El compositor norteamericano presentó algunas de las canciones de su último LP Pure Comedy (2017), y repasó numerosos temas de sus otros dos sobresalientes trabajos, con especial énfasis en el álbum I love you, Honeybar (2015).
Hablar de Father John Misty es hablar de elegancia a la par que trabajo y dedicación a la música. Su colección de canciones desde que adoptó su nuevo nombre artístico es una de las más respetadas de la última década y los que acudimos el pasado domingo a la sala La Riviera de Madrid, descubrimos el porqué. Con una actuación redonda, sin fisuras ni caídas, en 90 minutos de pasión marca de la casa.
Resulta sorprendentemente fácil sumergirte en el universo que el artista nos propone desde el primero de sus temas. Acompañado de proyecciones de video ambientadas en las ilustraciones de su nuevo disco, y con una banda digna de alabar. Un sonido impoluto de inicio a fin, como si te encontraras en el salón de tu casa.
Si era la primera ocasión que disfrutabas de su directo, como era mi caso, tuve la grata sorpresa de comprobar como Tillman trabaja sus interpretaciones musicales. ¿Qué quiero decir con esto? La interpretación al más puro estilo crooner de nuestro tiempo (de rodillas en el escenario, lenguaje corporal cual serpiente reptando, etc.), gracias a la cual domina, te muestra y te involucra en sus piezas, se suma a su trabajo como artesano de la música, como el hacedor de canciones más primigenio e introspectivo (esa simple guitarra acústica que le acompañó durante gran parte de la actuación y que sonaba a gloria). Combinación majestuosa entre creador e intérprete de su propio arte.
Pure Comedy y predilección por I love you, Honeybar
Tras un arranque centrado exclusivamente en su último trabajo, donde sonaron entre otros, cortes como ‘Pure comedy’, ‘Total entertainment forever’ o ‘Ballad of dying man’, el repertorio se fue tornando hacia una alternancia entre sus dos anteriores trabajos, primando el protagonismo de su predecesor I love you, Honeybar (2015). Curiosa circunstancia que no influyó para nada en el consiguiente desarrollo del show.
A las ovaciones atronadoras después de cada uno de los temas, le seguían un intenso respeto en forma de absoluto silencio antes de zambullirnos en el siguiente.
Como si de un recital de aquella mal llamada “música culta” se tratara, el bueno de Joshua nos seguía “hablando” en su propio lenguaje, de su cosmos, de su obra, sabiendo perfectamente y creyéndose, que es una gran obra. Quizás ahí radique el misticismo y la diferenciación que hace tan especial a este artista. Música bien hecha, bien ejecutada y sobre todo, bien asimilada por él mismo, lo que permite una retroalimentación constante con la figura del espectador (que le admira a rabiar) como último eslabón del engranaje.
Así fueron sonando canciones como ‘Strange encounter’ o ‘Nothing Good Ever Happens at the Goddamn Thirsty Crow’ en la parte más sosegada y recóndita de su actuación, donde por momentos, saboreamos la faceta más frontman del artista.
Figura que terminó de explotar con cortes como ‘True affection’, donde se aleja nítidamente de su género más particular.
El paradigma del paradigma de Father John Misty
Aún quedaban muchas joyas por admirar, pero uno de los momentos más impactantes del concierto llegó con la interpretación de ‘The Night Josh Tillman Came to Our Apt.’ Paradigma absoluto donde los haya del halo de personalidad que rodea a este tipo, una especie de simbiosis producida por la reproducción del videoclip del tema en cuestión (paradigmático en sí mismo, sólo tienes que verlo) a la par de la maravillosa interpretación del mismo por toda la banda.
El público interactuaba y hacía palpables sus emociones en relación al video…¿desviación de la atención? Dejar de mirar a Father John Misty para ver a Father John Misty. Maravilla cuasi etnocentrista.
No nos hemos detenido aún en algo tan obvio e hipnótico como es la voz de Josh Tillman, uno de los elementos melódicos que más peso tiene en sus piezas musicales. Es inútil destacar alguna interpretación por encima de otra (aunque me quedo con la magia de ‘Bored in the USA’) al no tratarse de un torrente sonoro fuera de lo normal, pero sin embargo, mucho más abrazable que otros registros vocales.
Final en la cumbre
La maravillosa versión con banda completa de ‘I´m writing a novel’, con ese gusto exquisito por el country fue otro destelló más del bloque final de la actuación, demostrando que dentro de su caos hay espacio para todo. Un respetable agradecido la bailó de inicio a fin. Picor puro y duro.
‘I love you, Honeybear’ ponía el punto y seguido a la noche, con la apoteosis instrumental y vocal para un cierre de show esplendoroso.
Afortunadamente, y viendo la altura general del bolo, el nivel y la elección de los bises fue realmente acertado, mezclando momentos más melódicos y desenfadados (fascinante ‘Real love baby’) con otros más íntimos y cálidos (‘So I’m Growing Old on Magic Mountain’, incluído su primer y último discurso extenso de toda la noche).
La explosión final de sintetizadores de ‘Holy shit’ y el rock más sucio de ‘The ideal husband’ despedían la actuación en la cumbre de la noche.
Formidable espectáculo de Father John Misty y su banda, un artista capaz de dotar de un “qué sé yo” a cualquier cosa que hace. Lo que en otro/a sería un repertorio estándar, en su caso se convierte en una paleta infinita de colores que observar e interpretar.
Iñaki Molinos M
Redacción
La honestidad no es una virtud, es una obligación.