El Pescao presentó en Valencia su nuevo disco, «Ultramar», con un lleno absoluto.
Sala La3. Sábado 25-10-2014
Con su segundo disco Ultramar, cada vez que hablamos de El Pescao, nos viene a la cabeza el nombre del grupo que lo dio a conocer (El canto del loco) y más el suyo propio, David Otero.
El sábado, después de presentar en directo el nuevo álbum en Madrid y Barcelona, llegaba a Valencia con su banda dispuesto a poner patas arriba la Sala La3 y tuvimos la oportunidad de asistir al ensayo y ver cómo su equipo montaba el escenario y ellos preparaban el concierto.
Poco antes de las cinco de la tarde accedimos a una sala que ya era un ir y venir de gente preparando un escenario, que aunque más pequeño de lo que todo el mundo lo recordábamos, tenía que albergar a cinco músicos junto con sus instrumentos y la decoración que el propio Pescao junto con su equipo ha preparado.
Es el propio David el que nos recibe nada más entrar, junto con las ganadoras de un concurso de una radio que vienen a presenciar el ensayo. Saludos, firmas y fotos sin ningún tipo de problema. Mientras él sigue atendiendo a los seguidores, sobre el escenario Laura trabaja a contrarreloj junto con un par de técnicos más para montar todo en un espacio tan reducido.
Toda la banda está por la sala ayudando. No es una banda ni un artista al uso. No llegan a la prueba de sonido cuando todo está listo para subir al escenario, cantar dos canciones e irse a descansar hasta la hora del bolo.
Los pedales inundan el escenario situándose cada uno en su lado. Mientras Gelu Galván intenta solucionar un problema con el sonido de su bajo aparece David para ayudarle. Ahí vemos el ambiente que se respira entre los miembros de la banda. No son una banda, son una familia.
En cuestión de dos minutos el escaso escenario se llena de gente y dónde por la noche estarán actuando cinco personas, ahora vemos siete. Muñoz en su espacio, Carlos Vera acomodando su silla y su pedal para estar lo más cómodo posible, Gelu y Raúl Galván en los laterales del escenario y Otero buscando su centro para posicionar el micrófono, el setlist y los pedales. Justo después David desaparece del escenario diciendo “tranquilos, ya voy yo a por agua”. En breve comienza la música.
Comienzan a tocar para comprobar que todos los instrumentos suenan como deben, Pepe es el técnico que les indica por donde van los tiros. Mientras la banda en el escenario toca durante 40 minutos , Jorge desde el piso superior comprueba las luces y Laura y Rocío terminan de preparar la decoración que irá en el escenario. Una decoración sencilla, pero a la vez muy acorde con la temática del disco.
Durante esos 40 minutos de ensayo en sí mismos, de música propiamente dicha, pudimos comprobar que son complicidad pura. Que no hay mayores ni menores. Si hay que trabajar, trabaja hasta el cantante.
Pasaban unos minutos de las diez de la noche cuando la oscuridad se hizo en la Sala La3 y cuando la banda salió al escenario comenzaron los acordes de Castillo de Arena, el que fue el primer single del primer disco en solitario de El Pescao, para continuar con Al otro lado del Mar. De esa manera ya comenzaba a crearse una complicidad entre el publico y David que continuaría creciendo conforme avanzase el concierto.
Canciones del primer disco como Cada día, o La Luz oscura del mar, dieron paso a una subida de intensidad en la que los asistentes corearon a pleno pulmón Madrid y Delay.
El momento más íntimo de la noche llegó con Me da lo mismo. Dedicada a Cacahuete, un compañero que los ayudó a unirse como banda, la sala se transformó en un cielo repleto de estrellas gracias al juego de luces. Una sensación tan mágica que ponía los pelos de punta.
Desde Ultramar llegaron los Peces Voladores, otra de las canciones más coreadas de la noche dando paso a uno de los primeros temas que Otero hizo como solista , Otra vez. Después de este repaso a canciones de sus dos discos de estudio, El Pescao dió paso a los hermanos Galván, al igual que ya hiciera en su anterior gira, para que tocasen un tema de su proyecto “Flacos”.
Fue a partir de aquí cuando llegó otro subidon de energía que inundó por completo la sala, no dejó indiferente a nadie de los allí presentes y todo el mundo se puso a bailar, cantar y gritar. Azul y blanco nos trasladó a las calles de Buenos Aires, Historia de terror con ese ritmo discotequero hizo mover los pies a todos y qué decir de Pachanga que transmite ese buen rollo que sólo David es capaz de hacer en una canción así.
Con El Pescao, nos hizo sentarnos, levantarnos, bailar ska, reggae…para con ella llegar al bis. Un merecido descanso para llegar al final con la adrenalina por las nubes.
Una de las canciones más bonitas del segundo álbum Cuando llegas tú fue la encargada de abrir la vuelta al escenario, seguida de Que no te llamen loco protagonizaron el momento más romántico de la noche.
Buscando el sol cerró el show. Un fin de fiesta espectacular en el que todo el mundo saltó, cantó y dió todo de sí mismo pasando a formar parte del concierto.
Debemos destacar los dos chicos vestidos de marineros, gorra y pipa incluida que David subió al escenario al verlos así y no sólo con la típica camiseta de rayas que había pedido a través de las RRSS.
Galería de imágenes del concierto
El Pescao no es sólo el exguitarrista de uno de los grupos de más éxito de nuestro país. El Pescao es humildad. El Pescao es constancia. El Pescao es riesgo. El Pescao es Magia. El Pescao es David Otero.