El festival vizcaíno reunió durante su primer fin de semana a Sidonie, Rufus T. Firefly, Willis Drummond y Biznaga
Por Gorka Martín
MAZ Basauri lleva celebrándose desde 2012 con gran éxito desde un principio en el céntrico y acogedor Social Antzokia de esta localidad industrial en los alrededores de Bilbao. Un festival de pequeño formato en el que todo transcurre de manera fácil y dinámica, pues se puede llegar fácilmente en trasporte público (y regresar, dado que los conciertos terminan dentro de los horarios de transporte evitando así el siempre cotizado aparcamiento).
Haciendo un poco de historia, en ediciones anteriores han pasado por Social Antzokia artistas vascos como Ruper Ordorika, Zea Mays o Willis Drummond. Nacionales como Burning, Niños Mutantes o Catpeople. Internacionales como The Pains of Being Pure at Heart o una leyenda como Mike Farris. Con buena acústica, visibilidad y un buen aforo gracias a que se retiran las butacas para estas jornadas dedicadas a la música indie.
Ciñéndonos a los conciertos en sí, el viernes 27 abrieron el festival Rufus T. Firefly conquistando a un público que mayoritariamente había agotado las entradas para ver a Sidonie y que salió satisfecho después de ver al combo de Aranjuez más maduro y con más aplomo que en el doble pase que ofrecieron en el BBK Live de 2017, alargando los temas y transportándonos a ese universo psicodélico que han creado. Esto ayudó a ir olvidando la semana laboral, excepto a quien tuvo que salir corriendo y pegarse el madrugón para cumplir el sábado. Picaba la curiosidad por si tocaban ya ‘Demogorgon’, el adelanto en honor a la serie de ficción ‘Stranger Things’ de su próximo disco, ‘Loto’, que editarán en junio. Pero nos quedamos con las ganas. En resumen, fue un concierto que hizo aflorar el sentimiento y conectó aun con quienes no conocían el repertorio. Mención especial para Julia, que estuvo enorme a la batería -sin desmerecer al resto, claro-.
Seguidamente, tras el rápido y eficaz despliegue de los técnicos de sonido, el pitillo callejero o el refrigerio a precios populares, saltaron al escenario los componentes de Sidonie enfundados en unos trajes estampados que dieron mucho juego entre la concurrencia. Después de ver en varias ocasiones la gira de ‘El peor grupo del mundo’ había ganas por verles retomar en esta gira de 20º aniversario los temas de sus primeros trabajos, los cuales maridan aún mejor con quienes hoy ejercían de teloneros. Sin sorprender en demasía -rápido se acostumbra uno a lo bueno-, ejecutaron el repertorio con la profesionalidad acostumbrada e interactuaron constantemente con un público que coreó y al que se metieron en el bolsillo desde el principio, pues no hay que olvidar que en su show comparten espacio las gamberradas, las bromas y los guiños que hacen partícipes hasta al último espectador.
En la jornada del sábado se sacó el festival a la calle con las actuaciones y actividades gratuitas en sesiones vermú y vespertinas en una gran carpa situada en la plaza Solobarria dentro del apartado Txiki MAZ para los más pequeños, con las bandas TOC, Noga y Kiñubak.
Anochecía y refrescaba en Basauri, así que se agradeció entrar ael Social Antzokia para empezar con Los Cosméticos que despegaron con unos temas de trepidantes disputas entre bajo y batería, arrancando con un bailongo y pegadizo ‘Kukufat’ para seguir con la presentación de su EP ‘Puro Plástico’. Ejercieron como locales, con una amplia y aguerrida parroquia que les jaleaba y a quienes brindaron afectuosamente su tema de despedida.
Seguidamente, llegó el torbellino de Biznaga (puedes consultar además su paso por Madrid aquí). Derrochando energía, actitud e irreverencia que a los más maduros les trajo nostalgia de los 80. Se metieron en varias ocasiones con el público con frases como «¡Qué silencio, parece Japón!», o David, el destacado y garajero guitarrista suplente que lo bordó: «¡Qué sitio tan bonito para una música tan fea!».
Después de unos ajustes en la batería, entonces sí, empezaron a sonar mejor y a gustarse. Este año los quieren en todas partes y entre otros festivales los podremos ver en el Prestoso Fest asturiano a finales de junio. Otro festival menudo, pero de apetecible formato, en un gran entorno natural.
Para terminar este largo sábado saltó al escenario el ahora power trio vasco Willis Drummond que hizo sonar su muro de guitarra y justificó con solvencia ser cabeza de cartel. A pesar de explicar en un principio que se hallaban un tanto en shock por un luto familiar, hicieron un concierto que les pone en el lugar privilegiado que hoy por hoy ocupan en la escena vasca. Toda una muestra de profesionalidad sacar adelante un concierto en ese momento.
Quedamos todos emplazados a un segundo fin de semana que promete mucho con La Casa Azul y Novedades Carminha bien acompañados por bandas locales como suele ser costumbre en este festival.