The Animals, solvencia y complicidad

Madrid –  20/10/2014 – Teatro Lara
Crónica: Daniel Chimeno

El mero hecho de que Steve Cropper sea miembro original de los Blues Brothers ya merecería tenerle en el mayor de los altares pero Cropper cuenta en su extensa carrera con infinitos méritos diferentes para serlo. Su etapa como productor en el sello Stax ,una de las más importantes compañías discográficas de la historia de la música soul, fue fundamental para la carrera de grandes leyendas de la música como Otis Redding, Rufus Thomas o Sam And Dave, y dentro de su faceta compositiva cuenta con canciones mil veces versionadas como “In the Midnight Hour» o «Sittin» on the Dock of the Bay» grabada por Ottis Redding y editada poco después de su prematura muerte a los 26 años.

La música de raíz americana tiene verdaderas rarezas en su evolución, por ejemplo se tiene a los negros como los auténticos maestros y creadores del blues y sin embargo desde los años 70 los únicos que hacen blues curiosamente son los blancos. Es como si en España desde hace décadas solo cantaran flamenco los gallegos. Aún con esto la aportación de los blues man blancos en su evolución es considerada fundamental, seguramente por que abrieron el abanico de escalas, arreglos y mestizajes en algo que era por aquel entonces bastante encorsetado. Lo cierto es que a penas podrías ver gente de color si acudes a cualquier bar de blues en USA o a los nutridos festivales que se producen a lo largo del planeta, tampoco los encontrarías en eventos de blugrass o country, cuando fueron también ellos los que fusionaron sus ritmos afroamericanos con los irlandeses y escoceses para hacerlos habituales en sus juergas, otro cantar fue la evolución de esto hacia el folk de Bob Dylan o Peter Paul and Mary, del que efectivamente desertaron los negros más preocupados en salvar sus vidas desde el activismo que sujetando una guitarra, para eso tenían el soul, para eso tenían por ejemplo a James Brown. Pero… ¿Cuándo decidieron los afroamericanos dejar atrás sus raíces musicales para dejarse los pantalones a la altura de la raja del culo, escupir frases más o menos ingeniosas a un micrófono y bailar como los blancos? Seguramente cuando descubrieron que el soul, el funky y el Rithm & Blues volvía locos a los blancos de todo el mundo, en ese momento se abrió una brecha insalvable, igual alguien debería de haber gritado por aquel entonces aquello que décadas después gritaría Jorge Ilegal en uno de sus himnos: “¡Deja de joder la música a los negros!”, todo hubiese cambiado.

Fue en efecto esta pasión la que llevó a  Eric Burdon en 1962 a la banda Alan Price Rhythm and Blues Combo, cambiándole el nombre por The Animals, la pasión por el blues que llegaba a Inglaterra por aquellos años a través de los discos de John Lee Hooker o Sam Cooke. Rápidamente lograron colarse en las listas de éxito inglesas, copadas por The Beatles, y lejos de ser un  grupo más dentro de las decenas que nacían en aquellos días en las islas decidieron dar tempranamente el salto americano girando habitualmente por Canadá y EEUU con gran éxito de público. Hoy canciones como “House of the Rising Sun” o “Don»t Let Me Be Misunderstood “figuran como clásicos de la música sesentera y Eric Burdon es considerado uno de los mitos de aquellos años, el que quiera buscar las huellas que ha dejado The Animals en las bandas de hoy solo tiene que oír el increíble primer disco de Mando Diao, “Bring ‘em in”, su canción Mr. Moon podría haberla firmado y cantado de igual forma el mismísimo Eric Burdon.

Con estos mimbres se presentaba ayer noche en el Teatro Lara el show patrocinado por Estrella de Galicia, “Animals & friends with Steve Cropper”, sin Eric Burdon pero con algunos miembros originales de The Animals como por ejemplo John Steel (batería) y Mickey Gallagher (teclados) y con la posterior incorporación a la banda de Steve Cropper para interpretar temas clásicos de su etapa en Stax o en The Blues Blothers Band.

The Animals desgranaron todos sus grandes éxitos con Daniel Handly a la voz y a la guitarra defendiendo las canciones de estos mitos vivientes con solvencia y mucha complicidad con el público. En algunas canciones el batería orinal de The Animals John Steel hacía una introducción recordando cómo se ideo esa composición o contando alguna anécdota de la misma, era como estar viendo a un fantasma de la guerra del 14 contándote una batalla, había que frotarse a veces los ojos para creerlo. Lo mismo sucedió poco después con Steve Cropper cuando fue invitado por la banda a llenar el escenario con su guitarra y su eterna melena. Croper también contó alguna anécdota divertida como por ejemplo cómo Ottis Redding grabó su “Sittin» on the Dock of the Bay”, y cómo se incorporó la línea de bajo que al fin y a la postre sería fundamental para redondear lo que hasta entonces era una aburrida interpretación de Redding. El show terminó con todo el público fuera de sus butacas meneando el esqueleto al ritmo de “I’m a soul man”, mientras el espíritu de John Belushi y los bailes de Dan Aykroyd parecían aparecer por arte de magia sobre el escenario. En ocasiones lo viejo de repente no se vuelve algo apolillado y casposo, todo lo contrario, nos rejuvenece, este es el caso.