Fernando Martínez de la Serna, o más bien Remate, continúa con su impecable y personalísima trayectoria con nuevo disco, basado en la indielectrónica e inspirado en el cine
«Kitasato» es lo último de Remate. Suena firme, electrónico y despiertamente instrumental, ha creado la banda sonora de una película imaginaria a la que pone música.
Con estas piezas, “que no canciones”, como él mismo explica, parece que Remate está en su cuarto de juegos. Es un trabajo producto de la experimentación: “Mi estudio es un laboratorio, donde trabajo diariamente, en él me encierro y experimento, de ahí han nacido estas piezas”.
*(Un “kitasato” es una probeta de la laboratorio).
En esta ocasión viene acompañado de Felipe Almendros, autor de cómics, quien ha diseñado la portada del disco, y un video de animación para el tema «Dawn Wiener» que forma parte de este nuevo repertorio.
Con «Kitasato», Remate rebosa genialidad, cada pieza tiene nombre de mujer, y representa a un personaje femenino basado en diferentes películas contemporáneas, todas ellas con bandas sonoras espléndidas. De esta manera nos topamos con personajes como: Elizabeth Travis en Vidas de mujer, Emma Recchi en Yo soy el amor o Jackie en Red Road. Estas son algunas de las diez piezas que componen Kitasato: “Los personajes que he elegido me han dado mucha felicidad” explica.
Él lleva la cámara, nos guía en sus propias composiciones, pero deja a la imaginación la interpretación del mensaje que transmite cada personaje. Un trabajo minimalista y muy cuidado, que a veces resulta inquietante a veces sensible, bucólico pero siempre conservando su personal surrealismo.
No es ningún secreto que Remate tiene predilección por el cine. Ya nos lo demostró componiendo la banda sonora de Too much Johnson, el film perdido de Orson Welles recuperado en 2013 o en su colaboración con Isabel Coixet en el cortometraje Un corazón roto no es como un jarrón roto o un florero, entre otros trabajos.
Una vez más, este tipo tan peculiar nos pasea por su particular universo, huyendo de excesos, atreviéndose con todo, mucha personalidad.