Royal Blood presentaba su nuevo álbum, How Did We Get So Dark? (2017), en el Wizink Center de Madrid, ofreciendo un notable espectáculo que te resumimos aquí.
A las 21:00 horas, con puntualidad británica hicieron acto de presencia en el escenario del Wizink Center Ring (solo aforo de pista) el dúo de Brighton. Introduciéndonos, a partir de ese momento, en lo que sería una intensa sesión de derroche escénico y gran potencia sonora.
Al bajo y batería con los que afrontan sus directos, se sumaba al inicio del show dos coristas al fondo de un escenario, realmente atrayente y enigmático, en forma triangular y con un imperioso juego de luces que funcionó a las mil maravillas durante toda la noche.
Desde un primer momento el sonido acompañó a un formato de “sala” cada vez más demandado y que responde a las mil maravillas en la mayoría de las ocasiones.
Con “How Did We Get So Dark?” y “Where Are You Now?” arrancaron sin piedad los británicos ante el entusiasmo de un variado público, en lo que a edad se refiere. Tintes de garaje o hard rock en ocasiones, sustentados en un bajo interpretado a la perfección como si de una guitarra se tratara.
Las coristas desaparecieron en el segundo tema para aparecer intermitentemente durante la actuación, al igual que sucediera con algunos coros o sonidos grabados q resonaron de forma aislada en algunas canciones.
Así continuamos navegando a través de grandes temas como “Lights Out” con una destacada secuencia de batería, que calentó definitivamente el ambiente, incendiado aún más por un Mike Kerr que comenzó a incitar a su ejército de seguidores con la enérgica “Come on Over” de su primer LP.
La parte central del concierto resultó algo plana, sin embargo esta sensación era ciertamente alterna. Gracias principalmente a temazos como “I Only Lie When I Love You”, con su característica pausa y consiguiente explosión en el estribillo. O “Little monster” con la interacción directa con los asistentes, un maravilloso juego de luces y un destacado solo final de batería a cargo de Ben Thatcher.
La cara más melódica de Royal Blood representada en cortes como “Hook, Line & Sinker” o “Blood Hands”, condujo a uno de los pocos momentos de “relajación” y ligera redundancia en el sonido, sin embargo, no hubo tiempo para la complacencia. Tras estas dos canciones, pudimos apreciar como la función despegaba como en su inicio, para aproximarse sin freno ninguno, a un cierre frenético.
Previa presentación de la banda y miembros del equipo, conversaciones del batería y agradecimiento al público de Madrid volvieron a extremar la intensidad gracias a “Loose change”, con la que el respetable volvió a enloquecer, para acabar cerrando el repertorio con su buque insignia.
“Figure It Out” representa todo la fuerza que la banda refleja en el escenario, la conexión con sus seguidores y su pose de potenciales estrellas del rock, y lo fundamental, su forma de hacer música. Momento álgido de la actuación, con delirio extendido al final de la canción incluido.
Este momento de despegue y de definitiva estabilidad en la cúspide, se mantuvo durante el bis de dos temas (de su disco homónimo) que la banda británica ejecutó. En primer lugar, la grandiosa “Ten Tonne Skeleton” confirmó el crecimiento del directo a lo largo de toda la velada.
Para finalizar, eligieron “Out of the black”, con un inicio misterioso, casi litúrgico y la utilización de un gong como punto de partida para arrancar definitivamente hacia el fin. Entusiasmo generalizado de la audiencia, presencia escénica, silencios enjaulados, y final unificador con el vocalista tocando la batería junto a su compañero en el compás final. Fin de la obra con un último acto arrollador.
De esta forma pasaron los algo más de 80 minutos que el dúo nos ofreció para presentar en España su segundo largo. Intensidad, sonido y presencia, eso es, entre muchas otras cosas Royal Blood. Nos volveremos a ver.
Iñaki Molinos M
Redacción
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