Entrevistamos a la banda granadina Niños Mutantes con motivo de la publicación de su nuevo disco, «Diez», que salió a la venta el 31 de marzo.

Veinte años de carrera dan para mucho: desde grabar un disco con los grandes éxitos del pop español, hasta invertir las tornas y que sean otros aquellos que canten tus hits. Con «Mutanciones«, en la carrera musical de Niños Mutantes se generó un punto de inflexión, no solo por la proeza del regalo, sino por la emotividad generada con el mismo. A pesar de ello, la banda se mantuvo en la hazaña de grabar un décimo disco, y es que los granadinos todavía tienen mucho que aportar a la música. Ellos quieren que merezca la pena dar un paso más, y nosotros creemos que, con «Diez«, lo han logrado.

Lo primero que me gustaría preguntaros es cómo ha sido meteros en un estudio de grabación tras estos últimos años que habéis pasado, quizás no los mejores para el grupo.

Miguel: todo han sido circunstancias puntuales centradas en un momento concreto. Tuvimos una explosión en la que nos dimos cuenta de que todo no era tan maravilloso, y a partir de ahí sufrimos un proceso de aceptación y nos dimos cuenta de que lo que más nos une a los cuatro es la música, por lo que encerrarnos en un estudio era algo que nos motivaba muchísimo para salir del agujero.

Juan Alberto: yo creo que lo importante es que hemos contado algo que nadie suele contar. Todo el mundo tiene problemas: en la familia, en el trabajo, etc. En las bandas de rock no va a ocurrir lo contrario. Los problemas surgen, sobre todo, en las relaciones largas. Y nos apetecía contarlo, porque queríamos que este disco estuviese impregnado de mucho realismo. Hemos cambiado muchas cosas entre nosotros y entre el equipo que nos rodea, y hemos querido desnudar nuestra alma al completo: qué mejor para esto que partir de una crisis previa.

Andrés:  con respecto a lo de encerrarnos en el estudio, probablemente no se nos hubiese ocurrido pasar quince días tan juntos si no fuese para grabar un disco. La música es el motor que nos une y nos mueve a los cuatro, y por tanto el hecho de grabar el disco mejoró la situación. Seguimos siendo muy amigos, pero ahora tenemos una prioridad por delante.

Aunque, en esta ocasión, no os habéis encerrado solo los cuatro: he visto que la producción de «Diez» ha corrido a cargo de Abraham Boba y César, miembros de León Benavente. La verdad es que, personalmente, me recuerda mucho al sonido de «2″

Nani: es posible que hayamos tomado algunas cosas y hayamos caído en sus redes. Por eso les llamamos, para que reactivaran en nosotros ciertas partes que teníamos dormidas: sobre todo, la energía, que a ellos les sobra.

Juan Alberto: teníamos ganas de trabajar con amigos, porque hemos trabajado con muchos productores muy reputados, y también con muchos técnicos de sonido. Ahora lo que realmente queríamos era trabajar con músicos con los que además nos llevásemos bien y compartiésemos criterios.

Nani: era importante trabajar con dos músicos, que se metiesen en nuestras canciones y dieran su opinión sobre las veinte canciones construidas, para llegar a las diez que hemos grabado. Aunque lo hayan producido, la visión que te otorga que ellos también tengan una banda nos parecía muy interesante.

Juan Alberto: ellos tienen mucho que ver en el resultado final. Tienen mucho talento y son muy trabajadores: no se han separado de la mesa ni un solo segundo. Se han involucrado como si fuesen un quinto miembro de la banda.

Andrés: entre César y Abraham se entienden bastante bien, por lo menos con respecto a lo que «Diez» se refiere.

¿Estáis contentos con el resultado final?

 Nani: sí, y yo creo que muchas de las tensiones que se generaron anteriormente venían de este disco. Se juntaron dos tensiones: la emoción de «Mutanciones» y la del nuevo CD, porque no podíamos dejarnos arrastrar por la comodidad o la inercia. Queríamos demostrar que merecía la pena grabar un décimo disco.

Miguel: es un disco en el que las tensiones personales han sido muy importantes, y teníamos claro que lo que queríamos era un cambio de rumbo. Por otra parte, buscábamos recuperar el espíritu de los primeros discos, del grunge y la música independiente que nos llevó por delante.

Sí, en base a eso me gustaría preguntar cómo percibís la música tras más de veinte años de carrera. ¿Ha cambiado algo en vuestra apreciación?

Miguel: es una muy buena pregunta, pero con una muy difícil respuesta.

Nani: para mí, la música se ha hecho mucho más grande. Cuando yo empecé era muy limitado: me gustaba mucho la música alternativa, y ahora he abierto un abanico mucho más grande de posibilidades.

Yo, por ejemplo, sufro de deformación profesional, y no puedo ir a un concierto sin analizar las armonías que hacen o los equipos que llevan.

Nani: a mí eso ya no me pasa. Ahora intento disfrutar de la música y de los conciertos tal y como son, sin pensar si son más buenos o más malos, como es la batería… he llegado al hastío absoluto. No sé si nuestra perspectiva con respecto a la música ha cambiado, pero creo que lo más importante es hacer la música que a ti te guste, porque al final uno no hace música para nadie más que para sí mismo. Si la haces para el público, te estás equivocando.

Metiéndome un poco más en el disco, he visto que la penúltima canción se titula «Salmo» y habla sobre el ego y la vanidad que tienen algunas personas. Quería centrarlo un poco en la visión que podéis tener sobre las bandas de música independiente actuales.

Juan Alberto: hay muchas bandas que no saben digerir que haya mucha gente que oye sus canciones o que acude a sus conciertos, y la egolatría suele convertir a las personas en estúpidos desconectados del mundo. La canción habla de los personajes que, en el mundo de la música, acaban creyéndose dioses. Es bastante ridículo que alguien se considere superior al resto de los mortales, porque al final todos tenemos los mismos miedos.

Parece que habéis tenido algunas experiencias bastante malas dentro del mundillo…

Miguel: para nada, son cosas puntuales.

Juan Alberto: la música, además de darnos momentos mágicos, nos da el haber conocido a gente maravillosa. Tenemos muchísimos amigos gracias a la música, e incluso hemos llegado a conocer a gente a la que admiramos mucho. Eso es un regalo. Esto no quiere decir que todo sea fantástico: también nos hemos cruzado con algún payaso y por eso salen, a veces, las canciones que salen.

Nani: en general, hemos tenido mucha suerte y tenemos amigos en todas las partes de este país gracias a la música.

Como con Napoleón Solo, con el que he visto que vais a contar en la próxima gira. 

Nani: hemos incorporado a Alonso, el cantante, dentro de la banda para nuestra próxima gira.

¿Qué creéis que os puede aportar?

Andrés: ¡Juventud, divino tesoro!

Miguel: bueno, durante mucho tiempo hemos sido cuatro, pero veíamos necesario enriquecernos musicalmente. Alonso es un artistazo, al que conocemos personalmente y admiramos profesionalmente. Tiene muchísimo talento, y para nosotros es un gustazo tenerlo.

Juan Alberto: concretando en qué es lo que se puede notar, diremos que nuevos arreglos de guitarra, piano y percusión.

Andrés: Alonso es un genio. En cierto modo, yo creo que es como si cocinas un guiso con Vega Sicilia. Él va a ayudar a que Niños Mutantes suene más grande.

Quería terminar la entrevista con una pregunta que me gusta hacer a todas las bandas pero, en especial, a las granadinas, y es sobre vuestra opinión acerca del trap, porque sé que en esa ciudad hay un núcleo muy grande de traperos y traperas.

Nani: yo no conozco demasiado sobre el movimiento. Parece que en Youtube tiene muchas visitas, pero no conozco mucho más.

Miguel: yo no conozco a traperos granadinos aparte de Yung Beef. Tampoco estoy interesado, porque lo poco que conozco no me gusta.

Andrés: creo que es bueno que una nueva generación musical se haya desenganchado de la retroalimentación de las anteriores, porque es algo que para nosotros es totalmente ajeno, y, además, a mí personalmente me produce rechazo. En cualquier caso, es un manifiesto de que en nuestra ciudad hay mucha potencia creativa.

 Puedes escuchar «Diez» en Spotify.