Oviedo se suma al cada vez más amplio elenco de ciudades por donde Love of Lesbian ha desplegado sus artes con la extensa gira de La Noche Eterna.
Acudir por tercera vez a la llamada de Love of Lesbian durante su gira de ‘La Noche Eterna. Los días no vividos‘ sirve para varias cosas. Una, la evidente, para establecer comparaciones y sacar conclusiones acerca de los directos del grupo catalán. Dos, para comprobar si el público responde por igual en diferentes lugares de la geografía española y el calado real de la banda. Tres, y ya sumiéndome en lo personal, discernir si Love of Lesbian ha venido para quedarse. En mi vida. Así que, empezando por ésta por lo obvio de la respuesta, puedo afirmar que sí con rotundidad.
Parecía que la noche no iba a ser tan eterna porque el concierto de LOL, enmarcado en las fiestas de San Mateo en La Ería de Oviedo, venía precedido de otros dos que bien merecen unas palabras previas. Empezó con la siempre difícil misión de calentar motores entre los congregados Bueno, o lo que es lo mismo, Javier Vallina (Los Mancos, Lansbury, Sister Morphine, Hotel Vaqueros). Con temas pasados y también nuevos, como ‘Maratón‘, que abre camino al que será su próximo disco y que espera ver terminado antes de fin de año.
Tras un pequeño receso salieron a escena Delafé y las Flores Azules con sus polvos de talco, los pasos de baile vertiginosos de Óscar y el dulce grito de guerra de Helena. Los barceloneses ofrecen siempre un buen espectáculo en directo donde el ritmo está garantizado y la interacción con el público es una constante. Pero para gustos colores, y a una servidora le disgustan algunas rimas fáciles aunque es destacable cómo han extendido los ritmos del rap entre un público más heterogéneo, acercando un estilo musical que parecía relegado (y renegado) por muchos. No faltaron auténticos himnos como ‘Espíritu Santo‘ con la archiconocida ‘cámara lenta‘ de Óscar. Si alguien es capaz no sólo de que canten sus canciones sino de que las identifiquen con un paso (dejando aparte la pachanga de verano) ha de recibir un aplauso.
Y se hizo la luz con Love of Lesbian
Después de esto quedaban sembradas las ganas de bailar entre los mateínos. Bien. Love of Lesbian no iba a defraudar. Hora y media donde no faltaron canciones de hoy y de ayer, a saltos entre ‘La noche eterna’, ‘1999‘ y ‘Cuentos chinos para niños del Japón‘.
Abrió el recital ‘La noche eterna’ como es la tónica habitual, a la que siguió ‘El hambre invisible’. ‘Los seres únicos’, ‘La niña imantada‘, ‘Si salimos de ésta’, ‘1999’, ‘Belice’ o ‘Allí donde solíamos gritar‘ impusieron su clímax. ‘Las malas lenguas’, ‘Pizzigatos’ o la divertida ‘Me amo’ cogieron el relevo, guardando para el final algunas de las más esperadas: ‘Si tú me dices Ben, yo digo Affleck‘, ‘Club de fans de John Boy’, ‘Los toros en la Wii-Fantástico’ y, como broche, ‘Algunas plantas’.
¿Resultado? Un concierto en la línea de los anteriores, con momentos para la crítica a la clase política, el disfraz rozando el travestismo y ganas de diversión. Público entregado por doquier. Love of Lesbian sale al escenario para que todo el mundo lo pase bien, y hasta las letras parecen menos crudas, aunque el taxi arranque machacando huesos e ilusiones; pese a que el grito se haya congelado víctima del paso de los años; y que las adicciones ahí sigan, recordándonos lo que somos cuando el espejo devuelve un reflejo roto en las noches sin tregua. ¿Bailar nos podrá redimir de tanto dolor?