Naturaleza y música se dieron la mano una vez más en el Songs por an Ewan Day, un festival asturiano que se va consolidando con una oferta musical más que destacable.
Llegamos el viernes al Ewan con las expectativas bastante altas; el año anterior, los que acudieron y tuvieron la suerte de ver a Jero Romero en un escenario tan especial como el que nos encontraríamos luego, ya nos habían contagiado su entusiasmo.
El Pinar de Salinas es un sitio emblemático y que no ha estado exento de polémica, ya que según el registro de fosas comunes de Asturias allí se asentaría una de ellas. Así pues, el gobierno local de Izquierda Unida ya ha anunciado que no se volverá a repetir ubicación hasta que se lleven a cabo las labores de identificación del lugar concreto de la fosa en muestra de respeto por las víctimas del franquismo.
Dicho esto, y con el desconocimiento de esta realidad, los que llegamos por primera vez al festival nos encontramos con un lugar inmejorable en cuanto a condiciones para la celebración del evento y una organización digna de mención que nos hizo disfrutar de un sonido envidiable, superior al de muchas salas. Fue especialmente notable en los dos primeros conciertos de la noche, protagonizados por Dani Llamas por su lado y Alberto&García por otro. Ambos gratas sorpresas que pudieron presentar sus temas más emblemáticos ante un público atento y en aumento a medida que avanzaba la noche. Un lujo para los que asistimos pero sin duda también para los propios artistas que no dudaron en reconocer la magia del escenario que les hizo protagonistas de su particular sueño de una noche de verano.
Llamas coquetea con el pop y el folk dando forma a temas tan sensoriales como ‘As my guide’ o ‘Survivors’, que resonaron en El Pinar despertando las ganas de más. Alberto&García, por su parte, fueron la representación asturiana en la primera jornada del festival. Se quedaron con buen sabor de boca pero aún mejor fue el que dejaron en el público, mostrando temas de ‘Voladores’ (2016) como ‘La hora del valiente’ o esa ‘Avalancha’, sorpresa en modo cumbia para un grupo sin complejos que nos dejó con el cuerpo pidiendo fiesta.
Llegó el turno de ver a Neuman; la curiosidad era máxima después de su parón hace ya varios meses y apareció abiertamente contento de asistir al Ewan. El murciano explicó entre canción y canción que la cancelación de varios de sus conciertos había estado motivada por cuestiones personales, no por enfermedad. Más alegres nosotros de volver a verle y máxime en un escenario así, con un formato íntimo que le sentaba como un traje, pese al murmullo continuo de una pequeña parte del ¿respetable? que hizo que el artista se viera obligado a llamarles la atención unas cuantas veces. Pese a ello, Paco Neuman se mostró más cercano que nunca e incluso se atrevió con ‘Contigo’, una de sus últimas canciones que supone un homenaje a sus amigos. Nada que añadir.
Para levantar ánimos de nuevo, Belize llegó ya de madrugada (como ellos mismos admitieron, nunca habían tocado tan tarde) pero pese a ello el ambiente no decayó. ‘Stab my heart’ o ‘Little secrets’ fueron la guinda a una noche redonda y, al menos a medio plazo, irrepetible. Ojalá El Pinar pueda ser el lugar que se merece ser, salvaguardando la dignidad de las víctimas, y que nosotros lo veamos.