The New Raemon deslumbró anoche en Oviedo con un concierto en acústico donde primó el sentido del humor y una voz sin fisuras para defender solo ante el escenario lo más variado de su repertorio.
Tras cuatro días de recitales ininterrumpidos y siendo domingo, cabía esperar que el catalán no viniera con toda la fuerza, máxime cuando se enfrentaba él solo, sin el arropo de una banda, a un elenco de canciones de por sí crudas pero que consiguieron congregar a un buen número de fieles.
Error. The New Raemon demostró experiencia y profesionalidad, sin dejar de bromear con el respetable sobre los temas que abarca (las cuatro canciones alegres con las que cuenta, dijo, y las restantes, presas de sentimientos fatales). Bromeó cuando se le olvidó una letra, cuando entre el público alguien alzaba la voz de más, de los más que parecidos razonables (el ‘Wicked game‘ de Chris Isaak que cantó sin tapujos), de sí mismo y de todo.
También hizo un guiño a su pasado de doblador poniendo voces a la hora de presentar algunos de sus trabajos; la velada discurrió entre amigos, con los chascarrillos que, entre canción y canción, desvelan que más allá del artista, The New Raemon es un buen tipo.
No faltaron piezas del último trabajo, como la siempre emotiva ‘El yeti‘ u ‘Oh, Rompehielos‘, y otras que nos remontaron a su pasado, como ‘Sucedáneos‘, ¡Hoy estreno!’, ‘Elena-Na‘, ‘Te debo un baile‘, la versión de Nueva Vulcano que hizo suya y que le dio mayor fama, o ‘Tú, Garfunkel‘, todo un himno del que Rodríguez ya está unido de por vida.
Defendió tema a tema con una voz impecable si bien a ratos apeteció una mayor fuerza sólo posible si hubiera venido arropado con la banda, algo que esperamos que haga pronto. Una noche de domingo deliciosa con ganas de más, como ha de ser todo buen concierto que se precie.