Manel estrechó lazos con sus fans asturianos en la presentación de su tercer disco, consolidando una carrera que promete y una relación permanente de amistad con su público.
Era el estreno de Manel en tierras asturianas y el motivo fue su tercer trabajo discográfico, ‘Atletes, baixin de l’escenari‘, un disco intenso que sorprende a cada pista. En directo, nada que desmerezca. Todo lo contrario. Sus canciones contienen una vehemencia especial que las hace tan reseñables. Y, en tiempos en que la catalanofobia roza el histrionismo, es formidable ver como un buen séquito de entusiastas cantan en una lengua que ayer era una celebración de la vida y no una provocación ni un ápice de escisión comunicativa.
‘Teresa Rampell‘, ‘Desapareixíem lentament’, ‘Boomerang’ o ‘Al mar!’ sonaron vibrantes sobre el escenario, al igual que su versión del ‘Common people’. ‘En la que el Bernat se’t troba’ demostró que la música no tiene fronteras y la gente allí congregada cantó entregada con la banda con tal éxito que hasta ellos se vieron sorprendidos. Y no es para menos. Manel es la prueba palpable de que no hay fronteras. Al menos, musicalmente.