El Sonorama Ribera es el claro ejemplo de lo que debe ser un festival

60.000 personas, 140 bandas, 4 días (5 para los más valientes), 13 escenarios repartidos entre el camping, el recinto y Aranda de Duero. Estas son algunas de las cifras con las que se ha cerrado la decimonovena edición del Sonorama Ribera, una edición que ha batido records en asistencia pero que, sin embargo, ha mantenido esa identidad tan particular que lo diferencia de cualquiera de los muchos «festivales estivales» que se reproducen cada año por nuestro saturado atlas peninsular.

La identidad a la que aludo se crea con años de trabajo, de ensayo y error, con organizadores que, como ya advirtió Santi Balmes en la rueda de prensa de Love of Lesbian, son amigos y no meros empresarios más pendientes de los beneficios económicos que de la comodidad de artistas y público. La identidad son las actividades, el encanto de las calles de Aranda, los voluntarios, los recuerdos encerrados en la Plaza del Trigo a los que se suman este año la aparición por sorpresa de Miss Cafeína, de Love of Lesbian y de bandas emergentes como Kitai, que reventaron la Plaza del Trigo como ya avisaron o Shinova, continúan engrosando la merecida leyenda de este escenario.

Entre las grandes novedades de este año destaca el escenario Charco, que ha abierto una ventana hacia Latinoamérica y se ha convertido en un nuevo rincón indispensable al ritmo de bandas como Javiera Mena, Club de Río, Onda Vaga o Papaya. Un espacio soberbio en el que música y naturaleza se reconcilian en el Parque de la Isla para ofrecer unas jornadas llenas de pluralidad y de posibilidades para todo tipo de asistentes.

En cuanto al recinto, el director del Sonorama Javier Ajenjo, nos contó que se había mejorado y duplicado el número de sanitarios, ampliado y reubicado la zona vip para una mejor distribución del espacio del recinto, entre otros avances. «Todo esto con el fin de mejorar año tras año y siempre manteniendo la seña de identidad de Sonorama Ribera: seguir trabajando con la ilusión del primer día».

Con todos estos ingredientes llegamos el miércoles para inaugurar el camping y su escenario entre ponys y collares hawaianos (había fiesta de disfraces), bailamos con Morgan, Bozza y Super Ratones, entre otros. El jueves comenzamos el día mordiéndonos las uñas ante la tremenda oferta musical de los 3 escenarios del pueblo (4 con el Café Central). El menú elegido fue el escenario Aranda de Duero con Polock, The Purple Elefants y Siloé mientras picoteábamos un poco del escenario Heineken a bandas desconocidas para la gran mayoría del público asistente. Nombres como Fizzy Soup, La Trueke o Vacaciones llenaron de música la plaza de la sal durante 4 días.

Tras una fresquita y reconfortante ducha (nos consolamos diciendo eso de que es buena para la circulación) tocaba llegar al clímax musical en los escenarios del recinto con bandas como Ángel Stanich, Quique González y los detectives, 091, Molotov y, cómo no, el Dúo Dinámico como cabezas de cartel, acompañados en varios temas por artistas invitados de la talla de Alberto Jiménez (Miss Cafeína) y Eva Amaral.

La segunda jornada estuvo protagonizada por el concierto de Kitai en la plaza del trigo y por el homenaje de Love Of Lesbian al grupo The Cure en el que versionaron algunos temas de la banda británica y culminaron con el «Ni tú ni nadie» de Alaska. Una de esas escenas tan «sonoramienses» que terminan por hacer partícipe al pueblo entero y no sólo a los poseedores de abonos del festival. Por la noche volvíamos a ver al poeta Halley, ésta vez sin alter egos, a The Hives,  Kula Shaker, León Benavente (alias León Escenarioprincipal) y otros muchos grupos que llenaron de luz la cerrada noche arandina.

Un nuevo día anunciaba la última etapa del Sonorama Ribera, o al menos la última con recinto. Antes del atracón de los grandes escenarios decidimos asomarnos por el escenario Meeting arts, un espacio en el que La Escuela de Música Creativa de Madrid y el Colectivo Arterias de Aranda de Duero daban la posibilidad de tocar a grupos noveles con el fin de ofrecer a los músicos una experiencia privilegiada en un ambiente privilegiado. Por allí pasaron Pychosound, Echo, Casual Groupies, Juan Java y otras bandas que disfrutaron de conciertos muy especiales con la esperanza de estar algún día en alguno de los escenarios populares. Second, Mando Diao, Álex Cooper, Corizonas e Izal y sus fuegos artificiales, clausuraron la noche del sábado despidiendo la velada con promesas de reencontrarnos el año que viene, en una nueva edición del Sonorama Ribera que celebrará su veinte aniversario.