Carlos H. Vázquez entrevista a Alfredo Duro, periodista e icono de forocoches
Texto: Carlos H. Vázquez.
En el entramado de la información deportiva, en especial en lo que al fútbol se refiere, se han movido distintas corrientes a lo largo de las épocas. Con anterioridad, la actualidad futbolística era muy distinta a como es ahora, más cercana al show televisivo. En ese campo está Alfredo Duro (Madrid, 1961), periodista de trayectoria -centrado, incluso, en el fútbol sala- y discjockey (fue, también, director deportivo del Getafe Club de Fútbol y director de comunicación del Córdoba Fútbol Club). Sin embargo, su imagen y forma de ser han trascendido en demasía (tanto en la gente como en internet, en lugares como Forocoches) gracias a “El chiringuito” (con anterioridad en “Punto pelota”). Por ello y para hablar de música, el siguiente encuentro con Duro repasa qué es lo que él escucha y lo que escuchan los futbolistas, continuando por la culturización de este deporte y del espectáculo y de las polémicas que lo nutren.
¿Estar pinchando en la cabina, solo, es como defender a Iker Casillas de una afición que le llama “topo”?
Si me encuentro con cierto público al que no le agrade la música que estoy pinchando, sí. Hay momentos en los que te encuentras con situaciones un poco extrañas porque hay gente que busca otra cosa. Hay tiempos en los que, en determinados lugares, cambia el tipo de música y cambia la gente. Si esa gente va llegando antes y se encuentra con una música que no reconoce, porque para ellos no es reconocible, vienen no con sorpresa, sino con cierto sentido de la propiedad de lo que ocurre en ese momento, casi exigiendo un cambio de música. Si queremos hacer un símil, en ese momento sí que, evidentemente, me podría comparar a este tipo de gente que ha empezado, con Casillas, una persecución delirante. Además de demostrar una falta de respeto absoluto por ignorancia y por otro tipo de cosas.
Hay cosas con las que no puedo, como con el Reggaeton. No puedo con ello
¿A qué te refieres cuando dices que casi van exigiendo? ¿Te obligan a cambiar de manera radical el tipo de música?
Hay sitios a los que vas sobre seguro, donde no da lugar a que haya algún tipo de confusión. Si vas a Costello, a Independance, a La vía láctea o al Honky Tonk sabes lo que te vas a encontrar. Luego, hay otros sitios que son más abiertos, más eclécticos, y es gente con una agenda bastante amplia. En ocasiones, esa agenda va dirigida a un público que no tiene nada que ver con el tipo de música a la que yo me dedico. Está determinado por los días y por las horas y en ocasiones puede generar confusión, pero yo creo que es algo que pasa y que tampoco genera ningún tipo de problemas. Yo sí que me encuentro, muchas veces, con gente que me pide música más dura, sobre todo cuando voy a sitios de barrio. Te hablo de Heavy, del Rock más fuerte y más duro. Nosotros no tenemos ningún problema porque procuramos estar preparados para todo. Además, durante toda mi vida he escuchado de todo. Fui una esponja en los primeros momentos porque de repente todo era nuevo, una novedad que rompía con las cosas más tradicionales y más clásicas. Aunque luego he ido derivando hacia otros sonidos, sí me considero un tipo bastante con un gusto bastante amplio y ecléctico. Tengo ratos para todos. En una de las últimas escenas de “El último boy scout” hay una escena en la que uno de los malos le dice a Bruce Willis algo en plan amenaza, así que Willis le contesta algo así: “Si quieres matarme, cántame un rap”. No es comparable al rap, pero a mí, la música latina en general, me genera bastante rechazo, como nuestra música folclórica. Hay cosas con las que no puedo, como con el Reggaeton. No puedo con ello. Te dan ganas de huir del planeta con algunos momentos de la música electrónica. Son cosas que me generan mucho rechazo y que no admito de ninguna forma.
¿El buen gusto musical está reñido con la afición acérrima por el fútbol? Estoy generalizando, claro, puesto que hay excepciones, y muchas, de futbolistas que, incluso, han tenido bandas.
En la Eurocopa del 2008, la que gana España en Austria, había una época en la que la selección, todavía, tenía bastante cercanía entre los jugadores y la prensa. Era un sitio, además, muy particular y muy especial. Esa Eurocopa, entre otras cosas, se gana porque el sitio de concentración está muy bien escogido. Si te das cuenta, todo va encajando. La relación del equipo con la prensa, siendo al principio tensa por una serie de problemas con Luis [Aragonés] que venían arrastrando ciertos sectores. Sin embargo, todo se fue destensando poco a poco hasta tener mucha complicidad con los jugadores. Incluso coincidíamos en el pueblo aquel, tanto con los jugadores como con sus familias. Dentro de esa relación y de esa cercanía, hay un momento en el que se tiene acceso a lo que hacen los jugadores de vez en cuando. Empiezan a hacerse reportajes de todo, cosa que estaba muy bien porque eran reportajes muy exactos y muy concretos sobre las cosas que realmente habían ocurrido. No había que tirar de inventiva. Yo, por mi parte, me quedé muy enganchado con todo lo que tenía que ver con la música: la que se ponían en el autocar, la que se ponían en el vestuario, la que se ponían cuando hacían alguna fiestecita en el hotel (sobre todo las fiestas que se hacían según el equipo iba ganando y ganando). No te daré detalles concretos de cuáles eran los temas, porque no me acuerdo, pero acuñé una frase en algún momento que era una cosa excepcional, algo que pensábamos que nunca íbamos a vivir. O sea, con el gusto musical que tienen los jugadores, me parece un milagro que España ganara la Eurocopa del 2008. Era una música malísima (risas). Los futbolistas tienen muy mal gusto musical. Hay excepciones, pero tienen mal gusto. He sido director deportivo del Getafe y también tuve esa cercanía estando en el Córdoba, así que lo he visto muchas veces. Tienen gustos muy complejos. Son bastante superficiales en general, muy comercialotes… Escuchan una música que yo no escucharía casi nunca, vamos.
Puede ser que antes, lo que te voy a decir, se mostrara más, pero recuerdo cuando salían futbolistas con carrera y estudios. Sin embargo, ahora no se ven o se tiene una imagen distinta de los futbolistas.
No estoy tan convencido de que hace veinte o treinta años la gente fuera muy pródiga en estudios universitarios en el fútbol. Yo creo que había grandes excepciones, como en el caso de ingenieros como Gárate o médicos como Pirri [José Martínez Sánchez]. No era común y no era lo habitual. Creo que eso ha ido cambiando con el tiempo y evolucionando. Sin embargo, lo que sí hay ahora es un porcentaje muy alto de jugadores que compatibilizan estudios universitarios con el fútbol. Creo que eso comenzó a comienzos de los ochenta. O sea, “El Buitre” [Emilio Butragueño] y esa gente empiezan a hacer de aquello algo más natural, yendo cada uno a su ritmo y a su manera. También creo que hay un cambio social y de mentalidad. El fútbol, según las épocas, tiene connotaciones muy curiosas en lo que tiene que ver con los estudios y que el jugador sea más “culto”. Ahora se ha convertido en algo más habitual, pero sí es cierto que en los últimos años, aunque nos encontremos jugadores que estudian, hay un culto al cuerpo excesivo. Pero es algo que está ocurriendo también en la vida, ¿eh? No es solamente una cuestión del fútbol. No sé si ya es, incluso, un culto al cuerpo, sino un culto por la estética en determinadas poses sociales, desde el acceso a la tecnología, el tipo de sitios a los que se va y para qué, qué conductas se tienen y a qué obedecen… Hay un sector de futbolistas que están en ello y gente que no está haciendo aquello en lo que cree o lo que le apetece. Creo que hay gente que está sometida a determinadas condiciones sociales que obligan a estar dentro de un tipo de vida, en un tipo de actos y de unas actitudes que, me parece, no se las creen. Algo de eso hay ahora y se está extendiendo peligrosamente.
¿Será que es lo que le han estado vendiendo al propio futbolista?
Mira, hay una entrevista de Víctor Valdés para un medio colombiano que merece la pena leerla varias veces y estudiarla. Hay un momento en el que Víctor Valdés se abre hasta con crueldad. A estas alturas de la vida, a Víctor Valdés se le hacía raro coger una moneda para usar el tranvía. Con ello se demuestra que, cuando son futbolistas, no están sometidos a ningún tipo de exigencia porque todo se lo dan hecho. Viven en una burbuja y en mundo irreal que no tiene nada que ver con el mundo en el que vivimos el resto de los mortales. En según qué casos es un choque brutal. Valdés ha tenido un choque brutal porque además tiene una personalidad un poquito especial. Lo que ocurre, es que el fútbol tiene mucho de contradicción. Lo que dice Valdés es muy interesante, pero llega un momento en el que deja el Barcelona porque su elección acaba siendo el Mónaco, que es una elección exclusivamente económica. Uno no se va al Mónaco a evolucionar deportivamente o a ganar la Champions o a iniciar un ciclo ganador, sino que uno se va al Mónaco porque ha puesto dinero un multimillonario ruso llamado Dmitri Rybolovlev. Entonces, cuando Valdés firma el contrato con el Mónaco, se lesiona, el club le deja tirado, encontrándose con una experiencia personal fuerte y muy cruda. Ha tenido que recuperarse en solitario y lejos de los focos. Y después de haberse recuperado de una lesión muy grave, no ha tenido una buena experiencia en el Manchester United y con Van Gaal. Allí ha sido una anécdota. Ha tenido tres o cuatro años con unas vivencias muy fuertes que le han llevado a hacerse esta reflexión. No sé si algunos futbolistas van a ser capaces de superar situaciones así.
¿Y esto no es culpa del público y de la prensa al poner a los futbolistas un día arriba y al siguiente abajo? Los jugadores, creo, no son conscientes de lo que hay cuando están dentro de esa burbuja.
Claro que no son conscientes. Totalmente. El fútbol, en determinadas épocas, no te daba para vivir toda la vida, pero ahora sí porque el fútbol no se acaba cuando te retiras. Se supone que en ese tiempo has ganado el dinero suficiente como para no tener que trabajar más. Un futbolista, actualmente, se pone en manos del tipo de inversiones que realice. Es una cuestión de gestión de finanzas de millonario. ¿Qué ha ocurrido en otras épocas, aunque ahora sigue pasando? Pues que ha habido una imprudencia absoluta al dedicar determinadas inversiones y en quién delegas para que haga esas inversiones. Esto nos lleva a lo anterior, al principio: ¿el jugador ha sido capaz de preocuparse de cuál era su situación? ¿Financiera y socialmente ha sido capaz de hacer una lectura, real y básica, de cómo y por qué se deben hacer ciertas cosas? ¿Sabe lo básico, lo elemental? ¿Sabe qué es lo que hay detrás de determinadas inversiones y de ponerse en manos de cierta gente? La mayoría de las veces no es porque se lo hayan gastado en caprichos, que también, sino porque han hecho muy malas inversiones y porque se han despreocupado. Ahí tienes el caso de Arancha Sánchez Vicario, donde incluso están hasta los padres metidos. Ni tan siquiera la fiabilidad familiar se puede utilizar. Hoy día, el jugador ha pasado de tener al club como elemento protector que le hace todo a tener a su agente, que no es un tipo que le hace los recados, sino que su agente es una persona que es la que vela y se preocupa por ver qué es todo aquello que genera el jugador, desde la publicidad hasta las inversiones o los comportamientos, incluso en las redes sociales también.
Hace un tiempo te leí decir –respecto a tu labor en el Getafe y en el Córdoba- que aquellos trabajos te hicieron ver el cinismo oficial que hay en el fútbol y por la gente vulgar que hay. La pregunta es obvia: ¿hay demasiada gente vulgar en esos campos?
Sí. El fútbol es una plataforma de poder espectacular e impresionante. Da igual el nivel. Da igual que hablemos de equipos de primera división o de equipos de segunda división B. Si eres el presidente del equipo de un pueblo concreto, estás a la altura del alcalde. Es una plataforma de poder a todos los efectos, tanto para la gente que participa en la directiva del club como para los propietarios. Con esto de la conversión de los clubes en sociedades anónimas, la gente ha pasado de ser directivo a ser copropietario. Hay, digamos, como una especie de mentalidad de superejecutivo y de superprofesional de eso, aunque luego, cada uno, se dedique a sus cosas. Hay gente que tampoco tiene un conocimiento de la materia futbolística, salvo en determinadas excepciones. Hay tipos, a los que yo llamaba “domingueros”, con los que te encuentras ahí porque un día aparecieron en el fútbol con la misma facilidad con la que desaparecen. Eso ocurre en el fútbol a nivel de dirigentes o de agentes, incluso de intermediarios. Gente que quiere aprovecharse de la cantidad de dinero que se mueve alrededor del fútbol. Esa cantidad de actividades que han ido creciendo en este tiempo alrededor del fútbol permite que cualquier empresa se dedique a esto. Te hablo de gente que se pueda de dedicar a las instalaciones de los estadios, construcciones de pequeños complejos para preparación de equipos, instaladores de hierba artificial, todo el merchandising que hay alrededor del fútbol dado que todo se vende en el fútbol… Muchas cosas.
Comentar este tipo de cosas en público, ¿te ha creado enemigos?
Hace ya tiempo que me da un poco igual, ¿sabes? Yo no sé si me gano enemigos o no. Creo que, a día de hoy, el periodismo tiene que desprenderse de la autocensura que se impuso durante algún tiempo, hablando desde el punto de vista futbolístico. Creo que el mayor enemigo del periodismo deportivo en España ha sido la censura que nosotros mismos nos hemos impuesto por el miedo a alterar al que está ahí dispuesto a darnos un poquito de pan de vez en cuando. Eso es peligroso. Aparte, eso nos lleva por caminos muy complejos y muy complicados que tienen que ver con la falta de seriedad, con esa especie de servilismo,… Yo no sé si te genera enemigos, pero en el fútbol, como en la política, hay gente a la que le molesta todo y que lleva muy mal la crítica. No son capaces de comprender que en el fútbol hay un componente de pasión y de sentimiento que no se puede comprar de ninguna de las maneras. Uno no se puede apartar del cimiento fundamental que gira alrededor del fútbol, que es la pasión de la gente. No se puede comprar y no hay ninguna acción que permita hacerse con ello. Eso es algo que hay que ganárselo siendo como ellos. Nos hemos encontrado con personas en clubes que han utilizado a la gente como un ejército privado para que respalden, sí o sí, todo lo que hacen. Es gente que puede evitar que haya otro sector de la afición que haga fuerza para generar cambios. En ese aspecto, estamos militarizando algunos comportamientos en el fútbol. El “caso Casillas” es el mejor ejemplo.
¿Eso no provoca que la prensa deportiva se convierta en un circo por la mediatización de casos así?
Es algo que tengo asumido, admitido y clarísimo y no me genera ningún tipo de problema de conciencia. Entiendo que el periodismo deportivo, sobre todo el que está relacionado con el fútbol, tiene que tener esa pasión de la gente. No quiero ir contra nadie, pero no creo que el periodismo pueda convertirse, simplemente, en una especie de ente abstracto rodeado de una liturgia y de un rollo académico. Hay por ahí una especie de “secta ilustrada” compuesta por esa gente que está posicionándose como gente que no admite, de ninguna de las maneras, programas como el nuestro porque dicen que eso no es periodismo y que lo que hacemos nosotros es manchar el ejercicio periodístico para el que hemos sido llamados. El debate es fundamental, pero siempre y cuando esté basado en la opinión, que es el elemento que a nosotros nos diferencia por tener un debate muy basado en la información. Y nuestra opinión es la opinión de unas personas que tienen un sentimiento en el que no engañamos. El éxito que hemos tenido en este programa viene porque no le planteamos dobleces a la gente. No somos actores o tipos que adoptemos un papel concreto para el programa. Puede que en el programa tenga una actitud diferente a la que pueda tener en la radio o cuando escribo, pero sigo siendo el mismo porque no es lo mismo jugar en equipo que jugar en solitario. No sé, creo que hay un componente de espectáculo y de show porque ha habido cambios en la vida y en la sociedad, en general. No tiene nada que ver lo que hace un chaval de veinte años que tiene acceso al fútbol con lo que hacía yo cuando tenía veinte años. Antes veía a los chavales jugar al fútbol en la calle, pero ahora no. Y no es porque no se juegue al fútbol, porque se juega y mejor, pero no se juega en la calle, sino en otros sitios. Todos tienen las mismas botas, que son las de los jugadores de primera división. Todo ha cambiado muchísimo. Yo me iba a la cama escuchando a José María García en la Cope, pero eso, ahora, ya no sirve. Ese tipo de información ya no sirve porque la gente pide otro tipo de información. Pero es algo que tiene que ver con la política también porque no tiene nada que ver la “Hora 25” de la Ser de hace treinta años con la “Hora 25” de hoy. Hay un debate político en todas las televisiones y hay una sensación que no se sacia con “Los desayunos” de Televisión Española porque también queremos ver el debate de La Sexta o de algo que esté más vivo, porque tiene que ser más creíble y más real. Si en “El chiringuito” ponemos un turno de cinco minutos para que hable cada uno, nos va a ver la madre del vecino de al lado o no nos ve nadie. La gente no puede aceptar que se les esté dando lecciones y teorías pedagógicas con tecnicismos. La vida es debate y es confrontación. Y hablamos de un deporte en el que uno gana y el otro pierde. Esas cosas están en la raíz de las aficiones, cosas que van más allá de lo que representa el escudo.
Tú, sin ir más lejos, te has convertido en un icono en Forocoches. No sé si estás al corriente de ello.
Me lo dicen mucho. De vez en cuando me he metido pero me da un poco de vergüenza que, de repente, esté la gente tan pendiente de mí. Cuando voy por la calle y me saluda lo hace con mis tics, pero te juro que hay cosas que he utilizado toda mi vida. O sea, no me preparo frases para el programa. En eso soy absolutamente natural. Intento llegar preparado pero con lo que tiene que ver con la actualidad del día. Podemos parecer un show, pero es periodismo. Yo le he mostrado siempre el mismo respeto y la misma rigurosidad, con el mismo esfuerzo, a esta profesión. Y luego, bueno, pues hemos tenido la suerte de poder mostrarnos en la televisión como si estuviésemos en una reunión de amiguetes. En cuanto a Forocoches, ¿sabes qué pasa? Que si me meto mucho en ese territorio para ver cómo funciona el tema voy a acabar por creerme que la apariencia me desborda un poco, algo que me da apuro y un poco de vergüenza porque parece que la gente está esperando a ver cuál es la próxima (risas). No quiero confundirme yo solo. No me parece que sea un icono, pero de ninguna de las maneras. Soy lo que soy.