Entrevistamos a Vetusta Morla tras la salida de su nuevo disco «Mismo Sitio, Distinto Lugar«
Texto: Carlos H. Vázquez
Fotos: Patricia J. Garcinuño
Vetusta Morla son hijos de MySpace, y han crecido escuchando lo mismo que sus hermanas y hermanos, sin esperar nada más a cambio que un puñado de buenos ratos. Lo hicieron sus padres y sus tíos, primos y hasta abuelos; la música se sigue escuchando igual que hace 80 años, la diferencia está en los hábitos. ¿Cómo sonarían Vetusta Morla dentro de otra década, cuando se cumpla (casi) el vigésimo aniversario de ‘Un día en el mundo’ (Pequeño Salto Mortal, 2008)? Juanma Latorre (Alvaro B. Baglietto se uniría un poco después a la conversación) habla de la composición, Bowie y de dónde viene una buena canción. Con ‘Mismo sitio, distinto lugar‘ (Pequeño Salto Mortal / Sony, 2017) son ya cinco los álbumes -contando ‘Los ríos de Alice’ (Pequeño Salto Mortal, 2013)- que engrandecen la historia de uno de los mejores grupos de los últimos diez años en España (gustos aparte). Vuelven al punto de partida, pero los chicos han cambiado.
¿Cómo es volver a empezar de cero?
Juanma: Tiene su dificultad. Para empezar, debes olvidarte de las cosas que sabes hacer bien, porque pueden ser un límite para tu desarrollo. Y hay que tener resistencia a la incertidumbre, cosa que nosotros no teníamos mucha, porque éramos gente de llevarlo todo atado y bien atado.
Pero tardasteis… ¿cuánto? ¿Diez años en publicar el primer disco?
Juanma: Sí, diez años. Pero la incertidumbre ahí no existía o no era tan patente, porque no teníamos nada que perder ni nadie que nos esperara; hacíamos canciones, contábamos nuestras historias y nuestras emociones y las compartíamos con los demás. El reto es volver al mismo punto y seguir haciendo lo mismo, aunque ahora haya un montón de gente esperando a ver qué hacemos. Antes nos daba igual, cada uno tenía su trabajo del que vivía, pero ahora también nos tiene que dar igual. Reafirmar esa perspectiva es importante y requería de cierto saltito sin red, que es el que hemos tenido que hacer.
Con un disco introspectivo…
Juanma: Totalmente introspectivo, desde el principio. Incluso, en algún momento, llegamos a preocuparnos porque lo veíamos como muy “pa’ dentro”, como con un nubarrón encima.
Hombre, un poco oscuro es.
Juanma: Lo es. Y eso que quedó matizado. Compusimos un par de canciones de manera más específica para darle un poco más de luz. Nos parecía demasiado autoanalítico.
Lo noto en ‘Consejo de sabios’ y en ‘Guerra civil’. Creo que son dos de los temas más oscuros.
Juanma: Ambos son de los primeros que salieron (yo compuse ‘Guerra civil’ y Guille ‘Consejo de sabios’). Y es verdad que son canciones muy oscuras y muy diferentes y muy de mirar hacia dentro, pero aunque ‘Guerra civil’ pueda parecer otra cosa, es una mirada más hacia dentro que hacia fuera.
Entiendo que ‘Guerra civil’ habla del conflicto, pero no sé si interno (nivel banda) o…
Juanma: ‘Guerra civil’ es el conflicto en estado puro (que cada uno lo aplique como lo quiera aplicar). En la banda lo hemos vivido, pero también nos hemos dado cuenta que las cosas que habíamos escrito en clave de autoanálisis, en buena medida, se pueden trasladar fuera de la banda. En todo el proceso nos dimos cuenta cómo es esa sensación de incomunicación y de conflicto, que realmente está ahí fuera. Y un álbum que era totalmente introspectivo se acabó convirtiendo en un espejo no pretendido, pero también en un hallazgo afortunado de lo que hay fuera.
¿Por qué el falsete de ‘Guerra civil’?
Juanma: Pues porque canto muy mal y solamente puedo cantar en el tono de Pucho haciendo falsete (risas). Yo cantaba en falsete el estribillo entero cuando le enseñé a Pucho la canción. Para mí entraba dentro de lo normal, pero sabía que él, al ponerlo en pecho, lo iba a saber hacer. Entonces, me dijo: “Cachondo, yo, a la última nota, no llego en pecho”. Al final se ha convertido en un recurso expresivo interesante, porque remarca esa palabra, pero obedece a mis pésimas dotes de canto (risas). Me parece muy interesante ver ahí a Pucho, porque igual que todos nos hemos salido de la zona confortable y hemos probado cosas que no dominábamos, él también ha tenido que pasar por ello. Le propuse bajar la canción de tono, pero dijo que no, que quería hacerlo así. En este disco es donde ha llegado más alto y más bajo en su rango.
‘Deséame suerte’ me recuerda a ‘Un día en el mundo’. Te explico: Una dice: “Soy lo que ves”, mientras que la otra cuenta: “Mírame, soy feliz”. Pero ‘Deséame suerte’ es una canción que “huye” del principio, ¿no?
Juanma: Es un poco paradójico. En realidad, más que de un regreso, se trata de asumir el pasado. Pero asumir el pasado como lo que es: Algo que sucedió, que forma parte de ti, pero a lo que no debes renunciar; un punto del tiempo al que es imposible volver porque ya no eres el mismo.
¿Como esas fotos vuestras de cuando erais pequeños?
Juanma: Exacto. Lamentablemente ya no puedo ser el chavalín ese. Pasa con todo, por ejemplo con las relaciones personales: La gente pierde contacto con los amigos porque cuesta entender que esa persona ha cambiado y que ya no es la misma. Tienes el recuerdo de cómo era esa relación, de las cosas que hacíais juntos, de las emociones que vivisteis… Pero te empeñas en volver a lo mismo y, cuando ves a ese amigo, todo tiene que ser igual a como lo recuerdas. Así, las relaciones se desgastan y se distancian, y aquí se trata de que eso no suceda. Simplemente se trata de aceptarlo, porque ha hecho de nosotros quienes somos; lo aceptamos, lo incorporamos a nuestro presente, pero no tratamos de volver a ello. Por otra parte, es verdad que la construcción de la melodía de ‘Un día en el mundo’ es similar a la de ‘Deséame suerte’.
Habéis dicho que con ‘La deriva’ se cerraba una etapa. Con cinco discos (contando ‘Los ríos de Alice’), ¿es necesario pensar que alguno de ellos podía haberse hecho mejor?
Juanma: No. Creo que lo que está hecho está bien. O sea, está hecho porque lo pedía cada momento. Por otra parte, cada uno de nosotros puede tener diferentes biorritmos. Eso es normal y hay que entender cuál es el biorritmo general para hacer una media. ‘La deriva’ ya se situaba en un punto del precipicio; algunos hubiéramos ido más lejos con ese disco, pero la dinámica general no lo aconsejaba. También había elementos que luego han tenido continuidad en ‘Mismo sitio, distinto lugar’, como el uso de sintetizadores y de cajas de ritmos o el sentido del humor y de la ironía que ahora está en ‘Palmeras en La Mancha’.
Observo que hay más partes instrumentales. ‘Consejo de sabios’, sin ir más lejos, tiene una parte instrumental muy presente.
Álvaro: Es la primera canción con la que nos enfrentamos en el proceso de creación del disco. Si te fijas, se notan las ganas que hay de jugar con la instrumentación, con los ambientes, con los ritmos (David, El Indio, metió un ritmo muy reggaeton). También están las estructuras, que rompen en dos la canción y la historia; muy visual pero, a la vez, muy desgarradora.
Juanma: Había una intención muy premeditada de romper la estructura de la canción.
Álvaro: Pero porque nace de una necesidad, desde las entrañas. Se nota que era una primera incursión en una zona nueva.
‘La vieja escuela’ también tiene una parte instrumental.
Álvaro: Sí. A ‘La vieja escuela’ le pasa lo mismo, sobre todo a nivel estructural. Es una canción en la que también van, como en ‘Consejo de sabios’, música y letra de la mano, interpretando la misma historia. Tanto es así que ya hay nostalgia en la introducción de la canción. Lees el título y escuchas la introducción y ya tienes la vibración emocional para ponérselo en bandeja a la letra.
Todo esto pasa por la producción (por parte de Campi Campón), que esta vez han sido externa al grupo. Además, habéis trabajado en los Hansa Studios, donde David Bowie grabó la trilogía de Berlín. Esto me ha llevado a pensar mucho en el ‘Low’, pero también por las partes instrumentales y en los sintes.
Juanma: Es que algunos de los sintetizadores que hemos usado nosotros son los que suenan en el ‘Low’ de Bowie. No es que sean la misma marca y modelo, es que son los mismos sintetizadores. El momento de la grabación de la intro de ‘La vieja escuela’ fue precioso, porque hay un sinte (Solina) que grabó Álvaro que también utilizó Bowie, pero en ‘Heroes’.
¿Estaban por ahí, sin uso?
Juanma: Estaban bien almacenados, pero sin uso. Hacía un montón de tiempo que nadie utilizaba esos aparatos. Preguntamos por cuánto nos vendían ese sintetizador (Solina) y nos dijeron: “Por más de lo que podéis pagar”. ‘La vieja escuela’ es una canción que habla de la pérdida de referentes, motivada por la desaparición de tantos músicos que han sido pilares para nosotros, como Leonard Cohen, Lou Reed, Tom Petty, David Bowie, Prince… Entonces, estar hablando de la conexión emocional que sentimos con toda esa gente -a la que nunca conocimos pero que son como nuestros padres putativos- mientras tocábamos con el sintetizador que Bowie utilizó fue, para mí, un momento espectacular con una conexión entre el pasado y presente. El sinte que suena en ‘Low’ es el que suena al comienzo de ‘Deséame suerte’, por cierto.
‘Mismo sitio, distinto lugar’ se ha publicado ahora, en noviembre, pero llevaba siete meses grabado, ¿no?
Álvaro: Lo terminamos en junio (la masterización). Los tiempos se han tenido que hacer un poco más anchos porque ha crecido todo. Y también porque hemos aprendido que, por las giras y los discos, cuanto más tiempo dejes entre una cosa y otra mejor lo vas a hacer y más lo vas a disfrutar. Ahora puedo estar hablando contigo y disfrutando de esta entrevista, pero porque no tengo ocho mil cosas en la cabeza. Nunca antes había pasado tanto tiempo para sacar un disco.
Con lo todo lo que habéis hecho y vivido, ¿qué os queda grande?
Álvaro: No es por la magnitud de lo que hay fuera, sino por nosotros mismos. Los límites están en uno. Es lo que hemos aprendido en nuestro crecimiento personal.
Juanma: Este disco y la manera en que lo hemos hecho ha sido posible porque todo se ha hecho más grande. Hemos ido a Berlín, a Nueva York, nos hemos tomado nuestro tiempo, lo hemos hecho con una libertad creativa total y nos hemos dado el “capricho” de haber tenido esta grabación y estas mezclas. Y eso es gracias a que todo es más grande. Aunque también es verdad que, si algo es grande, se te puede ir de las manos y hasta puede acabar contigo.