajos anteriores como ‘Carne de carroña’ o ‘El rey de las camas’.
Hubo un momento culminante cuando la intérprete de Papaya, protagonistas de un auténtico despegue en 2015 con su álbum ‘No me quiero enamorar’, reivindicó la igualdad de la mujer y la normalización del cuerpo desnudándose de cintura para arriba e interpretando así una de sus canciones. Un gesto desafiante que aún hoy resulta revolucionario. Mensaje lanzado para quien quisiera recogerlo.
A Amatria (y cuánto lo sentimos) le tocó lidiar con un público escaso (a medianoche la plaza del Centro Niemeyer se vació, eran muchos los que habían acudido desde primera hora de la tarde al festival y la media de edad de los presentes probablemente hizo que más de uno retirara, o quizá no tuvo suficiente calado el cartel para este público). Una pena y un contraste porque en otras actuaciones como la que ofreció en el FIV de Villalba en 2017 sí que hubo una auténtica conexión con el público y fue francamente un concierto para recordar (para ambas partes, seguramente). En aquel momento estrenaba ‘Animal’ y fue uno de los temas que no faltó, como tampoco ‘Chinches’ o ‘El golpe’. La fiesta, no obstante, había acabado antes en Avilés. Habrá que tratar resarcirse con una invitación sincera a cualquiera de las salas de Asturias para poder ver a ambos grupos en mejor ‘plaza’ y, esta vez sí, sus adeptos asturianos les arropen. Ya se sabe que en verano las mentes se dispersan y habría muchos que optaron por planes alternativos, pero mantener a Asturias en la brecha también exige un compromiso del público para que vaya a los eventos, si queremos que los siga habiendo.