Señoras y señores, el BIME Live 2015 ya es historia. La tercera edición del festival bilbaíno ha cerrado mejorando los datos de asistencia del año pasado, congregando a unas 22500 personas. El BEC vio mejores y peores actuaciones, se llenó con Imagine Dragons y disfrutó de la fiesta de paz y buen rollo que siempre ofrece Crystal Fighters.
Crónica del viernes: Lo serio vs. la diversión en estado puro
Tenía muchas expectativas del BIME Live. Era la primera vez que me tocaba cubrir este festival. El concepto de acompañar a un evento profesional del sector musical con un festival siempre me ha parecido un buen maridaje, pero no sabía lo que me iba a encontrar allí. Tras recoger la pulsera, me encontré un BEC que a las siete y algo de la tarde aun estaba vacío, con apenas un par de millares de personas desperdigadas por el enorme pabellón.
La jornada arrancó con un concierto de los locales Mamba Beat. Una banda de ritmos electrónicos y sintetizadores a tope. Ideal para estar dándolo todo en la pista de baile a las dos o tres de la mañana, pero quizás demasiado movida para un arranque. Me gustó su buen hacer y su directo cañero, pero el poco público, muy estático y la acústica horrible en ese momento hicieron que el directo quedase algo deslucido.
El Bime Live no lució como el buen festival que es hasta el arranque de Everything Everything. La banda inglesa atrajo a un nutrido grupo de seguidores y seguidoras, la gran mayoría no superaba los 20 o 21. Su sonido pop-rock-electrónico-lo-que-sea gustó a sus seguidores. No sé si la edad o la acústica fueron la culpable de seguir estando frío.
Uno de los dos platos fuertes del viernes eran Los Planetas. Sabes que están lejos de crear el mejor show escénico del mundo. Los granadinos buscan llenar el escenario con su calidad, y lo llevan haciendo desde hace más de 20 años.
De los conciertos de esta banda he leído de todo. Desde la desgana de J a ser auténticos genios de la música en directo. En el caso del Bime Live, Los Planetas dieron un show correcto, con un sonido que siguió siendo malo. Pero sin duda el pero más grande fue la duración. Apenas una hora que supo muy corta para los muchos aficionados y aficionadas de la banda granadina. Sonaron himnos como Santos que yo te pinte o la mítica Un Buen día. Tras Pesadilla… se fueron, todos pensamos en un bis pero nos quedamos con las ganas. Tras un par de minutos de incertidumbre, se hizo la luz y volvió a sonar la música del otro escenario. Para algunos, un buen concierto, para otros un auténtico coñazo de un grupo frío como el hielo. ¿Mi opinión? me hice fan de la banda, pero me supo a poco y me faltó un postre. Mendieta marcó un gol increíble, pero Los Planetas, al menos en Bilbao, pegaron en el travesaño.
Tras un concierto de The Go! Team que más bien parecía un warm-up, llegó el grupo que casi todos esperaban. Era el momento de disfrutar de una auténtica fiesta, que es lo que ocurre cuando los Crystal Fighters suben al escenario. Arrancaron con una exhibición de txalaparta que dio paso a un recital de grandes éxitos de la banda. No faltaron Follow, LA Coming, Plage o At Home. El público, lejos de buscar un directo puro en el que buscar imperfecciones, se acercó al BEC para pasárselo bien, ya fuese moviendo el esqueleto, acompañando con su voz a la banda o jugando con los balones hinchables que trajo la banda. El resultado final fue una pequeña juerga de varios miles de personas que sienten a los Crystal Fighters como una banda euskalduna más.
Crónica del sábado: Imagine Dragons o la locura colectiva
La jornada del sábado tenía otro cariz. No sé si era por tratarse de una jornada más flexible en lo laboral o por la potencia del cartel. El caso es que desde primera hora, el ambiente era diferente, con más gente. Estaba claro por dónde iban los tiros. Hordas de adolescentes fueron llegando al BEC con el objetivo de ver a Imagine Dragons. Algunos/as buscaban hacer doblete con Supersubmarina.
En una jornada marcada por el indie que se ocultaba detrás del gran nombre, las que se llevaron el gato al agua fueron Savages. Con un sonido oscuro y muy ochentero, dieron un auténtico conciertazo. Muchos nos fuimos a casa siendo sus nuevos/as fans. El público, que aún estaba frío, entro en calor gracias a sus temazos.
División de opiniones con Supersubmarina. ¿Están sobrevalorados? ¿Son muy comerciales? ¿Se nota que son los niños mimados de Sony? Podemos hacer mil y un preguntas. Puede ser cierto que tener un buen sello les ayuda a tener las puertas abiertas. Es cierto que empieza a ser aburrido verlos en todos y cada uno de los festivales de nuestro país. Sin embargo, cumplen sobre el escenario y ofrecen un concierto que conecta con la gente. En Bilbao hicieron vibrar a sus fans. Sonaron todos sus clásicos y, sobre todo, sonaron bien. Cumplieron más que de sobra, os lo dice alguien que no siempre ha tenido una opinión positiva de ellos.
No se puede decir lo mismo de Richard Ashcroft. Se esperaba un concierto revival de sus grandes éxitos con The Verve más alguno que otro en solitario. El británico subió al escenario únicamente acompañado por su guitarra. Un setlist con clásicos en versión acústica que no me cautivó en ningún momento. La guinda al tedio que montó Ashcroft fue una versión de su himno, la mítica Bittersweet Simphony que, con cerca de 10 minutos de duración resultó horrible. Un concierto que hubiese quedado bien en una pequeña sala o teatro, pero no en mitad de un festival con miles de espectadores.
Y llegó la hora de la verdad. Sus aficionados, mayoritariamente chicas jovencísimas llevaban un par de horas cogiendo sitio. Sólo con el hecho de subir la batería al escenario ya se empezaron a escuchar gritos. Imaginaos cuando a la hora prevista, Imagine Dragons salieron al escenario. Se desató la locura y ésta continuó hasta el final del concierto.
Durante buena parte del concierto, mi sensación fue la de estar viendo una boyband. Un grupo creado por y para adolescentes. El respetable se dividía entre quienes gritaban al unísono y quienes grababan casi todo el concierto con su móvil (palos de selfie incluidos). Dan Reynolds generaba más y más furor entre sus seguidores y seguidoras sólo con un simple gesto o un par de palabras.
La banda nos e dejó ninguno de sus grandes éxitos en el tintero. Incluso hubo tiempo para hacer una cover del Forever Young de Alphaville, sin duda el momento más WTF que viví en el festival. Cerraron con Radioactive, quizás su canción más potente. Fue uno de los conciertos con más gancho del festival, y desde luego con el público más entregado. Sin embargo, esto no significa que fuese el mejor.
En resumen, el BIME Live 2015 nos deja un puñado de buenos conciertos, varias promesas que seguro darán de que hablar en el futuro y algunos momentos para olvidar. Los problemas de sonido, que parece que el sábado fueron menores, son un punto a cuidar de cara al futuro, como algunos rincones del recinto, que pasaron totalmente desapercibidos, como algunas zonas de patrocinadores. Una correcta forma de dar por concluida la temporada de festivales de 2015.