La mítica banda de rock mexicoamericana deleitó a sus fans en Avilés en el marco del festival Las Músicas
Hay bandas que por méritos propios son leyenda viva, sobreviviendo a sus grandes éxitos y demostrando que la grandeza está sobre el escenario, en vivo y en directo, genuinamente música para disfrutar. Es el caso de Los Lobos, ejemplo inconmensurable de buen hacer: discos que sobreviven al paso del tiempo, sin miedo a probar estilos y experimentar, con hondas raíces en la tradición y sin atisbo de agotamiento.
‘La Bamba’ podía haber sido su ataúd, muertos por el propio triunfo ante la apabullante avalancha de notoriedad que les dio la película del mismo nombre. La cinta, de 1987, contaba la vida del músico mexicano-estadounidense Ritchie Valens, quien falleció en el mismo accidente aéreo que Buddy Holly («el día que murió la música» como se denominó). Pero nada más lejos de la realidad: Los Lobos siguieron aullando a su manera, sin presión por repetir las mismas notas y han continuado su camino sembrado de grandes canciones como las que regalaron el pasado viernes en el festival Las Músicas de Avilés.
Desde temas de hondo sentir mexicano como ‘La pistola y el corazón’ o ‘El cuchipe’ a baladas inmortales como ‘We belong together’ o el rock atemporal de ‘Come on let’s go’, Los Lobos se entienden y se lucen en el rock`n`roll, el country, el rhythm & blues y el folclore más enraizado. Su visita a Avilés fue buena muestra de ello.
Baluartes de la cultura chicana (como luce su portada del disco ‘La pistola y el corazón’ que tanto impactó por entonces a Madonna y su expareja Sean Penn), Los Lobos pueden presumir de ser una banda en activo con más de 40 años de historia y sin síntomas de desfallecimiento.
En Avilés dieron cuenta de sus grandes éxitos y se percibió tanto sobre el escenario como en el público que la veteranía es un grado. Un sonido inmaculado, una puesta en escena sobria pero efectiva y todo el protagonismo para la nostalgia: el cóctel perfecto para una noche de verano.