Estructura circular. Como buena película que se precie: comienzo y final quedan ligados.
Reseña: María Herrera LópezEn una especie de déjà vu el final se revela con flashes de suspense que juegan a la perfección con la melodía psicodélica del principio.
La cadena de montaje guía nuestra mirada e inquieta a nuestros ojos que todavía no distinguen el objeto que “de mano en mano va”. Solo vemos siluetas de espaldas. Todavía no hay personajes. El misterio y la duda están sembrados. Empieza la función.
Un mundo en el que hasta los corazones se pudieran comprar y, lo que es peor, fabricar en masa. Un mundo en el que las personas perderían su esencia al no tener ya lo único que no se puede comprar en esta vida: las emociones, los sentimientos.
Con este nuevo videoclip dirigido por Diana Kunst, Miss Caffeina nos invita a reflexionar sobre un hipotético mundo en el que la homogeneidad se vuelve norma y donde parece que todo puede ser comprado.
La potente estética con reminiscencias de los años 60 y un acertado uso del color marcan un perfecto contraste entre el Bien y el Mal, la heroína y el villano. Así, nuestro malo malísimo se distingue por portar una indumentaria oscura con símbolos de poder y de misterio (bastón, gabardina, parche) mientras que nuestra heroína viste de color rosa, un tono que en nuestra cultura occidental podemos asociar a la infancia, la feminidad y la dulzura.
Destacaría también la plasticidad que adquiere el videoclip con el detalle de los guantes. El plano en el que Alberto se pone los guantes que curiosamente contrastan por su tejido y su color con los de látex de las mujeres de las fábricas, nos invita a querer sentir con nuestras manos esos corazones enigmáticos.
Además, la metáfora de los corazones es visualmente muy poderosa pues aunque en un principio no crea una imagen placentera, por las connotaciones emocionales que tiene este órgano acaba agradándonos. De hecho, la marca United Colors of Benneton ya utilizó para una de sus polémicas campañas corazones humanos.
Asimismo, el uso de la cámara lenta en las escenas finales atrapa nuestra atención, dilata la tensión de la situación aportando con ello mayor dramatismo al final.
Toda una oda al sentido del tacto que nos invita a detestar el artificioso látex de la producción en masa.
Y así es como Miss Caffeina ha pasado de las “lady killers” de “Hielo T” a los corazones manufacturados de “Venimos”. Con ambos están consiguiendo marcar una estética poderosa y personal con las que harán distinguir “De polvo y flores” su último disco.