El pasado viernes salió a la venta “Dripping Springs”, el cuarto disco de Joana Serrat, y tuvimos la oportunidad de poder charlar con ella un par de horas antes de que hiciera la presentación en la FNAC de Barcelona

Tu cuarto disco en 5 años con todo lo que esto implica, ¿cómo lo estás viviendo?

Estoy muy contenta y motivada. Intento estar siempre tocando, no parar y estar más conectada y supongo que ha coincidido en una época que tengo más cosas que decir. Creo que es una práctica diaria aunque antes, cuando empezaba a hacer canciones, sí que es posible que lo dejará más a merced de lo desconocido, de que me pasarán cosas y sobretodo muy ligado a las emociones. Pienso que el reto está aquí: a no estar esperando que te pasen cosas, a veces duras o fuertes…

Entonces, con esto que me explicas, quizás el camino creativo ha sido más fácil y menos buscado que en “Cross the verge” que era un disco más que “Dear Great Canyon”…

Sí, exacto. Es cierto que a este disco he llegado sin buscarlo ya que, como siempre estoy tocando ha salido de forma espontánea, no como en el “Cross the Verge” que sí que tenia la necesidad de dibujar este paisaje más incierto e ingrávido.

En “Dripping Springs” las canciones fueron saliendo solas, y aunque hay un hilo conductor que son las despedidas, para mi se trata de un nuevo inicio, un renacer. La reafirmación de quién soy. En este caso, aunque es un disco melancólico creo que tiene una paleta de colores es mucho más amplia.

Explícame esto de la paleta de colores… 

En este disco hay una parte importante de melancolía que yo me la imagino como la puesta de sol, la última luz del día es la luz más intensa. Quería reflejar esto, este renacimiento, dibujar este paisaje abierto y de grandes horizontes y con estos colores anaranjados con esta vitalidad.

Dejamos la parte más creativa y nos vamos hacia la producción del disco, ¿cómo surgió la oportunidad de trabajar con Israel Nash?

Antes de embancarme en un proyecto musical hago una búsqueda de con quién quiero trabajar con el sonido que yo tengo en mente.

En este caso, yo conocía a Israel Nash, no personalmente pero sí artísticamente porque formaba parte de su mismo sello a nivel europeo Loose Music. Quería un disco muy compacto, con peso y coherente, no quería hacer pop y buscaba centrarme más en la música americana así que busqué su contacto a través de la web y lo llamé.

Nash no acostumbra a producir más allá de amigos y conocidos, lo cual fue un honor enorme para mí que aceptara, me dijo que me conocía por el sello y que allí me esperaba, que no me lo pensara. Su frase fue: “ven a hacer música”.

Parece un disco poco digitalizado, con un sonido muy puro.

Desde el “Dear Great Canyon” siempre trabajo en analógico y en directo con la banda, además, está mezclado con una mesa analógico. Cada estudio dota a la grabación de una personalidad, y en este caso, todos íbamos en una misma dirección.

Evidentemente no quería hacer un disco que sonara a los 70 pero sí que, inconscientemente en mi cabeza hay los referentes que siempre me han influenciado más, que van hacia allí.

¿Y qué tal con la banda? Porque los conociste cuando llegaste ahí, ¿verdad?

Muy bien, conectamos muchísimo a nivel personal y a nivel musical. Tenemos una misma forma de entender la música y a mÍ, que me gusta mucho que un disco tengo un sentido y una coherencia cuando lo escuchas de principio a final (aunque ya nadie lo haga).

Ellos, hacía mucho tiempo que no tocaban juntos ya que cada uno tiene sus proyectos musicales, y fue la primera vez en mucho tiempo que no se reunían todos para tocar. Este hecho creo que fue una motivación extra para ellos, y como te digo, nos entendimos muy bien desde el primer momento, comprendieron muy bien lo que necesitaba y tenemos una forma de pensar muy similar.

Me sentí como si hubiera estado toda la vida allí, una experiencia preciosa y muy intensa, me sentí un poco como en Gran Hermano ya que solo salíamos a tomar el aire y a comprar 4 cosas para comer, y esto intensifica mucho la vivencia.

Con este cuarto disco has tomado partida del todo el proceso y lo has sacado con tu discográfica. ¿Cómo lo estas viviendo, no solo ahora como artista sino también como “empresaria”?

“Dear Great Canyon” es un proyecto que tengo con David Jiménez desde hace un año y medio. Lo dos teníamos nuestra trayectoria y teníamos ganas de tener nuestra discográfica y marcar nosotros los tempos. Empezamos con Marta Delmont, que fue la primera referencia y con el Roger Usart la segunda.

Actualmente los músicos ya no tenemos tiempo para dedicarnos a la música, sino que invertimos una gran parte de tiempo haciendo tareas de oficina, cuando desde mi punto de vista tendríamos que dedicarnos a ensayar, así que, aunque implique más trabajo, mi filosofía es ser lo máximo de fiel entre lo que pienso y lo que hago.

Me siento muy orgullosa ya que se todo el trabajo que implica y soy consciente de que tampoco es el mejor momento pero el tiempo dirá, es algo que queríamos probar.

¿Tu banda de directo es la misma que en las anteriores giras?

Sí, es la misma desde “Great Dear Canyon” y estoy muy agradecida de que siempre hayan querido acompañarme y entienden perfectamente esta necesidad que tengo de grabar los discos con otras bandas.

Lo interesante de las giras es que las canciones van evolucionando y esto lo consigo gracias a ellos ya que cada uno hace su propia interpretando y van cogiendo otro dimensión.

¿Cómo es vivir de la música en este país? ¿Qué diferencias ves con otros países, por ejemplo, con EEUU?

Sí que veo ciertas diferencias como que el numero de conciertos un EEUU es más elevado pero también la cantidad de quilómetros que haces, pero lamentablemente he quedado sorprendida de las similitudes que hay, las ventas han bajado en todos los sitios, aunque fuera se conserven más tiendas que aquí, pero está claro que la vida del música está condenada a estar en la carretera, con todo lo que supone, sin la posibilidad de poder llevar una vida convencional.

Hablando con una banda en el AMERICANA FEST (Nashville), que para mí es un referente, han decidido sacar su último álbum solo en digital ya que no se lo pueden permitir y esto me hace mucha lástima pues parece que ahora todo vaya a quedar en la nube y de esta forma, que luego sea más fácil olvidarlo y borrarlo del todo.

A veces, parece que quieran aniquilar el conocimiento, la palabra por ejemplo ya que tiene el mismo valor que antes, y cuando no existe la palabra te estas cargando el pensamiento, ¿y sin pensamiento que es lo que construyes?

Cambiando de tema porque, con este, podemos no terminar nunca… Con “Cross the Verge” te has abierto camino hacia Europa y justo hace 15 días has sido la primera española en tocar en el AMERICANA FEST (Nashville). ¿Cómo fue la experiencia, y cómo afrontas la gira con este nuevo disco?

Muy bien, muy contenta la verdad, me sentí muy acogida tanto por el público como por parte de otros profesionales. Una experiencia muy bonita.

La próxima gira la encaro, como todas las anteriores, siempre esperando que más gente pueda conocer mi trabajo, continuar trabajando, y que todo vaya como ahora, o mejor. 

Por último, ¿nos podrías decir en qué lugar y con quién te haría especial ilusión tocar?

Me gustaría mucho poder tocar con Israel Nash, con el productor del disco, sería muy bonito para poder llevar el disco al directo. Y por decirte alguno más, con Futurebirds pues hace mucho tiempo que lo sigo y sobretodo porqué los pude ver en directo, ¡y quedé bien despeinada!

El mundo es muy grande y hay mil lugares en los que me encantaría tocar, y otro en los que me gustaría volver a hacerlo para consolidarme pero no se si tendré tanto tiempo… de momento, vamos haciendo camino.

Muchas gracias, Joana. ¡Un placer! Te deseamos lo mejor en este nuevo tramo de tu camino, que seguro que será más ancho y más hermoso.