The Vaccines, Foals, Izal y Supersubmarina los más aclamados en un Dcode a reventar
La actuación de Sam Smith y su capitanía en el Dcode 2015 nos parecía, a algunos, una excentricidad sin ningún tipo de conexión con el resto del cartel, es por ello que la cancelación de su actuación en el festival no nos afectó lo más mínimo y, viendo la reacción del público, parece que a una gran mayoría tampoco en demasía. De hecho, que la actuación de Hinds se pospusiese e incluso que se rumorease con su cancelación, levantó más revuelo entre el respetable que la no actuación del ganador de cuatro Grammy; además, así se pudo arreglar fácilmente el desaguisado en los horarios… no hay mal que por bien no venga.
Y es que el fenómeno Hinds existe y no se puede obviar: o las odias o las amas. Su atrayente desparpajo, su (por momentos) frenético garaje rockanrolero parece ser bastante para sus seguidores a los que les importa un pito si sus composiciones son más simples que el mecanismo de un chupete o si su afinación a veces se va de madre. Se divierten con ellas y eso es lo que cuenta para ellos. Y ya que estamos hablemos de sus colegas The Parrots, otro rollo. Estos tipos saben muy bien lo que se hacen y aunque todo parece descontrolado sobre el escenario, las piezas encajan y da igual si se nos va el tempo y el frenesí se apodera de los instrumentos, ellos llegan a dominarlos y salen vencedores. Su horario mañanero no iba con ellos y así lo dejaron ver: «joder, que pronto es para emborracharse«, pero eso no fue impedimento para desencadenar el pogo entre sus seguidores y acabar el concierto con Diego (cantante) entre el público.
Tampoco nos parecía correcto meter a los londinenses Wolf Alice en el horario mañanero, quizá en un intento por atraer al público desde primera hora. Así, una de las bandas más esperadas en la capital solo fue disfrutada por unos pocos madrugadores. Su concierto fue impecable, de lo mejor del festival pese a su horario y al escenario, pero cuando algo es tan redondo como lo que facturan Ellie y los suyos da igual el contexto. Sorprendidos por la acogida que tuvo el público de su directo que acompañaba con palmas y jaleaba el final de sus temas más emblemáticos como «Moaning Lisa Smile«, «Your love Whore» o la impoluta»Blush«, anunciaron su próxima visita a nuestro país en el mes de febrero (5 de Febrero Madrid, 6 de Febrero Barcelona).
Con el sol cayendo de pleno y abriendo el escenario Heineken uno de los grandes, Fizzy Soup, aprovecharon con creces el premio de tocar en el Dcode tras haberse alzado ganadores del concurso de bandas organizado por el festival. Su apuesta es elegante, interpretada con gusto y poco común. Hay que seguirles la pista porque prometen: «necesitamos todo el apoyo del mundo, no tenemos ni manager, lo hacemos todo nosotros» .
La languidez de Flo Morrisey y la psicodélica de los mil estilos de los daneses Gooms, traídos al festival por el ciclo Días Nórdicos que siempre apuesta por la calidad menos conocida, iban completando la fase de la sobremesa y unos bien conjuntados Gold Lake aprovechaban la coyuntura del retraso de «las Hinds» (oficialmente volviendo de Mallorca a esas horas) para volver a repetir actuación en el Dcode y pasar del escenario pequeño a abrir el segundo de los grandes, el escenario Dcode. La formación recompuesta de los desaparecidos We Are Balboa (banda que amábamos) tiene una propuesta totalmente diferente. Se aleja del pop frenético de fácil consumo para retozar en la intensidad melódica con guitarras atronadoras que se entremezclan con sintetizadores en momentos de orgía y éxtasis final.
El sol no daba tregua y mientras Neuman clavaba canciones como «By Fear / Hi Love» o «Turn It» en el escenario Dcode, en la carpa, Polock hacían bailar a un buen número de seguidores con su «Rising Up» y anunciaban la inminente grabación de un nuevo trabajo para «no tardar tanto como la última vez«.
Todo preparado para uno de los «nombres fuertes»: Natalia Lafourcade. La mexicana descalza y ataviada de verde esperanza no tardó en lanzar la bala de su nuevo hitazo: «Hasta la raíz«, para meterse al público en el bolsillo desde el principio. Demostrando chorro de voz, afinando cada nota y rodeada de una banda de las que despiertan envidias, se marcó un concierto redondo donde la banda al completo acabó el concierto por los suelos, literalmente hablando. No faltó «En el 2000«, éxito que la catapultó hace 13 años cuando tenía apariencia de quinceañera rebelde y que el público coreó y bailoteó sin prejuicio alguno.
Para el turno de tarde los solapamientos ya eran un problema y había que picotear varias canciones de cada grupo. Con miles de personas ya sobre el césped del recinto, L.A. salieron a escena con parte del trabajo hecho, «beneficiados» por la cancelación de Sam Smith. Tras el espectacular «Dualize» se nos queda corto para el talento de Luis Alberto un disco tan sobrevalorado por la crítica como «From the city to the ocean side«, donde las canciones flaquean en letra siendo un disco más efectista que efectivo. Así que, habiendo visto en otras ocasiones su directo, nos fuimos a ver el regreso de los catalanes The Unfinished Sympathy sobre las tablas de un festival. Aunque ellos digan de sí mismos que son un grupo extinto, siguen sonando igual que hace 6 años. Canciones como «This living Kills«o «Rainfrogs» nos volvieron a poner los pelos de punta como antaño y, viendo la cara los allí presentes podemos asegurar que no fuimos los únicos en tener ese sentimiento de añoranza hacia tiempos pasados… allí había más de un seguidor de aquella época.
Llegaba la hora de los platos fuertes con The Vaccines a la cabeza. Reyes de la puesta en escena y con un zurrón repleto de temas redondos: «If you wanna» , «Handsome«, «Minimal Affection«, los ingleses se llevaron al público de calle. Muchos eran los que decían no conocerles pero sí reconocían sus temas. Sin duda el haberlos colocado en campañas de publicidad o videojuegos ha tenido mucho que ver. No vinieron de paseo y, como vienen haciendo año tras año en Glastonbury, desplegaron un show típicamente festivalero.
A Second le tocó el escenario pequeño pero ya se encargaron ellos de hacerlo grande. Recién llegados de su último concierto en Huelva parece que el viaje no les afectó en absoluto. Entregándose en cuerpo y alma desde un principio la voz de Sean retumbó feroz entre las paredes de la carpa. De su inminente nuevo disco solo nos ofrecieron el ya estrenado «Primera Vez» y no faltaron clásicos como «Rincon exquisito» o «Rodamos«. Second se merecen más y hay un público que así lo reclama.
De Suede no podemos decir nada nuevo; de hecho, al bueno de Brett le vimos sobre el escenario como en el FIB de 1997 tanto en actitud, pose, como en sus ya habituales gallos que saltan a la palestra cuando el ímpetu le desborda en canciones como «Beautiful Ones» o «Trash«. ¿Y esto se le puede perdonar?, pues sí, porque tener esa entrega en escena tras una carrera como la suya es un bendito regalo y el poder cantar juntos a pleno pulmón «Animal Nitrate» o «So Young» es apoteósico. Además hubo estreno y momento acústico intimista para completar la liturgia.
Al mismo tiempo que actuaba Suede, en el escenario pequeño estaban desplegando su frenético rock & roll los jovencísimos Circa Waves, una banda de Liverpool que han irrumpido de manera brutal en el panorama internacional con tan solo 2 años de carrera, un solo disco editado y varios EP’s. Sonido Fender, guitarras afiladas, una bola sonora que impacta de manera brutal junto a un juego de voces perfectamente elaborado, son las señas de esta banda con un futuro tan prometedor como sus inicios. Mientras Kieran Shudall (voz y guitarra) no paraba de romper cuerdas el show no se detenía ni un instante. A los «Muchas gracias» en un castellano más que decente, se le unía la petición de complicidad con el público invitándoles a agacharse para saltar al unísono en el preciso momento que rompía la canción. Mucho mérito la congregación de público pese a lo que estaba aconteciendo unos cientos de metros más arriba.
Hablar de la aparición de Supersubmarina e IZAL en un festival no es nada nuevo. La colección de carteles con ambos nombres es extensa pero, si el público lo reclama, ¿qué promotor se puede resistir?. Los primeros congregaron al mayor número de personas hasta ese momento delante de los escenarios y ellas sobre todo, encantadas. Las imágenes del público que se mostraban en la pantalla tomadas por la cámara cenital impresionaban, si los números eran ciertos, 26.000 personas campaban por el recinto del Dcode. Nada nuevo en el concierto de los de Baeza, si bien es cierto que presentaban coristas pero pasaron totalmente inadvertidas. Unión perfecta entre la banda y el público y detallazo por parte de Jose Chino al reclamar la atención y el apoyo del personal a las asociaciones como Intermon Oxfan presentes en el festival: «vosotros que podéis permitidos pagar una entrada como la de hoy…«. Ni demagogo, ni panfletario, sí señor. La banda aprovechó para anunciar que como ya hicieran Vetusta Morla e IZAL, la próxima primavera cerrarán una fecha en el Barclaycard Center de Madrid tras haber llenado cuatro Rivieras en su pasada gira.
Y como se presuponía por la cantidad de camisetas que portaban los asistentes al festival, IZAL era una de las bandas más esperadas. Atronadora recepción a su salida sobre al escenario y karoke continuo con las canciones más conocidas entre las que ya se puede introducir «Copacabana«, que abrió el recital y da fe de lo rápido que cuajan las canciones de IZAL entre sus seguidores. Del nuevo disco, que se estrena el próximo día 18 de Septiembre, cayeron otras tres canciones más: «Aire y Hueso«, «Hacia el Norte» y «Los Seres que me Llenan» , quizá eso fue lo que bajó un poco el nivel de excitación del público. Se reclamó bis y este fue otorgado con cambio de indumentaria incluido; Mikel y los suyos aparecieron ataviados con camisas hawaianas, quién sabe si a modo de guiño de la vestimenta que portará IZAL en su próxima gira copacabanera.
A todo esto, Dani Less y compañía empezaban su Independace DJs show en la carpa con «Fuckin’ in the Bushes» de Oasis a todo meter. ¿A alguien le extraña?.
Metidos en plena madrugada era el turno de Foals. Escoltados por un grupo de gigantescas cobras y con su recién estrenado disco «What Went Down» bajo el brazo, agradaron a una multitud entregada desde el inicio. «I wanna fell you Madrid!» gritaba Yannis desesperadamente antes de dar rienda suelta al poderoso que da nombre y abre el disco «What Went Down«. Ese ímpetu lo demostró poco después bajando del escenario (con amago de caída incluido) para entregarse a su público. Yannis es todo un showman y si uno tiene que cambiarse de escenario pues allá que va bajo la sorpresa de público y organización. Poco o nada tiene que ver en lo musical este tema con otro de sus hits «My Number«, pero estos tipos de Oxford bordan tanto lo uno como lo otro y, pese que al bueno de Yannis le pareciera que Madrid estaba algo fría, la procesión iba por dentro y las 14 horas de música a la espalda también.
Si parece que no quedaba nada, tras el paso de Foals llegaron Crystal Fighters a sacar los bailes que todavía quedaban en el cuerpo de los dcoders. Vamos, que alguno bailaba «You & I» sin ser responsable de sus extremidades pero dándolo todo al mismo tiempo, no había ganas de irse a casa y eso quedó patente.
Quinta edición del Dcode y parece que han aprendido de los errores. Bajo nuestro criterio el cartel era memorable y, en algunos momentos, se nos llenó la boca del manido «más de lo mismo» pero la sensación final es satisfactoria. La jornada fue maratoniana y todavía estamos debatiendo si eso nos gusta o no. Los precios de las consumiciones, los servicios de comida, la organización y demás dan para mucho y por eso ya os lo contaremos más adelante…
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