Hoy no solo vamos a hablar de una banda, vamos a hablar de también una persona, un ente, una estrella del grunge venida a menos, una obsesión, un estigma.

Seattle, 1992. “Nevermind”, de Nirvana, lleva un año triunfando en las listas y barre en todos los premios, Pearl Jam presenta credenciales con “Ten”, su primer disco, Alice in Chains publica “Dirt”, su segundo disco y Soungarden hace lo propio con “Badmotorfinger”. En ese momento, Gavin y el guitarrista Nigel Pulsford crean Future Primitive, base de lo que luego sería Bush, tras sumarse a la banda Dave Parson al bajo y Robin Goodridge a la batería. En Londres. Sí, porque Bush son británicos, porque todo esto pasó a miles de kilómetros del epicentro del grunge.

En 1993 ya tienen preparado su primer disco, pero tras problemas con su primera discográfica, no fue hasta finales de 1994 cuando apareció “Sixteen Stone”, su primer disco. Meses antes, como dice un gran amigo, Kurt Cobain había decidido que la vida no era lo suyo. Gavin, que por aquella época era una versión duchada, peinada y afeitada de Kurt, siempre declaró que esa muerte le marcó muchísimo, tanto a él, como a la banda. Musicalmente hablando, este disco fue un éxito en USA, aunque en Inglaterra, su patria, no vendió un “colín”. Hablamos de “Everything Zen”, hablamos de “Little Things”, de “Machinehead”, pero sobretodo, de dos auténticos temazos de la época, “Comedown” y “Glycerine”, todo un himno.

Éxito de crítica y ventas, como hemos dicho, pero a la vez, a más de uno le irritaba un look tan similar, una voz tan similar y una devoción tan pública hacia el ex-lider de Nirvana. Se les acusó de intentar aprovechar el tirón de un cadáver caliente. Y eso desde USA, que desde UK eran los sacrílegos que intentaban acabar con el brit pop.

En 1996 aparece su segundo disco, “Razorblade Suitcase”, un disco inferior a su antecesor, pero con dos temas descomunales, “Greedy Fly” y, sobretodo, “Swallowed”, el otro gran tema estrella de la banda. Pese a que estos dos temas catapultaron en ventas al disco, la crítica no lo tenía tan claro. Bush eligió como productor a Steve Albani, productor del “In Utero”. Y con este movimiento, Bush ya no querían parecerse a Nirvana… Bush querían convertirse en Nirvana y Gavin Rossdale en la reencarnación de Kurt Cobain. Las voces que les criticaban crecían. No querían se profanase de una forma tan descarada el cadáver del ídolo de una generación… y además, por unos ingleses, que es que no eran ni americanos… y encima, no se les ocurre otra cosa de burlarse de cierto grupo por estar en la parte baja de un cartel en el que ellos eran cabeza… y ese grupo eran los Foo Fighters

En 1997 publican “Deconstructed”, un disco de remezclas electrónicas por gente muy de moda en aquella época (Goldie, Lunatic Calm, Tricky…) de algunos de sus éxitos. La gota que colmó el vaso de los detractores… un disco del que se dice que si lo escuchas 3 veces seguidas y no te explota la cabeza, directamente sale Candyman del espejo y… te abraza… 

En 1999 quieren dar un paso al frente con “The Science of Things”. Buscan una evolución, buscan dotar de fuerza electrónica sus composiciones, pero el disco se quedó en tierra de nadie. No fue un mal disco, con un auténtico temazo, “The Chemical Between Us”, único single que funciono de este disco. Y es que ya la gente estaba muy poco receptiva con esta banda…


Y esto se confirmó en 2001 con “Golden State”. Bush intento volver a sus orígenes, y lo que hizo fue dar el paso atrás definitivo a su carrera. “The People That We Love”, única canción destacable del disco, y lejos de sus éxitos anteriores. El fracaso en ventas, la corta gira, y la personalidad de Gavin Rossdale, cada vez más divo, propiciaron en 2002 el final de la banda… momentáneamente…

Gavin Rossdale se casa ese mismo año con Gwen Stefani, relación de la que además de dos hijos con nombres larguísimos, (Kingston James McGregor Rossdale y Zuma Nesta Rock Rossdale, me falta un “de todos los Santos” por ahí) y otro en camino, dio una de las peores colaboraciones musicales de la historia, cuando la cantante de No Doubt destrozó en un directo de la banda “Glycerine” (tema que por cierto, versionó con mucha mejor suerte “nuestros” Dover).

Desde entonces, Gavin Rossdale ha sido más conocido por sus noticias en el papel couché que en las publicaciones musicales. Una hija no reconocida (hasta que el ADN dijo lo contrario) llamada Daisy Lowe, modelo de éxito en las islas, una relación homosexual con otro cantante británico, llamado Marilyn, cuando tenían 17 años, 8 meses de relación con Courtney Love, siempre según ella, y además mientras estaba también con Gwen Stefani… (hasta en eso se quiso parecer a Kurt Cobain). Vamos, que aquí tenemos a Julio Iglesias para los “memes” y allí tienen al bueno de Gavin.

Durante estos años, compagina su nuevo proyecto musical, Institute, con su carrera de actor (salió en películas como Constantine o Zoolander)… y en ambos casos tuvo el mismo éxito.

En 2011 decide resucitar Bush… aunque ya solo con él y el batería respecto a la formación original. Sacan a la venta “The Sea of Memories”, con un sonido, por así decirlo, más “accesible”. Un disco prescindible, aunque no malo. Y es que a esas alturas, ya no interesaban a casi nadie.

Y hasta ahora, momento en el que supuestamente siguen en activo, aunque no tenemos muchas noticias de ellos. Han estado de gira la primera mitad del 2013, tanto por USA como por Europa, han publicado un DVD/Blu-ray de sus directos y supuestamente iban a preparar nuevo material… a la espera quedamos.

Y esta es la historia de una banda de la que nunca sabremos si fue un gran ejercicio de mercadotecnia de los años 90 o una banda a la que las comparaciones les hicieron ser más pequeños de lo que merecieron. No supieron ser profetas en su tierra, ni hacerse querer en su patria adoptiva. Siempre en medio de todo. Eso sí, nos quedamos con todas las perlas que dejaron en el camino, que fueron unas pocas. Ellos fueron y son Bush.