Texto: Marta España y Víctor Bonell
Fotografías: Marta España

Entrevistamos al Kanka con motivo de la publicación de su cuarto trabajo, «El Arte de Saltar» (EO Música), lanzado el 23 de febrero de 2018.

Es inevitable no pensar en el primer trabajo del Kanka cuando se piensa en el músico. Si «Lo mal que estoy y lo poco que me quejo» (EO Música, 2013) obtuvo un éxito moderado en la fecha de su lanzamiento, a día de hoy Juan Gómez ha logrado consagrarse como cantautor debido al mismo. Sin embargo, ha llovido mucho desde entonces, y en esta nueva entrega el Kanka nos trae un álbum más serio, sosegado y maduro. Dejamos que nos lo cuente él mismo.

«El Arte de Saltar» es un título que parece hacer referencia a un atrevimiento. ¿A qué te atreves con este nuevo lanzamiento?

Realmente, creo que me he atrevido más en otros momentos de mi vida, porque con el cuarto disco, y aún estando lejos de ser un artista consagrado, tengo más estabilidad: estoy más seguro de lo que hago y tengo un público más fijo.

Aun así, siempre intento ser honesto conmigo mismo, y ya no soy el Kanka de 23 años que cantaba “Refunk…” o “Lo mal que estoy y lo poco que me quejo”. Con 35 años se me ocurren muchas pamplinas también, pero este disco es más serio, y sí que se producen saltos entre cada lanzamiento. Con “El Arte de Saltar”, por ejemplo, yo tengo la sensación de que somos más profesionales. Quizás con está publicación haya más vértigo que con las anteriores, y por ello lo de “El Arte de Saltar”.

Musicalmente, recuerda bastante a “De Pana y Rubí”, sobre todo con esa mezcla entre flamenco y música latinoamericana. ¿Te sentías más cómodo grabando un disco con un material al que te habías acostumbrado anteriormente?

Aunque no te lo creas, yo no me planteo esas cosas, y muchas veces comprendo lo que hay dentro de mis discos a través de las entrevistas. A mí me gusta hacer canciones, no solo por ganarme la vida, sino porque tengo la necesidad de explotar esa parte creativa que todos llevamos dentro: es algo inherente al ser humano, e incluso el mismo concepto de belleza está impuesto por el hombre. Por suerte, la vida me ha bendecido con ciertas cualidades musicales, y me siento bastante extraño cuando no estoy componiendo.

¿Compones durante la gira?

Durante la gira no suelo, pero cuando paro un poquito por casa, o paso unos días en Málaga, sí. Lo que necesito, sobre todo, es soledad, pero cuando compongo no estoy pensando en que voy a grabar un disco. Solo cuando me meto en la preproducción, hago una selección entre todo el material que tengo. Procuro que cada canción que hago sea distinta, pero solo por sorprenderme a mí mismo a modo de juego.

¿Crees que, pese a ello, en tus discos se puede encontrar un lazo de unión entre unos temas y otros?

Creo que sí. Si yo, por ejemplo, compongo una chacarera, como en este disco, siempre termino dándole mi toque personal. Aunque yo piense que cada canción es distinta, si me pongo a escuchar los discos dentro encuentro al Kanka. Siempre caigo en lugares comunes porque soy una sola persona.

¿Y si tuvieras que establecer ese nexo en “El Arte de Saltar”?

Supongo que todas las canciones están compuestas en una fotografía o un momento concreto, pero me resulta super difícil decir esto, porque cada canción habla de una cosa diferente: una trata sobre mi novia, otra sobre el dinero, otra sobre mi padre, etc. Incluso el propio título me costó muchísimo y, de hecho, finalmente se le ocurrió a la diseñadora, así que le debemos dos nombres de discos, porque “De Pana y Rubí” también se le ocurrió a ella.

Ella vio que “Tienes que Saltar”, que está grabada de forma muy sencilla y en directo, era la que más podía resumir mi momento personal de crecimiento.

Personalmente, de “Tienes que saltar” me ha sorprendido mucho la producción tan minimalista y la cadencia final abierta. ¿Eso es cosa de la producción o ha sido idea tuya?

El disco ha sido producido por Carlos Manzanares, del mismo modo que el anterior. Si los dos trabajos tienen puntos en común también es cosa suya. Yo dudaba con este tema, porque lo compuse en un momento de crisis y me removía un poco, así que decidimos meterlo a modo de bonus track. Realmente fue idea de los dos, pues ambos queríamos darle el ambiente minimalista con solo un par de instrumentos. El tema salió a la primera y no lo habíamos tocado nunca, y aunque tenga fallos a mí me gustan, porque representan la verdad.

También llama la atención que el single del disco, “Sí que puedes”, sea la canción más lenta.

Ese single lo elegí yo, porque aquí hacemos un poco lo que queremos de forma autosuficiente, dado que no tenemos discografía. A mí me da mucha pena elegir un single, ya que todos los temas son como mis hijos. Sin embargo, el single no tiene por qué ser el mejor tema del álbum, sino el que entre más fácil, y ésta es una canción muy sencilla. Aunque no es especialmente marchosa, sí tiene mucha luz.

Me gustaría preguntarte acerca del concepto que tienes sobre la canción de autor, puesto que, aunque la misma comenzó siendo un sinónimo de canción protesta, hoy en día se ha ramificado bastante más.

Yo soy partidario de que cada uno tiene que hablar sobre lo que le apetezca. Entiendo el argumento, pues yo mismo lo he utilizado, de que a muchos compositores nos da apuro hacer canción protesta por no caer en una especie de panfleto. A mí me ocurre, y yo me lo estoy intentando quitar, porque a lo mejor no hay que tenerle tanto miedo a ser panfletario. Me gustan los autores que se mojan, y me gustaría formar parte de ellos, pero tampoco me obsesiono con crear canciones que entren dentro del manual del buen cantautor, ni con escucharlas. A mí, por ejemplo, me encanta Juan Luis Guerra, cuyo 99% de las canciones es de temática amorosa.

El Arte de Saltar”, por ejemplo, cuenta con “Triste Trofeo”. Ésta se me ocurrió en un festival, donde un chico de la PAH me regaló una sudadera porque habían parado un desahucio mientras sonaba de fondo “A Desobedecer”. A mí me gusta mucho ponerme esa sudadera y se me ocurrió componer una canción sobre el dinero, que es el dios de la sociedad de hoy en día.

Considero, por otra parte, que si hago canción protesta la hago a mi manera, quizás con un toque más humorístico.

¿Qué nos puedes decir de “Por tu Olor”, en la que colabora Jorge Drexler? Parece que la canción hubiera sido compuesta para él.

A mí me gusta Drexler desde hace mucho tiempo, y cada día me gusta más: considero que es un referente en toda regla. Cuando compuse “Por tu olor” estaba aficionado a la música brasileña, aunque cuando la terminé pensé en que era una canción de Drexler, y como me gusta hacer colaboraciones empáticas, le escribí. Cuando le mandé el tema le encantó, y aunque no nos conocíamos personalmente trabajamos muy bien, porque además él es encantador.

Queríamos preguntarte acerca de un concepto que está muy en boca hoy en día, como es el de apropiación cultural. Se ha podido decir de algunas artistas, como Rosalía o Bad Gyal, que se han apropiado de músicas pertenecientes a otros colectivos. ¿Alguna vez, debido a las influencias latinoamericanas de tus composiciones, te has podido sentir diana de las mismas críticas?

No, pero creo que son casos distintos, porque en el mío las influencias no son tan imponentes. Si yo hago una rumba, no creo que nadie piense que estoy haciendo flamenco, y del mismo modo con América Latina. Además, siempre trato de llevarme esas influencias a mi propio terreno. La chacarera de este disco, por ejemplo, no es una chacarera a modo tradicional, porque quiero que siga sonando al Kanka. Tomo mis influencias de donde yo quiero (obviamente), y en base a eso trabajo. Aun así, supongo que habrá mucha gente que piense que por ser de Málaga no puedo hacer una milonga o una bosa, pero si nos ponemos así, el flamenco, tal y como ha evolucionado, no podría existir, y nos perderíamos cosas maravillosas.

¿Cómo crees que va a afectar en un futuro que toda una generación de músicos más independiente haya logrado llegar a la gran pantalla, como ha ocurrido con Operación Triunfo?

A mí me parece genial, y además me ha venido muy bien. Noté un crecimiento en las redes muy bestial, y a partir de ahí la cosa se relajó, pero me seguían llegando mensajes de personas que me habían conocido a través de Amaia. Esa es la mejor publicidad que existe, en primer lugar, porque es gratis, pero también porque no consisten en la venta de un producto: Amaia ha cantado mis canciones porque ha querido y a la gente le han gustado. Además, ella tiene un talentazo increíble, y me encantan sus covers.

Supongo que cuando pase esta moda habrá mucha gente que deje de escucharme, pero otros se comprarán el disco y llenarán mis conciertos.

¿Hasta que punto puede considerarse independiente una generación de músicos que trabajan con una discográfica y llenan las salas de los conciertos?

Yo soy indie en el sentido en el que no trabajo con una multi, y en este país el concepto se ha malogrado mucho, porque se asocia al pop: muchos de los artistas a los que se asocia no son indies. A día de hoy se puede hacer una carrera sin discográfica, en redes y etcétera, como ocurre con El Niño de la Hipoteca, y por lo menos en teoría es posible trabajar así.

Terminamos preguntándote por tu canción “Búsquese una vida”. ¿Hacia quién va dedicada?

La escribí pensando en las redes sociales y sobre la gente que se preocupa demasiado en dejar su opinión en ellas. ¿Cómo pasas una hora de tu vida analizando una canción en un comentario? Hay mucha gente que está más pendiente de otras vidas que de las suyas propias.

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