Editors, junto a los teloneros Balthazar, animan la noche madrileña de un lunes otoñal.
La hora clave eran las 21:15. Casi estaba todo preparado en La Riviera y se notaba por la cantidad de gente agolpada alrededor de la barra central, en las que las palmeras tenían su mejor «vista panorámica» de lo que sucedería. Y allí, con el fondo azul, comenzaban a aparecer los integrantes de Editors, uno a uno hasta el estallido final del público cuando hizo presencia el Sr. Smith. Señoras y señores, jóvenes y jovencitas, esto empezaba e iba a ser un espectáculo de luces, guitarras y mucho bailoteo en la pista.
Junto a este tema, y para mí otra de las canciones que más me gustan de ellos es: «All Sparks» pero sin olvidarme de «An End Has A Start»… me pueden los guitarreos y también la voz de Tom Smith. Cierto es que “Formaldehyde“, uno de los temas del último álbum «The Weight Of Your Love», suena muy bien pero en directo mucho más y es que, para qué vamos a negar la evidencia, tienen un gran directo y las canciones suenan, junto a sus guitarras, atrayendo y ganándose al público tema a tema. Cerraron antes de los bises con «Munich», “The Racing Rats” -es otro clásico que no puede faltar en sus conciertos y por supuesto la clavaron- y «Honesty», esta última, en mi opinión, colada en el casi final del setlist y no porque sea una mala canción, que no lo es, sino porque me dejó a medio gas después de los dos últimos temas.
Para cerrar el concierto, tres bises: «Brick and Mortad», «Nothing» y la bailonga y esperada «Papillon». Un cierre magnífico para la actuación que nos estaban ofreciendo, porque los arreglos de guitarra junto al ataque justificado de luces y sonidos sintetizados de este último tema fue todo un gustazo sentirlo.
Como resumen a esta tarde noche de lunes: no es la primera, ni espero que la última vez que escucho a este grupo y es que ya lo hice en el BBK live de este año. Un concierto muy bien ejecutado el de Editors porque saben llevar de menos a más al público con su trabajado setlist, -excepto con «Honesty»-, sus movimientos, sus luces y su música. Cabe resaltar que este último disco no es ni por asomo tan bueno como los primeros, pero no me parecen comparables con Joy División como se dijo en su momento… y la comparativa con Interpol me la tendría que pensar y cerrar bastante los ojos. Lástima que el sonido de la sala es el que es porque hubo algún momento- diría que muchos- en los que las guitarras se oían regular. En algunas canciones la voz de Tom desaparecía entre las guitarras haciendo que te quedaras con un sabor agridulce del concierto. Definitivamente, para entender y aceptar a este grupo nada como verlos en directo, ganan muchísimo.