El gallego y su nueva banda avasallaron con su música en el estreno de la gira “Las favoritas de Xoel”. Un excelso recorrido de sus dieciséis años de carrera, en el que no faltaron grandes temas de Deluxe.
La velada prometía y no defraudó.
Con la brisa sustitutiva de la ola de calor de hace un par de semanas corriendo, pudimos disfrutar de un previo de lujo: Depedro en formato acústico, guitarra y voz, nos deleitó con un gran repertorio y una transmisión de magia y complicidad más que generosa.
El artista madrileño se ganó a un público que fue llegando a cuentagotas al campo polideportivo al aire libre donde se celebraba la octava edición del Cultura Inquieta.
Con temas más que reconocidos por los asistentes, como “Sólo contigo”, “Diciembre” o “Panamericana” nos invitó a viajar a su mundo de sonidos latinoamericanos con los que conquistó a la parroquia local. Animando a cantar a los allí presentes, mirándoles a los ojos, y entregando hasta el último suspiro de su voz (literalmente hablando), Jairo Zavala reclutó más de uno y dos seguidores en la noche de ayer.
Y llegó, casi sin descanso, el plato fuerte de la noche.
Con la intriga en forma de sintonía musical y el juego de luces pertinente hacia aparición la banda en el escenario con Xoel a la cabeza, para comenzar directos y concisos con uno de los platos estrella de la casa: “Historia universal (El amor no es lo que piensas)”
Simpleza en su letra pero una melodía perfecta que nos sumergió de golpe en el universo Deluxe, mejorando por momentos la versión original, gracias a la incursión de trompeta y saxo tras el estribillo.
Sonido compacto y óptimo desde el minuto uno, instrumentación nítida y voz a la altura idónea, mi aplauso desde aquí también para el técnico de sonido.
La formación típica de guitarra, bajo, órgano y batería es aderezada durante esta gira con una sección de percusión que alternando con guitarra acústica, saxo y trompeta en la sección de vientos, y corista femenina con apoyo a la percusión.
Continuó el espectáculo con uno de los temas primigenios de Deluxe, “I see you London” que nos permitió transportarnos en el tiempo unos cuantos años atrás. Comprobando la evolución y madurez musical de un músico como Xoel, al que el brit pop de principios del milenio le queda un tanto forzado a estas alturas.
Cambio drástico que nos condujo al sonido más actual de Paramales y su ya clásico “Yo solo quería que me llevaras a bailar”, haciendo moverse al personal al ritmo de los timbales y un sonido orquestal perfecto.
De la mano del anterior sonó “El hombre de ninguna parte” con esa percusión hipnótica que te atrapa, mucho más si cabe en directo, endulzado suavemente de nuevo por la trompeta y el saxo.
Siguiendo con la alternancia entre el Xoel más artesano y costumbrista de sus dos discos y el sonido más pop de Deluxe, sonaron encadenados temas como “Tendremos que esperar”, con un precioso y emotivo solo de trompeta, “Playa”, con la colaboración de Depedro y esos falsetes finales de Xoel con los que acariciar el cielo, o la preciosista “El cielo de Madrid” con un órgano hammond muy americano a la altura del resto de la banda.
Seguía sorprendiendo, al menos a mí, aunque ya es menos habitual viendo unas cuantas veces a Xoel, lo compacto del sonido de toda la banda. Más aun teniendo en cuenta que era la primera actuación de la gira, sin fisuras, en ninguno de los cambios de registro.
Así sonaron la vengativa y cómplice “Todo lo que merezcas”, una íntima “Patagonia”, que te conduce lentamente a una explosión apoteósica para alcanzar el climax musical, o la bellísima “Por el viejo barrio”.
El Xoel López artesano de canciones, de ese género costumbrista que nos ha trasladado desde alguna parte del mundo y que no da pie a una mala pieza, dos álbumes para enmarcar, y que en directo no pierden ni un ápice de su magia.
“A un metro de distancia” hizo las delicias nuevamente del público más deluxiano, para estar de nuevo de vuelta con “Ningún hombre, ningún lugar”, mostrando sus dotes como frontman escurridizo sin separarse de su guitarra.
Tras la presentación de la banda, llegó el turno para un bonito y afectuoso experimento, dejando de lado el análisis vocal.
“El amor valiente” fue el tema elegido para que cada uno de los miembros de la banda cantara una estrofa diferente.
Perfecta instrumentación para una bonita historia y un homenaje en toda regla a sus compañeros de viaje. ¡Viva la música!
Con la danza casi tribal de “A serea e o mariñeiro” y el contraste de nuevo con las guitarras más sesenteras de “Reconstrucción” llegamos al final del concierto con la descriptiva “De piedra y arena mojada”, una preciosa postal atlántica, muestra perfecta de la calidad lírica del coruñés, pulida durante su ya dilatada trayectoria.
Con ganas de más se quedó el respetable, y tras la correspondiente despedida y espera de un público que no escatimó en corear su nombre, Xoel volvía en solitario para interpretar en solitario “Quemas”, la canción menos Deluxe de Deluxe. Curiosa y acertada decisión para ese momento del repertorio.
Y esta vez sí, llegó el momento de cerrar el concierto. Tras la vuelta de toda la banda al escenario sonaron los acordes del riff más popular que jamás haya compuesto el bueno de Xoel.
“Que no” retumbaba en todos los rincones del escenario y entre un público entregado, llegando al delirio final, interpretativa como musicalmente hablando, para culminar una actuación perfecta.
Quizás me repita, pero hay músicos, que te gusten o no, a los que vas a ver con la confianza y seguridad de su buen hacer trabajo encima del escenario. Sabiendo de sobra, que al menos, van a cumplir.
Todavía no he visto a Xoel López cumplir “a secas” ni una sola vez, no le he visto bajar del notable alto.
¡Viva la música!
Iñaki Molinos M
Redacción
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