Si hubo un nombre que sonara en todas partes durante la última edición del Sonorama Ribera fue el de Rufus T. Firefly

Los de Aranjuez rozaron la omnipresencia; tenían un concierto programado para los más ansiosos por arrancar el festival de Aranda de Duero el miércoles, pero guardaban muchas sorpresas. La más especial, la del concierto que ofrecieron para un reducto de fieles el jueves en la sala Le Club tras una paciente espera para verles en directo. No hubo un alma que saliera decepcionada de allí, con Víctor bajando del escenario para tocar entre el público y dejarse envolver por un momento que se hizo mágico. Y por si fuera poco, el viernes repitieron esta vez sobre el escenario de Santa Catalina, al aire libre y con serios problemas con la batería que, pese a no mantenerse en su sitio, Julia supo doblegar (tanto el instrumento como su propio temple, ayudada por un público más que entregado).

Con semejantes antecedentes, era de esperar que la primera visita a Oviedo de Rufus T. Firefly estuviera bañada de deseos. La Salvaje recibió con la sala prácticamente llena a la banda; algunos hacían doblete, puesto que el día anterior ya habían disfrutado del directo en ese mismo escenario de Él Mató a Un Policía Motorizado. Ambas apuestas evidencian la buena salud de la música en esta ciudad que se ha empeñado en demostrar que se puede trabajar dando una oferta cultural a la altura de las grandes urbes sin morir en el intento.

Víctor Cabezuelo y los suyos salieron pasadas las 23 horas con pocas palabras: la fuerza se reservaba para ‘Tsukamori’, la canción con la que abrieron el concierto y también la puerta de entrada a ese universo ‘Magnolia’, el  disco del año para muchos de nosotros pero también una suerte de reencuentro con la psicodelia traída al presente. Un trabajo mimado hasta el detalle, con una edición limitada en vinilo que incluye varias láminas diseñadas por la batería del grupo.

Descalzo y con los ojos cerrados, el cantante de Rufus T. Firefly interpretó ‘El halcón milenario’, otro de los temas extraidos de su último trabajo y que pone de manifiesto el carácter envolvente de sus melodías que tejen paraísos artificiales, paseos caleidoscópicos y amores más allá de lo terrenal. Bienvenidos al mundo sensorial del siglo XXI, en boga de nuevo 50 años después.

‘Incendiosuicida’ fue el guiño a ‘Ø’ (2012) tras la cual se mostraron encantados de tocar por primera vez en Oviedo. Fue turno luego de rescatar ‘El problemático Winston Smith’ del álbum ‘Nueve’, que se publicó tres años atrás de ‘Magnolia’ y donde ya se entreveía el camino de Rufus T. Firefly flotando en el cielo con diamantes. Las flores de celofán amarillas y verdes del ‘Lucy in the sky with diamonds’ han dado paso a metáforas más prosaicas pero repletas de referencias a la cultura perenne, desde el protagonista de ‘1984’ de George Orwell pasando por Groucho Marx y su personaje de ‘Sopa de ganso’ que da nombre al grupo o ‘Pulp Fiction’ y Marcellus Wallace profiriendo la mítica frase: «I’m pretty fuckin’ far from okay» tras una de las escenas más impactantes de la película (no spoilers).

‘–O–‘ fue el siguiente eslabón para alcanzar ese alegato de amor, naturaleza y arte con el que definen ‘Magnolia’, pese a no sonar como en ocasiones anteriores (la voz fue ininteligible a momentos con excesivo protagonismo de la batería y teclado). ‘Midori’ y ‘Espectro’ volvieron a entretejer el mundo Rufus T. Firefly, plagado de imágenes de vértigo, anticipo en muchos casos de escenas finales:

Cuando me corten en tiras acuérdate de que
Esto no soy yo, ni la voz que escuchas
Intenta ver más allá, puede que todo sea una ilusión
y la única verdad llegue después de las ruinas.
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Vuelve a atravesarme tu fantasma
Con la primera luz
Tu sombra blanca baila
y puedo ver el fondo de unos ojos libres
Sólo quiero descansar, quedarme en este sueño para siempre

‘Cisne negro’, una de las canciones más sensoriales de ‘Magnolia’ (cuya crítica del disco puedes consultar aquí), dio paso a ‘Última noche en la tierra’, uno de nuestros temas favoritos con ese crescendo que pone de relieve que la psicodelia goza de buena salud.

Tras ‘Pulp Fiction’ Rufus T. Firefly rescataron ‘Pompeya’, del disco anterior, donde se juega con una mayor oscuridad y en la que lograron uno de los estribillos más desgarrados de su abanico de temas. Olía al final y dejaron la mecha encendida con ‘Nebulosa jade’, la balada por excelencia de ‘Magnolia’ y un tema repleto de alusiones cinéfilas y musicales que la han convertido en la canción freak y fetiche. Un imprescindible.

«Era una mañana psicodélica«… Así empieza el tema homónimo de su último disco y con ella abrieron el apartado de bises. Quizá había algún despistado que aún no supiera de qué iba esto. Para terminar, ‘Río Wolf’ hizo de las suyas al grito de «No duerme nadie esta noche» antes de dejarnos flotando allí, entre la niebla, sobre un caballo de fuego y la ebullición de mil primaveras en nuestros musicales corazones.