Gloria eterna a los guerreros de la psicodelia.
Texto: Óscar Domingo y Daniel Ibáñez
Por fin lo tenemos en nuestras manos. Uno de los discos más esperados del año. De hecho, uno de los discos más esperados del 2016, que finalmente ha acabado yéndose (seguramente, con acierto) a principios de 2017. Pero cuando llevas tanto tiempo esperando un disco, las posibilidades de que este te decepcione, simplemente por las altísimas ilusiones puestas en el mismo, son enormes. ¿Es este “Magnolia” el disco que esperábamos de Rufus T. Firefly? Vamos a verlo.
Este disco se nos presentó en forma de single con la rockera “Rio Wolf”, con la preciosa “La última noche en la tierra” y con metamórfica “Magnolia”, pero debido a como está concebido el disco, creo que es mejor empezar por el principio.
Y el principio se llama “Tsukamori”, que viendo la temática cinéfila en títulos de las canciones, hace referencia al “bosque muerto” de “Mi vecino Totoro”. Una canción que entra por el oído a la primera, y que presenta lo que te vas a encontrar en el disco; finas melodías, toques lisérgicos, multitud de capas sonoras y canciones que van in crescendo hasta un apoteosis final.
Sigue “Río Wolf”, canción que fue elegida como primer single. Y la verdad, nos sorprendió mucho en su primer escucha, ya que arranca con un guitarreo que no nos acababa de convencer, pero que con el tiempo se ha hecho nuestro mayor aliado. Una canción distinta, que mira más a “Nueve” que a este disco.
El tercer corte es “Pulp Fiction”, donde vuelven a recobrar protagonismos los teclado y donde encontramos otro de los puntos fuertes de este disco, las letras. Porque a estas alturas del disco se nos ha grabado a fuego «Estoy a mil jodidas millas de estar bien», pero también «Acaríciame la herida, he venido a darte todo mi amor» o «que pueda oír tu voz y recordar», y es que Víctor Cabezuelo ha estado especialmente inspirado en las letras de este disco, que deja multitud de frases grabadas en tú cabeza.
“Espectro” es otra cosa. Es pena, es tristeza, es melancolía. Como un espectro, parece no tener ni un lugar ni un espacio acorde en el disco, parece cercana y distante a la vez, pero es imprescindible para el conjunto. Es increíble el carrusel emocional que llevamos en 4 canciones, en lo alto con “Río Wolf” y ahora en lo bajo. “Cisne Negro” es otra pieza de pura psicodelia que nos deja otra frase para el recuerdo «Él está creando el peligro del que te protege»… pues eso.
La idea de este disco era que los títulos de las canciones fuesen dibujos. Al final, no fue así, pero quedó un vestigio, “··0··”, nuestra canción favorita del disco. Simplemente por lo que ocurre musicalmente desde el minuto 1:40 ya merece la pena la canción… y casi todo el disco. Otra canción accesible que entra a la primera, pero que nadie se equivoque, rezuma calidad por los cuatro costados. Y enganchamos con otro de los grandes temas del disco, su segundo adelanto con un vídeo “casero” que nos encantó, y que lleva por nombre “Última noche en la tierra”. «Sigues siendo increíble hasta para desaparecer»… singuen las bellas letras, sigue esa fina psicodelia, sigue esa percusión que manda en todo el disco, sigue ese tono in crescendo con explosión final…
“El Halcón Milenario” es la canción que hace de puente con otra joya llamada “Nebulosa de Jade”, dónde vuelve a descender el ritmo y vuelven a cobrar protagonismo las letras, y es que si os fijáis bien en esta letra, es una canción de amor y admiración, y además, tan válida como miles de lazos rosas.
Es disco cierra con “Magnolia”, tema que le da nombre y que fue su tercer adelanto. Es la canción resumen del disco, 8 minutos (de los que no sobra ninguno) y que tiene un poco de cada canción anterior.
Y ya respondiendo a la pregunta que nos hacíamos al principio del texto, Víctor & cia. lo han vuelto a hacer, creando un disco de peso, de mucho calibre, con una calidad y potencia sonora de altos vuelos y una producción encomiable (la mano de M. Cabezalí se vuelve a notar en todas las composiciones). Es un disco de BANDAZA, así, en mayúsculas. De banda de gente que ama la música, y eso se nota en la riqueza instrumental, con una mezcla perfecta entre las percusiones, las guitarras, los teclados, más electrónicos y psicodélicos que en anteriores discos, y todo ello, guindado con la espléndida voz de Víctor. Esta suma hace que esos sonidos primigenios hayan vuelto y se hayan sumado a lo mejor que nos dejaba “Nueve”, que destaquen la melancolía y las canciones con alma, la fina psicodelia que nos invita a pasar un buen rato en una espiral sonora, al igual que se haga tan palpable la épica, gracias sobre todo a una enorme e inconmensurable Julia a la batería y percusiones. Es un disco que se te hace corto al escucharlo, y teniendo en cuenta que son 10 temas y casi 50 minutos de duración total, reafirma lo bueno que es Magnolia.
Aun así, “Magnolia” parece pensado para ser oído en conjunto, y no por canciones sueltas. Muchas canciones pierden algo de poder si las escuchas por separado. No es un disco conceptual, pero sí que tiene un nexo conductor común entre todas las canciones.
Los guerreros de la psicodelia están en mejor forma que nunca. Calidad y magia se juntan en este «Magnolia» y como ya anticipamos tras la escucha de sus primeros singles. Y creo que podemos decir desde ya que este será uno de los mejores discos del 2017.